/ lunes 9 de abril de 2018

Filosofía de la caridad

Existen acciones que revelan un panorama distinto en el combate a la pobreza, basado en la generosidad, que nunca debe faltar.

Hoy me permito reproducir en este espacio, lector, unas declaraciones de Valentina Alazraki, corresponsal por más de treinta años en El Vaticano. “Por las calles de Roma, de noche, se desplaza un sacerdote en un pequeño coche. Este hombre se detiene y ofrece a las personas que viven en la calle, dinero para ayudarse en sus necesidades. Este religioso, quien trabajara en su momento como ceremoniero de san Juan Pablo II y Benedicto XVI, es hoy limosnero del papa Francisco, es decir, la extensión del Papa argentino hacia los indigentes de Roma.

Consciente de que debido a su cargo el Papa ya no puede salir a dar caridad a los necesitados como lo hacia en Buenos Aires, Francisco encargó al sacerdote polaco Konrad Krajewski que lo haga en su nombre.

El Papa y el padre Konrad han tomado una serie de decisiones en favor de las personas en dificultades, entre ellas está la de terminar con el negocio millonario que tenían las tiendas de souvenirs cerca del Vaticano con las bendiciones papales”. Estos pergaminos en los que se solicitaba la bendición del pontífice a las familias, personas particulares o instituciones ya no se encontrarán en las tiendas aledañas a San Pedro, sino por un precio inferior directamente en la limosnería apostólica. Todo el dinero recolectado será destinado a la caridad del Papa.

La segunda iniciativa no carece de particularidades, ya que el Papa y su limosnero han decidido instalar al lado de la columnata de la derecha de la plaza de San Pedro, muy cerca de la oficina de correos del Vaticano, unas regaderas para que los pordioseros que viven en los alrededores del Vaticano puedan bañarse y cambiarse.

La idea se la dio al padre Konrad, un pordiosero italiano quien vive en la calle desde hace 10 años. Una noche por ser su 50 cumpleaños, el sacerdote lo invitó a cenar a un restaurante chino. El indigente le comentó que en Roma no es tan difícil encontrar algo de comer, pero sí es muy complicado encontrar lugar para bañarse. Entre los beneficiados por esta iniciativa se encuentra un grupo de pordioseros polacos e italianos que duermen frente a la sala de prensa de la Santa Sede. Uno de ellos es Kristoff, un polaco que llegó a Roma en 1987 y que siempre ha dormido en la calle, quien comentó que “es imposible buscar trabajo cuando uno está sucio y apestoso, porque nadie quiere hablar contigo”.

“Un pordiosero italiano que lo ha perdido todo, familia y trabajo comentó que era hora que alguien se moviera para ayudarlos, sin que ellos pidieran nada, “porque pedir es humillante”.

“La tercera iniciativa es una rifa que se realizará el próximo 8 de diciembre en la que se rifarán los regalos que el papa Francisco ha recibido en el último año.

Entre los presentes a rifar se encuentra un coche, unas bicicletas, un aparato de video, plumas, marcos de plata, portafolios y relojes, entre otros objetos. Para participar en la “lotería papal” hay que comprar un boleto de 10 euros en las oficinas del Vaticano abiertas al público como las del Governatorato, donde se venden monedas y sellos, la farmacia, la oficina de correos y los museos vaticanos. Esta es la manera en que los fieles pueden ayudar al Papa Francisco y a su limosnero a hacer la caridad a las personas necesitadas”.

A mi juicio, la filosofía de la caridad no implica el deseo de aparentar ser superiores ni adjudicarse políticas que al gobierno competen. Se trata de una muestra de generosidad que revela nuestras creencias, saberes y pautas de conducta. Además, la filantropía no es sólo una cuestion religiosa, es deber de todos ayudar a quien lo necesita

El escritor ruso Leon Tolstoi, una vez intentó erradicar la pobreza de su pueblo y comenzó a repartir su gran fortuna entre los humildes. Pero pronto se percató que su noble esfuerzo era como tirar un grano de arena en el desierto. Ni todos los bienes y recursos imaginables bastaban para sacar a la humanidad de la indigencia, porque finalmente la pobreza es más cuestión de hombres y mujeres mezquinos e injustos, que de la abundancia o no de los bienes de la naturaleza”

Una característica del modelo económico neoliberal conservador en México es que produce altos niveles de pobreza y condena a millones de individuos a vivir en la indigencia.

El señor Carlos Slim, quien creo no necesita presentación, ha dicho que el no donaría las acciones de su familia a la caridad como lo hizo el fundador de la red social Facebook, Mark Zuckerberg, quien de acuerdo con informaciones anunció que donará el 99% de sus acciones de Facebook, alrededor de 45 mil millones de dólares.

La reticencia de Slim para unirse al grupo de millonarios filántropos (entre los que figuran Bill Gates y Warren Buffet, pero otros cuya fortuna no rebasa los mil millones de dólares, como Dietmar Hopp, Herbert y Amrion Sandler, y James Stowers), es cuestión individual, se entiende, pero por el hecho de involucrar a uno de los hombres más ricos del mundo, el tema se presta a comentario, así como el hecho de que el magnate mexicano no determine claramente la cantidad de dinero que ha donado a las fundaciones.

Hasta el momento el dueño del gigante de las telecomunicaciones, América Móvil y prototipo del neoliberalismo económico sostiene que “los gobiernos ya cuentan con los recursos para resolver asuntos de educación y la pobreza”.

