/ domingo 5 de enero de 2020

Estela Sánchez Juárez, In Memoriam


-Me encuentro desesperado –comentó el director teatral Víctor Amieva Casarín a su amigo, el pastor evangélico Tomas Sánchez Juárez.

Mañana presento en la capital del país la obra que dirijo: “Moral sin Dios” y la actriz secundaria me dijo que no podrá hacer el viaje. -Tengo todo pagado -continuó Amieva, no puedo cancelar, préstame a tu hija Estela para que haga el personaje- suplicó. De pronto, de la nada, emergió una voz: -Pero ni siquiera conozco la obra -comentó Estela, quien ya era toda una señorita de 20 años.

-Yo te explicaré todo-, exclamó Amieva, -podríamos ensayar en la tarde y aprenderte el texto durante el viaje. –Si mi padre me otorga el permiso lo haré -contestó Estela. Un silencio cubrió la estancia, Tomás miró a su hija entusiasmada y a su compañero con signo de desesperación reflejado en el rostro. Y como buen samaritano concedió la aquiescencia para que Estela Sánchez Juárez debutara la noche siguiente en el escenario más grande de México, Bellas Artes. Todo esto sobre la década de mediados del siglo pasado.

Estela Sánchez empezó a compaginar su trabajo como maestra de escuela con la labor escénica. En las mañanas daba clases y por la noche desarrollaba diferentes personajes, pues el arte teatral obliga al actor a desdoblar su personalidad para crear vidas muy distintas a la suya, como le sucedió en un ensayo en el IRBA, de Tampico, en la obra “Las Cosas Simples”, de Héctor Mendoza, donde representaba a una chica de mala reputación. En una escena tenía que caminar y prender un cigarro (aunque ella no fumaba estaba dispuesta a realizarlo) cuando una carcajada de su director, el Dr. Rojas Domínguez, detuvo su andar.

La novel actriz se sintió ofendida. Rojas Domínguez le ofreció una disculpa para después aclararle que le había parecido gracioso su pose de mujer fatal junto a la acción física de prender y fumar el cigarrillo al revés. Otra obra en que participó Estela Sánchez fue “Frente a la Muerte”, dirigida por el maestro Álvaro Pérez y Pérez que también impartía clases de música en la Preparatoria Tampico. Así, con dicha puesta en escena llegaron a presentarse en el teatro María Tereza Montoya, en Monterrey, con buena respuesta de público.

Sánchez Juárez afirma que la mayor cualidad que debe poseer quien desea dedicarse a esta profesión es el amor al teatro puesto que el arte dramático cuenta con el poder para transformar al actor, aunque éste no sea muy agraciado. La belleza no se encuentra en lo físico sino en la moral, y agrega doña Estela: “Cuando hacemos un villano, inmediatamente entra la reflexión, porque hacemos estas fechorías y cuando realizamos uno bueno, aprendemos que se debe ser ético con las personas”.

La actriz menciona que el teatro fortalece la concentración, agiliza la mente, mejora la dicción, sensibiliza el espíritu. También comenta que para los actores es imprescindible la lectura ya que acrecienta la imaginación, vuelve al involucrado más culto. Además, recomienda que se enseñe actuación desde la primaria, inclusive desde el Jardín de Niños, no porque vayan a hacerse actores, sino porque el teatro es formativo, exige disciplina, pero lo más importante: inculca valores.

Sobre esta idea de incluir el teatro desde la educación básica, Estela Sánchez expresa que se debe enseñar actuación como un juego, ya que los niños aprenden mejor divirtiéndose. Sobre este hecho recuerda una anécdota: “En la escuela dirigí La Estrella de Belém, les dije a los pequeños vamos a jugar al teatro y tomé a dos de ellos y les expliqué: vamos a decir que tu hermanito te pegó, aunque no sea cierto. Al otro le dije tú te vas a defender, y comenzaron a decir lo que les había dicho. Entonces yo los regañaba diciéndoles que se portaran bien. En eso entró como tromba la directora de la escuela, asustada porque había pasado por el salón y había escuchado la discusión. Tranquilizamos a la maestra diciéndole que todo era parte de la obra”.

Uno de los grandes retos que ha enfrentado Estela Sánchez fue cuando en la década de los ochenta fue invitada por el director Nicolás Allende para sumarse al proyecto de llevar a escena la obra de Federico García Lorca, Bernarda Alba, siendo seleccionada para representar a la mismísima Bernarda, como ella misma apunta: “Soy muy sentimental y al meditar el suicidio de la hija menor, pensaba en el dolor grande de una madre ante la muerte de su hija y las lágrimas se me venían a los ojos, pero ya en los ensayos o en la obra, tenía que convertirme en Bernarda que tiene a sus hijas atadas a su falda de manera obsesiva, tanto que le cuesta la vida a una de ellas, por no querer que se junte con su amante Pepe, el Romano”.

Por esta puesta en escena, Estela Sánchez ganó – tenía entonces sesenta años- en el concurso de teatro a nivel Tamaulipas, entre 22 obras, el primer lugar como actriz dramática a sus 60 años. Estela Sánchez de Cumplido acaba de festejar sus 93 años, encontrándose en gran forma. Ha ganado en años recientes sendos primeros lugares en Oratoria y Declamación. Practica todos los sábados cachibol y continúa con su labor teatral, amén de participar como actriz en algunos cortometrajes que ha dirigido el cineasta Víctor Casanova. Sobre su intensa actividad, a pesar de su edad, doña Estela responde: “Me preguntan cómo tengo bastante lucidez, memoria, buen humor; siempre digo: Gracias a Dios y al teatro”.

