/ sábado 9 de marzo de 2019

Fortuna, heme rendido a tus pies, vuélveme a ser venturoso que será mi ser dichoso, si mi fue tornase a es

Si pudiéramos jugar con el tiempo, traeríamos al mejor Atlas de la historia, el de la temporada 50-51, para enfrentarlo contra el mejor Cruz Azul, aquel de los 7 con los que Raúl Cárdenas logró el tricampeonato.

Estaríamos viendo por los Rojinegros, a: Raúl Córdova; Juán “Chapetes” Gómez, Felipe Zetter, Luis Ornelas; Guillermo del Valle (peruano), Javier Novello (argentino); Guadalupe Velázquez, Juan José Novo (argentino), Adalberto “Dumbo” López, José “Chivo” Mercado y Edwig Cubero (tico)... Estos, dirigidos por el che Eduardo Valdatti, todos ellos ya en el cielo con el Señor, son los que alzaron la Copa en 1951... Mientras que el Cruz Azul alineaba con: Miguel Marín (+argentino); Juan Manuel Alejandre +, Javier “Kaliman” Guzmán +, Alberto Quintano (chileno) y Sánchez Galindo; Héctor Pulido, Marco Antonio Ramírez; Fernando Bustos +, Cesáreo Victorino +, Horacio López Saldago y Eladio Vera (paraguayo), se quedaron a uno de empatar al Campeonísimo Guadalajara de los 60, quedándose con tres al hilo en los 70.

Es difícil imaginar lo que solo abuelos y tatarabuelos vieron, yo, consentido de Dios, pude ver a los dos equipos tal cual se los presento, tenía yo 11 años cuando lo del Atlas, que claro, eran junto con el Necaxa mis equipos favoritos, pero si quieren mi opinión, aquel Atlas tenía un futbol más académico y, el de Cruz Azul era muy físico y vertical. Expuesto a la sentencia juvenil, para quienes el futbol del pasado nada tiene para compararse con el actual, así ahora los campos sean más chicos, el balón la mitad de pesado y, el reglamento extraordinariamente suave en comparación de aquel totalmente permisible, que permitía entibar contra el pecho el balón, usando la planta del zapato, siempre y cuando la zuela no rebasara la circunferencia del balón. El bello juego de aquel Atlas fue reconocido incluso por sus archirrivales del Guadalajara, que aún eran entonces los “ya merito”. Con el deseo de que la máquina del tiempo nos traiga esta noche los espíritus de aquellos grandes guerreros, preparémonos a disfrutar a los actuales.

Desde el inicio del juego, nos queda claro lo que fue el partido y el por qué las cosas no le serán tan fáciles al Santos, que está de más hablar de su superioridad sobre los Tiburones, pero que para vencerlos ha de superar al superman jarocho, el joven Sebastián Jurado, que muy pronto comienza a resolver el trabajo que le plantean los laguneros. Desgraciadamente para Jurado, su destino es harto semejante a la de Memo Ochoa, que no importa cuántos goles evite con sus relampagueantes reacciones, al final será vencido por un número igual al de los goles que evitó. Casi puedo ver a Jurado acompañado de “Polaco” Menéndez con un signo de pesos dando valor a los 130 millones que Veracruz ha de pagar para no descender.

Pero hoy, Veracruz ha salido al campo en un plan insolente, mostrándose descarado, audaz y valiente, poniéndose al uno a uno contra su rival que lo supera en todo y, esa actitud los lleva a tomar delantera cuando a los 10 minutos, el chileno Carrasco, que lo mismo nos sorprende con una jugada de primer mundo, que con la peor de las chambonadas, siendo hoy el día de suerte para el Veracruz, pues el chileno prende un balón muy cerca de la portería contraria, para de tremendo zapatazo dejar a Orozco sin oportunidad alguna de evitar la anotación.

Desapués, como suele suceder en el futbol mexicano, el anotador del gol siente que tiene derecho a un descanso y se desentiende del balón, dejando que el contrario se recupere, hasta que llega el momento en que Jurado ya no lo puede hacer todo, así rechaza un balón hacia su izquierda y rápido va al achique, pero el rematdor en vez de intentar la fusilata, cede para Furch, que sin marca empuja el balón a la meta desprotegida para que el juego se empatara. El forcejeo continuó sin que se presentaran más acciones de gol, llegando el descanso para que en los vestuarios, los técnicos comentaran con sus pupilos, los errores cometidos y las indicaciones para enmendar en la segunda parte.

Y vaya que las cosas cambiaron, si bien es cierto, el primer tiempo no estuvo nada mal, el segundo lo superó completamente. A los 74 minutos, un contragolpe por parte del Santos llevó a Julio Furch hasta el área contraria, contra muy bien trabajada, porque Julio llegó con buena compañía, así, cediendo para Correa, el argentino no tuvo dificultad para vencer a Jurado y lograr la remontada. Ahora el juego estaba en su mejor momento y, el balón llegaba a una y otra portería, el Puma Chávez se había manifestado ya con varios remates que pasaron cerca de la portería, hasta que finalmente, al minuto 78, Polaco que había entrado al juego, pone un bombón al Puma, para que éste deje a Orozco como estatua para marcar el 2-2. Poco después, otro remate que superó a todos, fue sacado milagrosamente por Orozco, cuando el balón estaba justo en la línea de gol. 2-2 y finalmente el público jarocho se va feliz a su casa.