Existen acciones que revelan un panorama distinto en el combate a la pobreza, basado en la generosidad, que nunca debe faltar.

Hoy me permito reproducir en este espacio, lector, unas declaraciones de Valentina Alazraki, corresponsal por más de treinta años en El Vaticano. “Por las calles de Roma, de noche, se desplaza un sacerdote en un pequeño coche. Este hombre se detiene y ofrece a las personas que viven en la calle, dinero para ayudarse en sus necesidades. Este religioso, quien trabajara en su momento como ceremoniero de san Juan Pablo II y Benedicto XVI, es hoy limosnero del papa Francisco, es decir, la extensión del Papa argentino hacia los indigentes de Roma.

Consciente de que debido a su cargo el Papa ya no puede salir a dar caridad a los necesitados como lo hacia en Buenos Aires, Francisco encargó al sacerdote polaco Konrad Krajewski que lo haga en su nombre.

El Papa y el padre Konrad han tomado una serie de decisiones en favor de las personas en dificultades, entre ellas está la de terminar con el negocio millonario que tenían las tiendas de souvenirs cerca del Vaticano con las bendiciones papales”. Estos pergaminos en los que se solicitaba la bendición del pontífice a las familias, personas particulares o instituciones ya no se encontrarán en las tiendas aledañas a San Pedro, sino por un precio inferior directamente en la limosnería apostólica. Todo el dinero recolectado será destinado a la caridad del Papa.

La segunda iniciativa no carece de particularidades, ya que el Papa y su limosnero han decidido instalar al lado de la columnata de la derecha de la plaza de San Pedro, muy cerca de la oficina de correos del Vaticano, unas regaderas para que los pordioseros que viven en los alrededores del Vaticano puedan bañarse y cambiarse.

La idea se la dio al padre Konrad, un pordiosero italiano quien vive en la calle desde hace 10 años. Una noche por ser su 50 cumpleaños, el sacerdote lo invitó a cenar a un restaurante chino. El indigente le comentó que en Roma no es tan difícil encontrar algo de comer, pero sí es muy complicado encontrar lugar para bañarse. Entre los beneficiados por esta iniciativa se encuentra un grupo de pordioseros polacos e italianos que duermen frente a la sala de prensa de la Santa Sede. Uno de ellos es Kristoff, un polaco que llegó a Roma en 1987 y que siempre ha dormido en la calle, quien comentó que “es imposible buscar trabajo cuando uno está sucio y apestoso, porque nadie quiere hablar contigo”.

“Un pordiosero italiano que lo ha perdido todo, familia y trabajo comentó que era hora que alguien se moviera para ayudarlos, sin que ellos pidieran nada, “porque pedir es humillante”.

“La tercera iniciativa es una rifa que se realizará el próximo 8 de diciembre en la que se rifarán los regalos que el papa Francisco ha recibido en el último año.

Entre los presentes a rifar se encuentra un coche, unas bicicletas, un aparato de video, plumas, marcos de plata, portafolios y relojes, entre otros objetos. Para participar en la “lotería papal” hay que comprar un boleto de 10 euros en las oficinas del Vaticano abiertas al público como las del Governatorato, donde se venden monedas y sellos, la farmacia, la oficina de correos y los museos vaticanos. Esta es la manera en que los fieles pueden ayudar al Papa Francisco y a su limosnero a hacer la caridad a las personas necesitadas”.

A mi juicio, la filosofía de la caridad no implica el deseo de aparentar ser superiores ni adjudicarse políticas que al gobierno competen. Se trata de una muestra de generosidad que revela nuestras creencias, saberes y pautas de conducta. Además, la filantropía no es sólo una cuestion religiosa, es deber de todos ayudar a quien lo necesita

El escritor ruso Leon Tolstoi, una vez intentó erradicar la pobreza de su pueblo y comenzó a repartir su gran fortuna entre los humildes. Pero pronto se percató que su noble esfuerzo era como tirar un grano de arena en el desierto. Ni todos los bienes y recursos imaginables bastaban para sacar a la humanidad de la indigencia, porque finalmente la pobreza es más cuestión de hombres y mujeres mezquinos e injustos, que de la abundancia o no de los bienes de la naturaleza”

Una característica del modelo económico neoliberal conservador en México es que produce altos niveles de pobreza y condena a millones de individuos a vivir en la indigencia.

El señor Carlos Slim, quien creo no necesita presentación, ha dicho que el no donaría las acciones de su familia a la caridad como lo hizo el fundador de la red social Facebook, Mark Zuckerberg, quien de acuerdo con informaciones anunció que donará el 99% de sus acciones de Facebook, alrededor de 45 mil millones de dólares.

La reticencia de Slim para unirse al grupo de millonarios filántropos (entre los que figuran Bill Gates y Warren Buffet, pero otros cuya fortuna no rebasa los mil millones de dólares, como Dietmar Hopp, Herbert y Amrion Sandler, y James Stowers), es cuestión individual, se entiende, pero por el hecho de involucrar a uno de los hombres más ricos del mundo, el tema se presta a comentario, así como el hecho de que el magnate mexicano no determine claramente la cantidad de dinero que ha donado a las fundaciones.

Hasta el momento el dueño del gigante de las telecomunicaciones, América Móvil y prototipo del neoliberalismo económico sostiene que “los gobiernos ya cuentan con los recursos para resolver asuntos de educación y la pobreza”.