/ domingo 17 de febrero de 2019

Es difícil saber lo que pasa en la mente del Cruz Azul, y más difícil es saber en dónde pararán

Es difícil saber lo que pasa en la mente del Cruz Azul, y más difícil es saber en dónde pararán.

La jornada sabatina abrió con el juego entre Cruz Azul y Santos, equipos llamados a calificación y que no por estar entre los favoritos pueden descuidar su objetivo primero.

Inició la temporada empatando de visita al Puebla 1-1, perdió con Chivas como local 0-1, fue a San Nicolás para ganarle a Tigres 1-0, hizo lo mismo con Xolos en el Azteca 1-0 pero perdió 0-2 en León para empatar 1-1 en Toluca, lo que para un equipo llamado grande es cosecha muy pero muy pobre, al ganar 8 de 18 puntos disputados,

No es extraño que en el estadio Azteca se haya registrado una entrada de 12 mil 300 personas con boleto pagado, algo que forma parte de la cosecha negativa de los Cementeros, ya que no es lo mismo jugar con estadio lleno que en un cementerio que es lo que parece el Azteca cuando juega la Máquina. Pero lo hecho hecho está, así, lo que parecía un magnífico proyecto de Ricardo Peláez sirvió únicamente para volver a caer en la flaca promesa de un equipo sin alma. Pero los seguidores Cementeros ya no caen tan fácil en engaños, así, ahora cuando a los 22 minutos de juego Caraglio, en medio de propios y extraños, tan cerca del gol que quien hubiese tocado el balón irremediablemente lo hubiera mandado al fondo de la puerta de los laguneros, lo digo porque pareciera que a la enorme lentitud de los dos arietes azules, solamente en tales amontonamientos se ve beneficiada. 1-0 que no alcanza a alborotar las vacías tribunas.

Siete minutos duró el encanto, pues igual que ocurre siempre, al minuto 29 el Cruz Azul es alcanzado cuando el defensa central de Santos, el argentino Hugo Nervo, refunde con rencor el cuero en la cabaña de Corona, el mejor portero mexicano que a punto de retirarse ve cómo no ha podido coronarse con Cruz Azul. Termina el primer tiempo, y para colmo de los males, el mejor jugador de la Máquina, el que ha podido soportar que al menos una sola línea del equipo se distinga y se considere entre las mejores del torneo, la de la defensa, justo en la media luna de su área, intenta despejar un balón que no lleva nada, y tal vez levantó la vista para ubicar a algún compañero a quién entregar, no le pegó al balón, rebotando este en la pierna contraria para dejarlo manso a los pies del ecuatoriano Preciado, quien tranquilamente midió a Corona y lo mató con un toque suave.

Después lo que vimos es la realidad del actual Cruz Azul, jugadores inflados que piensan que se pierde por culpa de los demás, como es el caso de Salas, que no sabemos a quién le ganó, como para que ahora se molestara al ser cambiado, manifestando su disgusto sin que le preocupase que todo el mundo lo viera como un muchachito caprichoso haciendo berrinche porque no le dieron gusto. No dejo de admirar y reconocer la entrega total de Julio César Domínguez, pero su lentitud ha sido no de hoy, sino de toda la vida, y si la agregamos a la de otros tanques azules, desentona la presencia de Correcaminos como Jonathan Rodríguez.

Apenas dan entrada a Misael Domínguez se vislumbra un cambio en el equipo azul, lo cual no es más que ilusión, ya que una golondrina no hace verano, así el chaparrito lucha tocando el piso tres o cuatro veces al conducir el balón, pero sin perderlo y sin quedarse en el suelo fingiendo dolores como lo hacen tantos otros. Lo único que puedo asegurar, es que ya no hay sorpresas ni desengaños, los fieles seguidores de la Máquina, con el tiempo han ido formando una concha semejante a la de los seguidores rojinegros y jarochos, resignados a sus equipos que no quieren levantar la cabeza por miedo a ser grandes, como el América, el Monterrey y Tigres, a los que se les exige ganar siempre.

Vaya que hubo goles en León y Monterrey, en el estadio León, los locales en gran exhibición terminaron por golear a unos diablos demonios disminuidos desde que al inicio de la segunda parte Ríos fue expulsado por desviar el balón con las manos, evitando que fuera rematado a bocajarro por dos delanteros verdes, lo que no demeritó para nada la victoria de los locales, que lograron soportar la presión roja mientras estuvieron completos. Macías, que no se parece en nada a aquel manso jugador de las Chivas, que ahora convertido en titular del León luce como una fiera, se apuntó con un gol, para que Mena volviera a ser la figura del juego con dos goles. Y allá en el Norte, Tigres dio cuenta del Necaxa al que derrotó 3-2 con la enésima buena actuación del francés Gignac. A los 39 minutos, Gignac hizo un gol que te recomiendo lo veas, Golazo; a los 57 repite el francés rematando con la cabeza, y a los 78 Ener Valencia hace nudo a la defensa necaxista para anotar su golecito. Por Necaxa anotaron Bryan Fernández y Rodrigo Contreras. A los 89 minutos, el Necaxa hizo otro gol, pero se acudió al VAR y se anuló por fuera de juego.