Estela Sánchez empezó a compaginar su trabajo como maestra de escuela con la labor escénica


-Me encuentro desesperado –comentó el director teatral Víctor Amieva Casarín a su amigo, el pastor evangélico Tomas Sánchez Juárez.

Mañana presento en la capital del país la obra que dirijo: “Moral sin Dios” y la actriz secundaria me dijo que no podrá hacer el viaje. -Tengo todo pagado -continuó Amieva, no puedo cancelar, préstame a tu hija Estela para que haga el personaje- suplicó. De pronto, de la nada, emergió una voz: -Pero ni siquiera conozco la obra -comentó Estela, quien ya era toda una señorita de 20 años.

-Yo te explicaré todo-, exclamó Amieva, -podríamos ensayar en la tarde y aprenderte el texto durante el viaje. –Si mi padre me otorga el permiso lo haré -contestó Estela. Un silencio cubrió la estancia, Tomás miró a su hija entusiasmada y a su compañero con signo de desesperación reflejado en el rostro. Y como buen samaritano concedió la aquiescencia para que Estela Sánchez Juárez debutara la noche siguiente en el escenario más grande de México, Bellas Artes. Todo esto sobre la década de mediados del siglo pasado.

Estela Sánchez empezó a compaginar su trabajo como maestra de escuela con la labor escénica. En las mañanas daba clases y por la noche desarrollaba diferentes personajes, pues el arte teatral obliga al actor a desdoblar su personalidad para crear vidas muy distintas a la suya, como le sucedió en un ensayo en el IRBA, de Tampico, en la obra “Las Cosas Simples”, de Héctor Mendoza, donde representaba a una chica de mala reputación. En una escena tenía que caminar y prender un cigarro (aunque ella no fumaba estaba dispuesta a realizarlo) cuando una carcajada de su director, el Dr. Rojas Domínguez, detuvo su andar.

La novel actriz se sintió ofendida. Rojas Domínguez le ofreció una disculpa para después aclararle que le había parecido gracioso su pose de mujer fatal junto a la acción física de prender y fumar el cigarrillo al revés. Otra obra en que participó Estela Sánchez fue “Frente a la Muerte”, dirigida por el maestro Álvaro Pérez y Pérez que también impartía clases de música en la Preparatoria Tampico. Así, con dicha puesta en escena llegaron a presentarse en el teatro María Tereza Montoya, en Monterrey, con buena respuesta de público.

Sánchez Juárez afirma que la mayor cualidad que debe poseer quien desea dedicarse a esta profesión es el amor al teatro puesto que el arte dramático cuenta con el poder para transformar al actor, aunque éste no sea muy agraciado. La belleza no se encuentra en lo físico sino en la moral, y agrega doña Estela: “Cuando hacemos un villano, inmediatamente entra la reflexión, porque hacemos estas fechorías y cuando realizamos uno bueno, aprendemos que se debe ser ético con las personas”.

La actriz menciona que el teatro fortalece la concentración, agiliza la mente, mejora la dicción, sensibiliza el espíritu. También comenta que para los actores es imprescindible la lectura ya que acrecienta la imaginación, vuelve al involucrado más culto. Además, recomienda que se enseñe actuación desde la primaria, inclusive desde el Jardín de Niños, no porque vayan a hacerse actores, sino porque el teatro es formativo, exige disciplina, pero lo más importante: inculca valores.

Sobre esta idea de incluir el teatro desde la educación básica, Estela Sánchez expresa que se debe enseñar actuación como un juego, ya que los niños aprenden mejor divirtiéndose. Sobre este hecho recuerda una anécdota: “En la escuela dirigí La Estrella de Belém, les dije a los pequeños vamos a jugar al teatro y tomé a dos de ellos y les expliqué: vamos a decir que tu hermanito te pegó, aunque no sea cierto. Al otro le dije tú te vas a defender, y comenzaron a decir lo que les había dicho. Entonces yo los regañaba diciéndoles que se portaran bien. En eso entró como tromba la directora de la escuela, asustada porque había pasado por el salón y había escuchado la discusión. Tranquilizamos a la maestra diciéndole que todo era parte de la obra”.

Uno de los grandes retos que ha enfrentado Estela Sánchez fue cuando en la década de los ochenta fue invitada por el director Nicolás Allende para sumarse al proyecto de llevar a escena la obra de Federico García Lorca, Bernarda Alba, siendo seleccionada para representar a la mismísima Bernarda, como ella misma apunta: “Soy muy sentimental y al meditar el suicidio de la hija menor, pensaba en el dolor grande de una madre ante la muerte de su hija y las lágrimas se me venían a los ojos, pero ya en los ensayos o en la obra, tenía que convertirme en Bernarda que tiene a sus hijas atadas a su falda de manera obsesiva, tanto que le cuesta la vida a una de ellas, por no querer que se junte con su amante Pepe, el Romano”.

Por esta puesta en escena, Estela Sánchez ganó – tenía entonces sesenta años- en el concurso de teatro a nivel Tamaulipas, entre 22 obras, el primer lugar como actriz dramática a sus 60 años. Estela Sánchez de Cumplido acaba de festejar sus 93 años, encontrándose en gran forma. Ha ganado en años recientes sendos primeros lugares en Oratoria y Declamación. Practica todos los sábados cachibol y continúa con su labor teatral, amén de participar como actriz en algunos cortometrajes que ha dirigido el cineasta Víctor Casanova. Sobre su intensa actividad, a pesar de su edad, doña Estela responde: “Me preguntan cómo tengo bastante lucidez, memoria, buen humor; siempre digo: Gracias a Dios y al teatro”.

Estela Sánchez empezó a compaginar su trabajo como maestra de escuela con la labor escénica