/ lunes 1 de junio de 2020

Es lo de hoy | ¿Qué venden las redes sociales?


Es innegable que estamos expuestos a nuevos mensajes y a conversaciones muy distintas que las que teníamos hace apenas 10 años. El consumo de la tecnología ha impuesto otras formas de comunicarnos y creado distintas necesidades de compartir información que nunca hubiéramos imaginado.

En Facebook, por ejemplo, se ha vuelto común ver personas felices, platillos deliciosos, conversaciones con personas que ya no están vivas, entre muchas otras cosas. Es un espacio que hemos convertido en un aparador de nosotros mismos en el que nada vendemos y, al menos aparentemente, nada conseguimos.

Los “likes” se han convertido en una especie de tesoro que estamos dispuestos a conseguir aun a costa de la coherencia.

Sin esta red social, no se podría imaginar a alguien fotografiando el platillo que va a comer, o a alguien que felicita a los hijos en público. En resumen, exhibimos la imagen que queremos que los demás tengan de nosotros, sin calcular que, en realidad, se podría tener el resultado contrario.

Todo, por un “like”.

Es una búsqueda permanente de tener la validación de los demás, aun cuando eso no nos aporte absolutamente nada. Por eso, publicamos nuestra mejor foto, nuestros mejores momentos o simplemente frases o comentarios para que nuestros “amigos” noten las buenas personas que somos.

Con el argumento del “free speech”, o lo que sería en español, el libre discurso, cada quien habla del tema que quiere esperando contar con la aprobación de los demás.

El caso de Twitter es un tanto distinto, esa red se ha convertido en un foro mayoritariamente político en el que las tendencias o los llamados “hashtags” nos indican cuáles son los temas más recurridos por los usuarios.

Twitter se ha convertido en una suerte de oficina de comunicación de políticos o instancias públicas. Es decir, un “tuit” sustituye en muchos casos la emisión de un tradicional comunicado de prensa oficial. Los políticos “tuitean” sus posturas sobre uno u otro tema, aprovechando la inmediatez que la red social ofrece.

Tenemos también Instagram, en el que difícilmente se verá alguna fotografía que no muestre nuestro mejor ángulo, y LinkedIn, que se utiliza normalmente para cuestiones meramente profesionales o laborales.

Este último caso es usado por muchos profesionistas para postularse a algún puesto de trabajo o por áreas de Recursos Humanos que publica los perfiles que requieren para una vacante determinada.

Por otra parte existe WhatsApp y, ahora, la aplicación recién nacida, TikTok, que tiene publicaciones de entretenimiento.

No cabe duda que todos estos espacios han sacado a la luz la enorme necesidad que teníamos de ser escuchados, vistos y aprobados.

Por mi parte espero que Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIn, WhatsApp o TikTok, nunca lleguen a sustituir una buena plática de café o una conversación alrededor de una copa de vino. Que no supla, en conclusión, la calidez del trato personal.

Hay quórum.

Los servidores públicos del Senado de la República tienen un respiro en lo que respecta a la Declaración Patrimonial y de Intereses que mandos medios y superiores tienen que presentar cada año ante la Contraloría Interna de la Cámara, hasta el 31 de mayo.

Por la emergencia sanitaria, este año podrán hacerlo hasta el 31 de julio.

La Declaración Patrimonial es un documento con el que los servidores públicos informan de los bienes materiales, inmuebles y saldos en cuentas bancarias.

Se hace un comparativo año con año para verificar que no tengan mayores ingresos que su responsabilidad pública les aporta.


Es innegable que estamos expuestos a nuevos mensajes y a conversaciones muy distintas que las que teníamos hace apenas 10 años. El consumo de la tecnología ha impuesto otras formas de comunicarnos y creado distintas necesidades de compartir información que nunca hubiéramos imaginado.

En Facebook, por ejemplo, se ha vuelto común ver personas felices, platillos deliciosos, conversaciones con personas que ya no están vivas, entre muchas otras cosas. Es un espacio que hemos convertido en un aparador de nosotros mismos en el que nada vendemos y, al menos aparentemente, nada conseguimos.

Los “likes” se han convertido en una especie de tesoro que estamos dispuestos a conseguir aun a costa de la coherencia.

Sin esta red social, no se podría imaginar a alguien fotografiando el platillo que va a comer, o a alguien que felicita a los hijos en público. En resumen, exhibimos la imagen que queremos que los demás tengan de nosotros, sin calcular que, en realidad, se podría tener el resultado contrario.

Todo, por un “like”.

Es una búsqueda permanente de tener la validación de los demás, aun cuando eso no nos aporte absolutamente nada. Por eso, publicamos nuestra mejor foto, nuestros mejores momentos o simplemente frases o comentarios para que nuestros “amigos” noten las buenas personas que somos.

Con el argumento del “free speech”, o lo que sería en español, el libre discurso, cada quien habla del tema que quiere esperando contar con la aprobación de los demás.

El caso de Twitter es un tanto distinto, esa red se ha convertido en un foro mayoritariamente político en el que las tendencias o los llamados “hashtags” nos indican cuáles son los temas más recurridos por los usuarios.

Twitter se ha convertido en una suerte de oficina de comunicación de políticos o instancias públicas. Es decir, un “tuit” sustituye en muchos casos la emisión de un tradicional comunicado de prensa oficial. Los políticos “tuitean” sus posturas sobre uno u otro tema, aprovechando la inmediatez que la red social ofrece.

Tenemos también Instagram, en el que difícilmente se verá alguna fotografía que no muestre nuestro mejor ángulo, y LinkedIn, que se utiliza normalmente para cuestiones meramente profesionales o laborales.

Este último caso es usado por muchos profesionistas para postularse a algún puesto de trabajo o por áreas de Recursos Humanos que publica los perfiles que requieren para una vacante determinada.

Por otra parte existe WhatsApp y, ahora, la aplicación recién nacida, TikTok, que tiene publicaciones de entretenimiento.

No cabe duda que todos estos espacios han sacado a la luz la enorme necesidad que teníamos de ser escuchados, vistos y aprobados.

Por mi parte espero que Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIn, WhatsApp o TikTok, nunca lleguen a sustituir una buena plática de café o una conversación alrededor de una copa de vino. Que no supla, en conclusión, la calidez del trato personal.

Hay quórum.

Los servidores públicos del Senado de la República tienen un respiro en lo que respecta a la Declaración Patrimonial y de Intereses que mandos medios y superiores tienen que presentar cada año ante la Contraloría Interna de la Cámara, hasta el 31 de mayo.

Por la emergencia sanitaria, este año podrán hacerlo hasta el 31 de julio.

La Declaración Patrimonial es un documento con el que los servidores públicos informan de los bienes materiales, inmuebles y saldos en cuentas bancarias.

Se hace un comparativo año con año para verificar que no tengan mayores ingresos que su responsabilidad pública les aporta.