/ domingo 17 de enero de 2021

¿Existe vida extraterrestre?

En días pasados el equipo de comunicación de la administración nacional aeronáutica y el espacio (NASA), reveló que la sonda espacial Juno detectó por primera vez una señal de radio procedente de Ganímedes, una de las lunas que órbita el planeta Júpiter.

Si bien se aclaró la señal de radio no era de origen alienígena, sino de una función natural, el hecho generó al principio entre los aficionados a la teoría de la vida extraterrestre cierta expectativa.

En el pasado se han detectado señales de radio que han hecho albergar la posibilidad de que exista vida fuera de nuestro planeta, como sucedió el día 15 de agosto de 1977, cuando el radio telescopio Big Ear recibió una señal de radio de origen hasta la fecha desconocido que duró 72 segundos, proveniente de la zona oriental de la constelación sagitario.

La pregunta que interroga sobre la existencia de la vida extraterrestre ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes hasta nuestros días, unas veces como mitos religiosos y otros más como teorías científicas.

Responder a la pregunta es una tarea que en la actualidad sólo es posible en grado probabilístico, pero ya no se niega tajantemente su posibilidad. Uno de estos ejercicios probabilístico sobre la existencia de la vida extraterrestre es la ecuación de Drake, si bien ha sido objetado que muchas de las variables que incluye son hipotéticas porque asigna valores inciertos, también lo es que concediendo un máximo de error al cálculo, resulta que la existencia de vida extraterrestre no sólo es es posible, sino que muy pronto será probable.

Científicos que han dedicado su vida al estudio del Universo han aceptado la posibilidad de que exista vida en otros planetas, tal es el caso de los astrofísicos Stephen Hawking y Roger Penrose, pero también existen otros como Paul Davis que la niega en su obra “Un Silencio Inquietante” donde se cuestiona el hecho del porqué a pesar de todos los esfuerzos humanos por establecer contacto con otras civilizaciones en el universo este no ha sido positivo, ante ello, una posible respuesta es la presentada por Roger Penrose en su obra “Lo Grande, Lo Pequeño y la Mente de Dios”.

En su obra Penrose establece un hecho: no es que el universo sea demasiado grande, sino que los seres humanos son infinitamente pequeños. Antes de que se tache de perogrullada lo anterior hay que explicar el significado de esto.

La media de las objetos del universo, así como su vida de existencia excede desproporcionadamente a la de los humanos y sus civilizaciones, en estas circunstancias, pensar que el hombre ha abarcado el espacio en grado suficiente para considerar darse por satisfecho en su búsqueda de vida en otros planetas carece de fundamento, en realidad la búsqueda de vida extraterrestre por los humanos apenas a cubierto una pequeñísima parte del universo como para sacar la conclusión de que esta no existe allende nuestro planeta.

Curiosamente, a una conclusión similar llegó hace 400 años Blaise Pascal. Pascal escribía “Porque al fin, ¿Qué es el hombre en la naturaleza? Una nada frente al infinito”.

En el hipotético caso de que existiera vida extraterrestre o alienígena como Hollywood les ha llamado, mucho se especula sobre las características fisonómicas y corporales de estos seres. La filmografía de ciencia ficción nos presenta a criaturas amorfas, totalmente diferentes a la anatomía humana.

Sin embargo, la moderna teoría biológica evolutiva nos indica que en caso de existir vida en otros planetas, estas criaturas no serían muy diferentes a las criaturas que habitan sobre nuestro planeta, esto gracias al principio que fundamenta la teoría de la evolución convergente.

Evolución Convergente es como se denomina al proceso evolutivo a partir del cual dos organismos filogenéticamente separados han originado estructuras similares, esto es, son morfológicamente parecidos en conjunto o en partes. Esta evolución ocurre por coincidencia. Es decir, Los fenómenos de evolución convergente se dan debido a la necesidad de las especies de “resolver” un mismo problema planteado en sendos nichos ecológicos en los que cada una sobrevive y a los que necesita adaptarse.

La naturaleza, por así decirlo, está “dotando” a las especies convergentes de la misma solución para el mismo problema pero en cada una de las ramas evolutivas.

Sin duda de llegar el día en que se pueda demostrar que existe más vida en el Universo, no sólo será el descubrimiento más importante de la humanidad, sino que cambiará todo lo que creíamos que sabíamos sobre la humanidad.