Hasta pronto amigo.

Es difícil saber lo que pasa en la mente del Cruz Azul, y más difícil es saber en dónde pararán.

La jornada sabatina abrió con el juego entre Cruz Azul y Santos, equipos llamados a calificación y que no por estar entre los favoritos pueden descuidar su objetivo primero.

Inició la temporada empatando de visita al Puebla 1-1, perdió con Chivas como local 0-1, fue a San Nicolás para ganarle a Tigres 1-0, hizo lo mismo con Xolos en el Azteca 1-0 pero perdió 0-2 en León para empatar 1-1 en Toluca, lo que para un equipo llamado grande es cosecha muy pero muy pobre, al ganar 8 de 18 puntos disputados,

No es extraño que en el estadio Azteca se haya registrado una entrada de 12 mil 300 personas con boleto pagado, algo que forma parte de la cosecha negativa de los Cementeros, ya que no es lo mismo jugar con estadio lleno que en un cementerio que es lo que parece el Azteca cuando juega la Máquina. Pero lo hecho hecho está, así, lo que parecía un magnífico proyecto de Ricardo Peláez sirvió únicamente para volver a caer en la flaca promesa de un equipo sin alma. Pero los seguidores Cementeros ya no caen tan fácil en engaños, así, ahora cuando a los 22 minutos de juego Caraglio, en medio de propios y extraños, tan cerca del gol que quien hubiese tocado el balón irremediablemente lo hubiera mandado al fondo de la puerta de los laguneros, lo digo porque pareciera que a la enorme lentitud de los dos arietes azules, solamente en tales amontonamientos se ve beneficiada. 1-0 que no alcanza a alborotar las vacías tribunas.

Siete minutos duró el encanto, pues igual que ocurre siempre, al minuto 29 el Cruz Azul es alcanzado cuando el defensa central de Santos, el argentino Hugo Nervo, refunde con rencor el cuero en la cabaña de Corona, el mejor portero mexicano que a punto de retirarse ve cómo no ha podido coronarse con Cruz Azul. Termina el primer tiempo, y para colmo de los males, el mejor jugador de la Máquina, el que ha podido soportar que al menos una sola línea del equipo se distinga y se considere entre las mejores del torneo, la de la defensa, justo en la media luna de su área, intenta despejar un balón que no lleva nada, y tal vez levantó la vista para ubicar a algún compañero a quién entregar, no le pegó al balón, rebotando este en la pierna contraria para dejarlo manso a los pies del ecuatoriano Preciado, quien tranquilamente midió a Corona y lo mató con un toque suave.

Después lo que vimos es la realidad del actual Cruz Azul, jugadores inflados que piensan que se pierde por culpa de los demás, como es el caso de Salas, que no sabemos a quién le ganó, como para que ahora se molestara al ser cambiado, manifestando su disgusto sin que le preocupase que todo el mundo lo viera como un muchachito caprichoso haciendo berrinche porque no le dieron gusto. No dejo de admirar y reconocer la entrega total de Julio César Domínguez, pero su lentitud ha sido no de hoy, sino de toda la vida, y si la agregamos a la de otros tanques azules, desentona la presencia de Correcaminos como Jonathan Rodríguez.

Apenas dan entrada a Misael Domínguez se vislumbra un cambio en el equipo azul, lo cual no es más que ilusión, ya que una golondrina no hace verano, así el chaparrito lucha tocando el piso tres o cuatro veces al conducir el balón, pero sin perderlo y sin quedarse en el suelo fingiendo dolores como lo hacen tantos otros. Lo único que puedo asegurar, es que ya no hay sorpresas ni desengaños, los fieles seguidores de la Máquina, con el tiempo han ido formando una concha semejante a la de los seguidores rojinegros y jarochos, resignados a sus equipos que no quieren levantar la cabeza por miedo a ser grandes, como el América, el Monterrey y Tigres, a los que se les exige ganar siempre.

Vaya que hubo goles en León y Monterrey, en el estadio León, los locales en gran exhibición terminaron por golear a unos diablos demonios disminuidos desde que al inicio de la segunda parte Ríos fue expulsado por desviar el balón con las manos, evitando que fuera rematado a bocajarro por dos delanteros verdes, lo que no demeritó para nada la victoria de los locales, que lograron soportar la presión roja mientras estuvieron completos. Macías, que no se parece en nada a aquel manso jugador de las Chivas, que ahora convertido en titular del León luce como una fiera, se apuntó con un gol, para que Mena volviera a ser la figura del juego con dos goles. Y allá en el Norte, Tigres dio cuenta del Necaxa al que derrotó 3-2 con la enésima buena actuación del francés Gignac. A los 39 minutos, Gignac hizo un gol que te recomiendo lo veas, Golazo; a los 57 repite el francés rematando con la cabeza, y a los 78 Ener Valencia hace nudo a la defensa necaxista para anotar su golecito. Por Necaxa anotaron Bryan Fernández y Rodrigo Contreras. A los 89 minutos, el Necaxa hizo otro gol, pero se acudió al VAR y se anuló por fuera de juego.

Hasta pronto amigo.