Hasta pronto amigo.

Si pudiéramos jugar con el tiempo, traeríamos al mejor Atlas de la historia, el de la temporada 50-51, para enfrentarlo contra el mejor Cruz Azul, aquel de los 7 con los que Raúl Cárdenas logró el tricampeonato.

Estaríamos viendo por los Rojinegros, a: Raúl Córdova; Juán “Chapetes” Gómez, Felipe Zetter, Luis Ornelas; Guillermo del Valle (peruano), Javier Novello (argentino); Guadalupe Velázquez, Juan José Novo (argentino), Adalberto “Dumbo” López, José “Chivo” Mercado y Edwig Cubero (tico)... Estos, dirigidos por el che Eduardo Valdatti, todos ellos ya en el cielo con el Señor, son los que alzaron la Copa en 1951... Mientras que el Cruz Azul alineaba con: Miguel Marín (+argentino); Juan Manuel Alejandre +, Javier “Kaliman” Guzmán +, Alberto Quintano (chileno) y Sánchez Galindo; Héctor Pulido, Marco Antonio Ramírez; Fernando Bustos +, Cesáreo Victorino +, Horacio López Saldago y Eladio Vera (paraguayo), se quedaron a uno de empatar al Campeonísimo Guadalajara de los 60, quedándose con tres al hilo en los 70.

Es difícil imaginar lo que solo abuelos y tatarabuelos vieron, yo, consentido de Dios, pude ver a los dos equipos tal cual se los presento, tenía yo 11 años cuando lo del Atlas, que claro, eran junto con el Necaxa mis equipos favoritos, pero si quieren mi opinión, aquel Atlas tenía un futbol más académico y, el de Cruz Azul era muy físico y vertical. Expuesto a la sentencia juvenil, para quienes el futbol del pasado nada tiene para compararse con el actual, así ahora los campos sean más chicos, el balón la mitad de pesado y, el reglamento extraordinariamente suave en comparación de aquel totalmente permisible, que permitía entibar contra el pecho el balón, usando la planta del zapato, siempre y cuando la zuela no rebasara la circunferencia del balón. El bello juego de aquel Atlas fue reconocido incluso por sus archirrivales del Guadalajara, que aún eran entonces los “ya merito”. Con el deseo de que la máquina del tiempo nos traiga esta noche los espíritus de aquellos grandes guerreros, preparémonos a disfrutar a los actuales.

Desde el inicio del juego, nos queda claro lo que fue el partido y el por qué las cosas no le serán tan fáciles al Santos, que está de más hablar de su superioridad sobre los Tiburones, pero que para vencerlos ha de superar al superman jarocho, el joven Sebastián Jurado, que muy pronto comienza a resolver el trabajo que le plantean los laguneros. Desgraciadamente para Jurado, su destino es harto semejante a la de Memo Ochoa, que no importa cuántos goles evite con sus relampagueantes reacciones, al final será vencido por un número igual al de los goles que evitó. Casi puedo ver a Jurado acompañado de “Polaco” Menéndez con un signo de pesos dando valor a los 130 millones que Veracruz ha de pagar para no descender.

Pero hoy, Veracruz ha salido al campo en un plan insolente, mostrándose descarado, audaz y valiente, poniéndose al uno a uno contra su rival que lo supera en todo y, esa actitud los lleva a tomar delantera cuando a los 10 minutos, el chileno Carrasco, que lo mismo nos sorprende con una jugada de primer mundo, que con la peor de las chambonadas, siendo hoy el día de suerte para el Veracruz, pues el chileno prende un balón muy cerca de la portería contraria, para de tremendo zapatazo dejar a Orozco sin oportunidad alguna de evitar la anotación.

Desapués, como suele suceder en el futbol mexicano, el anotador del gol siente que tiene derecho a un descanso y se desentiende del balón, dejando que el contrario se recupere, hasta que llega el momento en que Jurado ya no lo puede hacer todo, así rechaza un balón hacia su izquierda y rápido va al achique, pero el rematdor en vez de intentar la fusilata, cede para Furch, que sin marca empuja el balón a la meta desprotegida para que el juego se empatara. El forcejeo continuó sin que se presentaran más acciones de gol, llegando el descanso para que en los vestuarios, los técnicos comentaran con sus pupilos, los errores cometidos y las indicaciones para enmendar en la segunda parte.

Y vaya que las cosas cambiaron, si bien es cierto, el primer tiempo no estuvo nada mal, el segundo lo superó completamente. A los 74 minutos, un contragolpe por parte del Santos llevó a Julio Furch hasta el área contraria, contra muy bien trabajada, porque Julio llegó con buena compañía, así, cediendo para Correa, el argentino no tuvo dificultad para vencer a Jurado y lograr la remontada. Ahora el juego estaba en su mejor momento y, el balón llegaba a una y otra portería, el Puma Chávez se había manifestado ya con varios remates que pasaron cerca de la portería, hasta que finalmente, al minuto 78, Polaco que había entrado al juego, pone un bombón al Puma, para que éste deje a Orozco como estatua para marcar el 2-2. Poco después, otro remate que superó a todos, fue sacado milagrosamente por Orozco, cuando el balón estaba justo en la línea de gol. 2-2 y finalmente el público jarocho se va feliz a su casa.

Hasta pronto amigo.