Regeneración.

En días pasados el equipo de comunicación de la administración nacional aeronáutica y el espacio (NASA), reveló que la sonda espacial Juno detectó por primera vez una señal de radio procedente de Ganímedes, una de las lunas que órbita el planeta Júpiter.

Si bien se aclaró la señal de radio no era de origen alienígena, sino de una función natural, el hecho generó al principio entre los aficionados a la teoría de la vida extraterrestre cierta expectativa.

En el pasado se han detectado señales de radio que han hecho albergar la posibilidad de que exista vida fuera de nuestro planeta, como sucedió el día 15 de agosto de 1977, cuando el radio telescopio Big Ear recibió una señal de radio de origen hasta la fecha desconocido que duró 72 segundos, proveniente de la zona oriental de la constelación sagitario.

La pregunta que interroga sobre la existencia de la vida extraterrestre ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes hasta nuestros días, unas veces como mitos religiosos y otros más como teorías científicas.

Responder a la pregunta es una tarea que en la actualidad sólo es posible en grado probabilístico, pero ya no se niega tajantemente su posibilidad. Uno de estos ejercicios probabilístico sobre la existencia de la vida extraterrestre es la ecuación de Drake, si bien ha sido objetado que muchas de las variables que incluye son hipotéticas porque asigna valores inciertos, también lo es que concediendo un máximo de error al cálculo, resulta que la existencia de vida extraterrestre no sólo es es posible, sino que muy pronto será probable.

Científicos que han dedicado su vida al estudio del Universo han aceptado la posibilidad de que exista vida en otros planetas, tal es el caso de los astrofísicos Stephen Hawking y Roger Penrose, pero también existen otros como Paul Davis que la niega en su obra “Un Silencio Inquietante” donde se cuestiona el hecho del porqué a pesar de todos los esfuerzos humanos por establecer contacto con otras civilizaciones en el universo este no ha sido positivo, ante ello, una posible respuesta es la presentada por Roger Penrose en su obra “Lo Grande, Lo Pequeño y la Mente de Dios”.

En su obra Penrose establece un hecho: no es que el universo sea demasiado grande, sino que los seres humanos son infinitamente pequeños. Antes de que se tache de perogrullada lo anterior hay que explicar el significado de esto.

La media de las objetos del universo, así como su vida de existencia excede desproporcionadamente a la de los humanos y sus civilizaciones, en estas circunstancias, pensar que el hombre ha abarcado el espacio en grado suficiente para considerar darse por satisfecho en su búsqueda de vida en otros planetas carece de fundamento, en realidad la búsqueda de vida extraterrestre por los humanos apenas a cubierto una pequeñísima parte del universo como para sacar la conclusión de que esta no existe allende nuestro planeta.

Curiosamente, a una conclusión similar llegó hace 400 años Blaise Pascal. Pascal escribía “Porque al fin, ¿Qué es el hombre en la naturaleza? Una nada frente al infinito”.

En el hipotético caso de que existiera vida extraterrestre o alienígena como Hollywood les ha llamado, mucho se especula sobre las características fisonómicas y corporales de estos seres. La filmografía de ciencia ficción nos presenta a criaturas amorfas, totalmente diferentes a la anatomía humana.

Sin embargo, la moderna teoría biológica evolutiva nos indica que en caso de existir vida en otros planetas, estas criaturas no serían muy diferentes a las criaturas que habitan sobre nuestro planeta, esto gracias al principio que fundamenta la teoría de la evolución convergente.

Evolución Convergente es como se denomina al proceso evolutivo a partir del cual dos organismos filogenéticamente separados han originado estructuras similares, esto es, son morfológicamente parecidos en conjunto o en partes. Esta evolución ocurre por coincidencia. Es decir, Los fenómenos de evolución convergente se dan debido a la necesidad de las especies de “resolver” un mismo problema planteado en sendos nichos ecológicos en los que cada una sobrevive y a los que necesita adaptarse.

La naturaleza, por así decirlo, está “dotando” a las especies convergentes de la misma solución para el mismo problema pero en cada una de las ramas evolutivas.

Sin duda de llegar el día en que se pueda demostrar que existe más vida en el Universo, no sólo será el descubrimiento más importante de la humanidad, sino que cambiará todo lo que creíamos que sabíamos sobre la humanidad.

Regeneración.