/ sábado 25 de agosto de 2018

Épocas de esplendor, Guadalajara vs. Atlas, el verdadero clásico

Dos grandes, riquísimas canteras de jugadores que han sido esplotadas erróneamente.

Aquel Guadalajara de 1961-1962 es para muchos el mejor Chivas o uno de los mejores de todos los tiempos en el futbol mexicano. El campeonísimo le dio al entrendor Javier de la Torre récords de permanencia y consagraciones, con talentos como Jaime “Tubo” Gómez, “El Cura” Chaires, Guillermo Sepúlveda, José Villegas, Juan Jasso, Isidoro Díaz, Salvador Reyes, Javier Valdivia, Héctor Hernández, Sabás Ponce y Raúl Arellano. Grupo con el que consiguieron tres ligas y tres campeón de campeones a fines de los 50, y cuatro consecutivos a principio de los sesenta.

Sé bien cómo inició el clásico Chivas-América, pero desconozco la historia del clásico Atlas-Guadalajara, que por supuesto es más antiguo que la Liga Mexicana de Futbol Profesional, pues cuando esta inició, en 1943, ambos equipos aparecieron como fundadores: América, España, Asturias, Atlante, Marte, Guadalajara, Atlas, ADO, Veracruz y Orizaba. En el primer enfrentamiento, el marcador favoreció al Guadalajara 7-3 y en los siguientes tres encuentros el resultado fue empate, para que a partir de la 47-48, el Atlas impusiera un dominio bastante largo.

El antagonismo agudo, seguramente nació con el deseo de ser los primeros en la ciudad de Guadalajara, de donde son los dos equipos, influyendo además la diferencia de clases entre los seguidores de uno y otro equipo, siendo los seguidores chivas pertenecientes a la clase media de Guadalajar, mientras que los del Atlas procedían de las altas esferas sociales de la ciudad, algo que en la actualidad no se nota, pues el Atlas ya no depende exclusivamente del importante club social Atlas, cuyos socios sigue perteneciendo al nivel económico superior.

El Atlas se corona exactamente cuando yo inicio mi aventura futbolística (1950) Atlas se corona en el 51, sin otra cosa que me señalara el juego de los rojinegros, yo contaba con un radio General Electric de 7 bandas, con el que no me perdía ni un juego. Un año después, viajé desde mi querido Xico, a la edad de once años, para ver al campeón Atlas enfrentar al Tampico. El Atlas alineaba con Raúl “Inglés” Córdova (para mí, el mejor portero de su época), Felipe “Turco” Zetter, Juan “Chapetes” Gómez y Luis Ornelas, José “Chivo” Mercado y Nobo; “Pistache” Torres, Novelo, “Muerto” Maciel, Edwin Cubero y Velázquez.

Fue impresionante para mí ver a los once jugadores rojinegros hincados con los brazos abiertos implorando a Dios les permitiera continuar con su racha de doce juegos sin perder, sin embargo con goles de Grimaldo y de Septién, Tampico venció 2-1. Por Tampico alineó: Raúl “Tarzán” Landeros, Salvador “Médico” Ayala, Benito Ayán, Rafael Díaz Estrada; Enrique Carretero y Danilo López; Carlos Septién, Grimaldo González, Julio Ayón, Ernesto Candia y Nicolás “Pipo” Téllez, mismos que se coronaron en esa temporda 52-53.

He aquí a un equipo de ricos que compiten como pobres. El Atlas me recuerda a las terrible tragedias ecológicas del Mar Aral, en la Rusia asiática y nuestra Laguna en Torreón, desecados por la ambición humana, el antiguo Mar Aral es ahora parte de un gran desierto en el que los camellos tienen que rodear a los enormes barcos que quedaron ahí después de que toda el agua que ahí estaba fue utilizada para hacer prosperar la industria del algodón, cosa que no se logró, como tampoco ocurrió en nuestra comarca lagunera, que era embellecida por tres grandes lagunas, una que abarcaba desde Payla hasta San Pedro, otra desde Torreón hasta Lequeitio y una menor de Gómez Palacio hasta Dinamita. Todas murieron en aras de un algodón que jamás prosperó. Así, los rojinegros, ambiciosos dueños de una enorme cantera que producía una enorme cantidad de buenos jugadores, que año tras año conformaban uno de los más elegantes equipos de futbol que en México se hallan visto, que inmediatamente al término de una temporada lo desbarataban para vender a los jugadores, explotando esa gran mina de oro tan ambiciosamente que se fue consumiendo hasta llegar a lo que ahora vemos del Atlas, un equipo que en seis juegos no ha podido anotar un solo gol y, que hoy, extrañamente enfrenta a su odiado rival, otrora uno de los más gloriosos de México, que igual que ellos arrastra penosamente la cobija.

Guadalajara viene de ganar dos partidos en forma consecutiva, lo que es un hándicap a su favor, dada la confianza que se adquiere después de cada triunfo, que equivale al gol anotado, que tanto he propuesto que signifíca el 30% del gol que sigue. Así es de suponer que con dos juegos consecutivos ganados por Chivas, hoy se presentará con la confianza de haber retomado el camino del gol y de la victoria.

