/ lunes 30 de marzo de 2020

Es lo de hoy | ¿Sabemos hacer home office?

La pandemia mundial que estamos enfrentando ha traído muchos trastornos a todos los sectores sociales, políticos, económicos y familiares.

Las medidas adoptadas por las autoridades de mantenernos en casa, nos han obligado a reinventar la manera de trabajar, de interactuar y de relacionarnos con el exterior.

La mayoría de las empresas han puesto en marcha el conocido “home office” que es trasladar a los hogares las actividades que se realizan en las oficinas; las mismas, ni más ni menos.

Desde luego esto tiene mucho que ver con la capacidad que tienen los trabajadores de auto dirigirse, de disponer de sus tiempos para ser productivos sin reloj checador, sin el jefe revisando la hora de llegada y salida de las oficinas, y sin tener encima al área de Recursos Humanos verificando que no haya retardos.

Esta forma de trabajar viene acompañada, inevitablemente, de una nueva cultura laboral que muy probablemente haya llegado para quedarse.

Solo como un dato, en otros países, principalmente desarrollados, el home office es, hasta cierto punto, común. Se percibe ya con cierta normalidad que los empleados no asistan todos los días a sus centros de trabajo, laborando más por objetivos que por horarios.

Desde mi punto de vista, en México todavía faltaba algún tiempo para que se pudiera trabajar en esas condiciones, pero las circunstancias actuales parecen que están acelerando este proceso al que, obligadamente, nos tenemos que adaptar.

Parece un tema sencillo, pero tiene su complejidad si tomamos en cuenta los siguientes factores: en tiempos normales, las empresas podrían ahorrar millones de pesos en electricidad, agua, papel y hasta café. El empleado, por su parte, dejaría de gastar en comida, transportes y, en su caso, gasolina.

No obstante lo positivo que pudiera resultar todo esto, si se llegara a hacer realidad habría todo un sector que estaría sentenciado a morir: el comercio informal, principalmente de comida.

Un ejemplo es la Ciudad de México, donde es grande la cantidad de puestos de alimentos en las zonas de oficinas. Son muchas, muchísimas familias que dependen del consumo de empleados.

¿Los trabajadores en México están preparados ya para el home office? Considero que es un tema generacional. Los más jóvenes hemos ya tenido empleo con esa modalidad, es algo que forma parte de la normalidad millenial.

Las personas de más edad están haciendo lo posible por adaptarse, aunque creo que les llevará un poco más de tiempo trabajar en casa. Como dato curioso, se han sabido casos en estos últimos días de encierro obligado, que a convocatoria de juntas laborales urgentes por videoconferencia ha podido verse a empleados recién despertados, en pijama o ropa deportiva y hasta desayunando.

O lo que es peor, muchos empleados olvidan su responsabilidad laboral asumiendo que están de vacaciones, utilizando el tiempo de trabajo en estar con los amigos, ir a centros comerciales o, simplemente, perder el tiempo.

A muchos les cuesta trabajo entender el verdadero concepto del home office.

Hay Quórum


Dentro del trabajo legislativo en las cámaras del Congreso Federal, se dieron pasos importantes en temas de Responsabilidad Social.

El Senado de la República aprobó reformas para elevar a rango constitucional los programas sociales en apoyo a adultos mayores, jóvenes y personas con discapacidad.

Los senadores también aprobaron fortalecer la detección y tratamiento del cáncer de mama, e incluir las masectomías y cirugías de reconstrucción mamaria en los servicios básicos de salud.

A raíz de la contingencia, el Senado decidió suspender las sesiones. ¿Algún día veremos que hagan home office legislativo?

La pandemia mundial que estamos enfrentando ha traído muchos trastornos a todos los sectores sociales, políticos, económicos y familiares.

Las medidas adoptadas por las autoridades de mantenernos en casa, nos han obligado a reinventar la manera de trabajar, de interactuar y de relacionarnos con el exterior.

La mayoría de las empresas han puesto en marcha el conocido “home office” que es trasladar a los hogares las actividades que se realizan en las oficinas; las mismas, ni más ni menos.

Desde luego esto tiene mucho que ver con la capacidad que tienen los trabajadores de auto dirigirse, de disponer de sus tiempos para ser productivos sin reloj checador, sin el jefe revisando la hora de llegada y salida de las oficinas, y sin tener encima al área de Recursos Humanos verificando que no haya retardos.

Esta forma de trabajar viene acompañada, inevitablemente, de una nueva cultura laboral que muy probablemente haya llegado para quedarse.

Solo como un dato, en otros países, principalmente desarrollados, el home office es, hasta cierto punto, común. Se percibe ya con cierta normalidad que los empleados no asistan todos los días a sus centros de trabajo, laborando más por objetivos que por horarios.

Desde mi punto de vista, en México todavía faltaba algún tiempo para que se pudiera trabajar en esas condiciones, pero las circunstancias actuales parecen que están acelerando este proceso al que, obligadamente, nos tenemos que adaptar.

Parece un tema sencillo, pero tiene su complejidad si tomamos en cuenta los siguientes factores: en tiempos normales, las empresas podrían ahorrar millones de pesos en electricidad, agua, papel y hasta café. El empleado, por su parte, dejaría de gastar en comida, transportes y, en su caso, gasolina.

No obstante lo positivo que pudiera resultar todo esto, si se llegara a hacer realidad habría todo un sector que estaría sentenciado a morir: el comercio informal, principalmente de comida.

Un ejemplo es la Ciudad de México, donde es grande la cantidad de puestos de alimentos en las zonas de oficinas. Son muchas, muchísimas familias que dependen del consumo de empleados.

¿Los trabajadores en México están preparados ya para el home office? Considero que es un tema generacional. Los más jóvenes hemos ya tenido empleo con esa modalidad, es algo que forma parte de la normalidad millenial.

Las personas de más edad están haciendo lo posible por adaptarse, aunque creo que les llevará un poco más de tiempo trabajar en casa. Como dato curioso, se han sabido casos en estos últimos días de encierro obligado, que a convocatoria de juntas laborales urgentes por videoconferencia ha podido verse a empleados recién despertados, en pijama o ropa deportiva y hasta desayunando.

O lo que es peor, muchos empleados olvidan su responsabilidad laboral asumiendo que están de vacaciones, utilizando el tiempo de trabajo en estar con los amigos, ir a centros comerciales o, simplemente, perder el tiempo.

A muchos les cuesta trabajo entender el verdadero concepto del home office.

Hay Quórum


Dentro del trabajo legislativo en las cámaras del Congreso Federal, se dieron pasos importantes en temas de Responsabilidad Social.

El Senado de la República aprobó reformas para elevar a rango constitucional los programas sociales en apoyo a adultos mayores, jóvenes y personas con discapacidad.

Los senadores también aprobaron fortalecer la detección y tratamiento del cáncer de mama, e incluir las masectomías y cirugías de reconstrucción mamaria en los servicios básicos de salud.

A raíz de la contingencia, el Senado decidió suspender las sesiones. ¿Algún día veremos que hagan home office legislativo?