/ miércoles 29 de agosto de 2018

Con café y a media luz | Estás que te vas y no te has ido

El brillante compositor guanajuatense José Alfredo Jiménez le escribió centenares de canciones a las musas que lo acompañaron a lo largo de su vida. Desde Paloma Gálvez, quien fuera su primer amor, hasta Alicia Juárez, la famosa “chaparrita” que acaba de cumplir, este 26 de agosto su primer aniversario luctuoso. Así como otras que no son mencionadas en los detalles históricos porque, seguramente, la secrecía de la relación era importante para conservar la integridad moral de la dama y, quizá, la vida del excompañero de la “Tota” Carbajal.

A la primera le fueron puestas a sus pies obras como “Paloma Querida”, “Cuatro Caminos”, “Ella” y más, que son verdaderos poemas al amor que el entonces mesero de “La sirena”, sentía por la chica de abolengo. Por el contrario, dicen los que saben, que a Alicia Juárez le correspondieron temas como “La Araña”, “Yo debí enamorarme de tu madre” y “No me amenaces”.

Esta última obra que cito en el párrafo anterior es famosa por aquellos versos que rezan “…porque estás que te vas y te vas y te vas y te vas y no te has ido…” demandándole a la interesada que ponga un final definitivo a la relación o, en curioso contrasentido, que continúe con el martirio que representa el desprecio con el que hace víctima al cantante.

Extrañamente los medios de comunicación nacionales y hasta algunos internacionales, han decidido ceder un espacio importante en su agenda noticiosa a los quehaceres del Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, restándole importancia al cierre de ciclo con el que debe dar cuenta el actual mandatario Enrique Peña Nieto.

Y con lo anterior le suplico que no malentienda mis palabras, pues no estoy diciendo que no es importante saber con quién se ha reunido el tabasqueño, a qué actos protocolarios ha asistido, cuáles son las encomiendas que están cumpliendo los miembros de su gabinete, hacia dónde piensa llevar los destinos de esta nación y cuáles han sido las resoluciones obtenidas de las primeras juntas con autoridades de otros países del orbe.

Estoy señalando que se nos está, desde mi punto de vista, restringiendo el sagrado derecho de mantenernos informados acerca de las condiciones en las que se va a entregar un país entero. Se nos está privando del conocimiento de lo que está realizando el aún Presidente de México y todo su equipo de trabajo.

Gentil amigo lector, independientemente de su simpatía política, no debemos negar que en estos días y hasta que no se entregue el cargo, la firma que vale es la de EPN y sobre él cae, aun, la responsabilidad de las decisiones que se tome para bien del resto de los compatriotas.

Tal vez usted esté ansioso de que inicie el lapso ejecutivo de AMLO, quizá usted asegure que el triunfo del de Macuspana es una terrible maldición para nuestro país, o a usted, simplemente le resulta indiferente el hecho de que, por fin, el otrora Jefe de Gobierno del Distrito Federal haya obtenido el éxito en las urnas del proceso federal. Insisto, no importa el grado de simpatía que se pueda sentir. El problema que yo observo es que nos estamos desentendiendo de la supervisión ciudadana y moral que debemos tener por sobre quien se hace cargo en este momento de nuestro México lindo y qué herido.

Es más, el proceso de transición de gobierno ocupa un segundo lugar en la agenda noticiosa dejando en tercer término las actividades presidenciales.

En pocas palabras y para no darle tantas vueltas, considero, gentil amigo, que debemos preocuparnos por saber con profundidad la situación en la que nuestra nación vivirá su cambio de rumbo, porque Enrique Peña Nieto está que se va y se va y se va y se va y se va y ¿qué cree?, ¡No se ha ido!

¡Hasta la próxima!


El brillante compositor guanajuatense José Alfredo Jiménez le escribió centenares de canciones a las musas que lo acompañaron a lo largo de su vida. Desde Paloma Gálvez, quien fuera su primer amor, hasta Alicia Juárez, la famosa “chaparrita” que acaba de cumplir, este 26 de agosto su primer aniversario luctuoso. Así como otras que no son mencionadas en los detalles históricos porque, seguramente, la secrecía de la relación era importante para conservar la integridad moral de la dama y, quizá, la vida del excompañero de la “Tota” Carbajal.

A la primera le fueron puestas a sus pies obras como “Paloma Querida”, “Cuatro Caminos”, “Ella” y más, que son verdaderos poemas al amor que el entonces mesero de “La sirena”, sentía por la chica de abolengo. Por el contrario, dicen los que saben, que a Alicia Juárez le correspondieron temas como “La Araña”, “Yo debí enamorarme de tu madre” y “No me amenaces”.

Esta última obra que cito en el párrafo anterior es famosa por aquellos versos que rezan “…porque estás que te vas y te vas y te vas y te vas y no te has ido…” demandándole a la interesada que ponga un final definitivo a la relación o, en curioso contrasentido, que continúe con el martirio que representa el desprecio con el que hace víctima al cantante.

Extrañamente los medios de comunicación nacionales y hasta algunos internacionales, han decidido ceder un espacio importante en su agenda noticiosa a los quehaceres del Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, restándole importancia al cierre de ciclo con el que debe dar cuenta el actual mandatario Enrique Peña Nieto.

Y con lo anterior le suplico que no malentienda mis palabras, pues no estoy diciendo que no es importante saber con quién se ha reunido el tabasqueño, a qué actos protocolarios ha asistido, cuáles son las encomiendas que están cumpliendo los miembros de su gabinete, hacia dónde piensa llevar los destinos de esta nación y cuáles han sido las resoluciones obtenidas de las primeras juntas con autoridades de otros países del orbe.

Estoy señalando que se nos está, desde mi punto de vista, restringiendo el sagrado derecho de mantenernos informados acerca de las condiciones en las que se va a entregar un país entero. Se nos está privando del conocimiento de lo que está realizando el aún Presidente de México y todo su equipo de trabajo.

Gentil amigo lector, independientemente de su simpatía política, no debemos negar que en estos días y hasta que no se entregue el cargo, la firma que vale es la de EPN y sobre él cae, aun, la responsabilidad de las decisiones que se tome para bien del resto de los compatriotas.

Tal vez usted esté ansioso de que inicie el lapso ejecutivo de AMLO, quizá usted asegure que el triunfo del de Macuspana es una terrible maldición para nuestro país, o a usted, simplemente le resulta indiferente el hecho de que, por fin, el otrora Jefe de Gobierno del Distrito Federal haya obtenido el éxito en las urnas del proceso federal. Insisto, no importa el grado de simpatía que se pueda sentir. El problema que yo observo es que nos estamos desentendiendo de la supervisión ciudadana y moral que debemos tener por sobre quien se hace cargo en este momento de nuestro México lindo y qué herido.

Es más, el proceso de transición de gobierno ocupa un segundo lugar en la agenda noticiosa dejando en tercer término las actividades presidenciales.

En pocas palabras y para no darle tantas vueltas, considero, gentil amigo, que debemos preocuparnos por saber con profundidad la situación en la que nuestra nación vivirá su cambio de rumbo, porque Enrique Peña Nieto está que se va y se va y se va y se va y se va y ¿qué cree?, ¡No se ha ido!

¡Hasta la próxima!