Hasta pronto amigo.


Dos grandes, riquísimas canteras de jugadores que han sido esplotadas erróneamente.

Aquel Guadalajara de 1961-1962 es para muchos el mejor Chivas o uno de los mejores de todos los tiempos en el futbol mexicano. El campeonísimo le dio al entrendor Javier de la Torre récords de permanencia y consagraciones, con talentos como Jaime “Tubo” Gómez, “El Cura” Chaires, Guillermo Sepúlveda, José Villegas, Juan Jasso, Isidoro Díaz, Salvador Reyes, Javier Valdivia, Héctor Hernández, Sabás Ponce y Raúl Arellano. Grupo con el que consiguieron tres ligas y tres campeón de campeones a fines de los 50, y cuatro consecutivos a principio de los sesenta.

Sé bien cómo inició el clásico Chivas-América, pero desconozco la historia del clásico Atlas-Guadalajara, que por supuesto es más antiguo que la Liga Mexicana de Futbol Profesional, pues cuando esta inició, en 1943, ambos equipos aparecieron como fundadores: América, España, Asturias, Atlante, Marte, Guadalajara, Atlas, ADO, Veracruz y Orizaba. En el primer enfrentamiento, el marcador favoreció al Guadalajara 7-3 y en los siguientes tres encuentros el resultado fue empate, para que a partir de la 47-48, el Atlas impusiera un dominio bastante largo.

El antagonismo agudo, seguramente nació con el deseo de ser los primeros en la ciudad de Guadalajara, de donde son los dos equipos, influyendo además la diferencia de clases entre los seguidores de uno y otro equipo, siendo los seguidores chivas pertenecientes a la clase media de Guadalajar, mientras que los del Atlas procedían de las altas esferas sociales de la ciudad, algo que en la actualidad no se nota, pues el Atlas ya no depende exclusivamente del importante club social Atlas, cuyos socios sigue perteneciendo al nivel económico superior.

El Atlas se corona exactamente cuando yo inicio mi aventura futbolística (1950) Atlas se corona en el 51, sin otra cosa que me señalara el juego de los rojinegros, yo contaba con un radio General Electric de 7 bandas, con el que no me perdía ni un juego. Un año después, viajé desde mi querido Xico, a la edad de once años, para ver al campeón Atlas enfrentar al Tampico. El Atlas alineaba con Raúl “Inglés” Córdova (para mí, el mejor portero de su época), Felipe “Turco” Zetter, Juan “Chapetes” Gómez y Luis Ornelas, José “Chivo” Mercado y Nobo; “Pistache” Torres, Novelo, “Muerto” Maciel, Edwin Cubero y Velázquez.

Fue impresionante para mí ver a los once jugadores rojinegros hincados con los brazos abiertos implorando a Dios les permitiera continuar con su racha de doce juegos sin perder, sin embargo con goles de Grimaldo y de Septién, Tampico venció 2-1. Por Tampico alineó: Raúl “Tarzán” Landeros, Salvador “Médico” Ayala, Benito Ayán, Rafael Díaz Estrada; Enrique Carretero y Danilo López; Carlos Septién, Grimaldo González, Julio Ayón, Ernesto Candia y Nicolás “Pipo” Téllez, mismos que se coronaron en esa temporda 52-53.

He aquí a un equipo de ricos que compiten como pobres. El Atlas me recuerda a las terrible tragedias ecológicas del Mar Aral, en la Rusia asiática y nuestra Laguna en Torreón, desecados por la ambición humana, el antiguo Mar Aral es ahora parte de un gran desierto en el que los camellos tienen que rodear a los enormes barcos que quedaron ahí después de que toda el agua que ahí estaba fue utilizada para hacer prosperar la industria del algodón, cosa que no se logró, como tampoco ocurrió en nuestra comarca lagunera, que era embellecida por tres grandes lagunas, una que abarcaba desde Payla hasta San Pedro, otra desde Torreón hasta Lequeitio y una menor de Gómez Palacio hasta Dinamita. Todas murieron en aras de un algodón que jamás prosperó. Así, los rojinegros, ambiciosos dueños de una enorme cantera que producía una enorme cantidad de buenos jugadores, que año tras año conformaban uno de los más elegantes equipos de futbol que en México se hallan visto, que inmediatamente al término de una temporada lo desbarataban para vender a los jugadores, explotando esa gran mina de oro tan ambiciosamente que se fue consumiendo hasta llegar a lo que ahora vemos del Atlas, un equipo que en seis juegos no ha podido anotar un solo gol y, que hoy, extrañamente enfrenta a su odiado rival, otrora uno de los más gloriosos de México, que igual que ellos arrastra penosamente la cobija.

Guadalajara viene de ganar dos partidos en forma consecutiva, lo que es un hándicap a su favor, dada la confianza que se adquiere después de cada triunfo, que equivale al gol anotado, que tanto he propuesto que signifíca el 30% del gol que sigue. Así es de suponer que con dos juegos consecutivos ganados por Chivas, hoy se presentará con la confianza de haber retomado el camino del gol y de la victoria.

Hasta pronto amigo.