/ jueves 6 de agosto de 2020

Fractal | Déficit de naturaleza, deformando cuerpo y mente de los niños

PARTE 2

El humano es un organismo perfectamente diseñado para vivir en la naturaleza, nuestro cerebro y cuerpo evolucionó, gracias a los retos que le fueron impuestos siglo tras siglo, pero en la actualidad el desapego a lo natural está generando una involución en todos los sentidos.

Apreciados lectores, hoy entrego la segunda de 3 columnas dedicadas a la infancia y la desnaturalización, y el gran riesgo que se corre de seguir por este camino.

Todos los seres están regidos por etapas, desde el momento de la concepción el nuevo individuo, inicia un largo camino de sensaciones, y los mamíferos humanos somos una especie la cual por el hecho de gestar por nueve meses en el vientre de nuestras madres, sentimos, escuchamos e iniciamos nuestro desarrollo sensorial, en el momento de el nacimiento nos encontramos con un mundo lleno de inquietantes objetos, olores, sabores y una paleta de colores que iluminan el cerebro, generando interconexiones neuronales, que dan forma al nuevo ser y definen muchas de sus habilidades futuras, de los cero a los tres años los pequeños humanos, configurarán sus habilidades cognitivas, psicomotoras, emocionales, lingüísticas y sociales, cuando un infante se desarrolla en un ambiente en el que puede interactuar con la naturaleza, sus sentidos se agudizan y la interacción con el sonido del aire, agua y animales crean una memoria con el entorno, y esto lo podemos recordar todos los que crecimos en contacto con la naturaleza, para nosotros es fácil recordar el sonido de todo aquello que sentimos, escuchamos y olimos, con solo cerrar los ojos, por que es esto posible, pues porque quedó grabado en nuestro ser y forma parte de nosotros, el olor a tierra mojada, la textura de la grama en nuestras palmas, el agua fría del río o la calidez del sol por las mañanas, nos acompañarán por siempre.

Pero retomando a los niños, ellos en nuestra nueva realidad y época actual, jamás tendrán un recuerdo así, y la falta de contacto con lo natural y sus estímulos causan un efecto de no pertenencia, o sea no tienen raíces, como lo mencionaba en el inicio, las transformaciones en nuestro cuerpo y mente solo fueron posibles por la necesidad y la supervivencia, pero si en este siglo no tenemos que esforzarnos por nada, cual es la exigencia para nuestro cuerpo o mente, según las teorías de la neurociencia, un cerebro el cual tiene solo estímulos visuales, como lo son los celulares, tabletas o pantallas, genera un trastorno en el desarrollo motriz, conductual y de interacción social, ni hablar del gran daño que ocasiona en la cuestión física a causa del sedentarismo; obesidad, debilidad muscular, sistema inmunológico deficiente, mal desarrollo en huesos y dientes por la falta de exposición solar, dando como resultado niños extremadamente susceptibles a todo, psicológica y físicamente.

Los niños que se desarrollan en contacto con estímulos naturales y espacios amplios desarrollan habilidades cognitivas y motrices a temprana edad, resaltando también que son relajados y menos propensos a presentar déficit de atención por hiperactividad (TDAH), en la naturaleza estimulan cuerpo y mente generando un vínculo de por vida con el entorno, haciendo que su nivel de sensibilidad y empatía para con los demás seres, sea un reflejo automático, y esto ayuda a generar lazos afectivos firmes al ser un pequeño seguro e independiente, ya que la naturaleza le presenta infinidad de retos imposibles de substituir con un dispositivo digital, que solo estimula individualidad, aislamiento, sedentarismo, y malos hábitos alimenticios que se verá reflejado en su vida adulta.

Regeneración-19

PARTE 2

El humano es un organismo perfectamente diseñado para vivir en la naturaleza, nuestro cerebro y cuerpo evolucionó, gracias a los retos que le fueron impuestos siglo tras siglo, pero en la actualidad el desapego a lo natural está generando una involución en todos los sentidos.

Apreciados lectores, hoy entrego la segunda de 3 columnas dedicadas a la infancia y la desnaturalización, y el gran riesgo que se corre de seguir por este camino.

Todos los seres están regidos por etapas, desde el momento de la concepción el nuevo individuo, inicia un largo camino de sensaciones, y los mamíferos humanos somos una especie la cual por el hecho de gestar por nueve meses en el vientre de nuestras madres, sentimos, escuchamos e iniciamos nuestro desarrollo sensorial, en el momento de el nacimiento nos encontramos con un mundo lleno de inquietantes objetos, olores, sabores y una paleta de colores que iluminan el cerebro, generando interconexiones neuronales, que dan forma al nuevo ser y definen muchas de sus habilidades futuras, de los cero a los tres años los pequeños humanos, configurarán sus habilidades cognitivas, psicomotoras, emocionales, lingüísticas y sociales, cuando un infante se desarrolla en un ambiente en el que puede interactuar con la naturaleza, sus sentidos se agudizan y la interacción con el sonido del aire, agua y animales crean una memoria con el entorno, y esto lo podemos recordar todos los que crecimos en contacto con la naturaleza, para nosotros es fácil recordar el sonido de todo aquello que sentimos, escuchamos y olimos, con solo cerrar los ojos, por que es esto posible, pues porque quedó grabado en nuestro ser y forma parte de nosotros, el olor a tierra mojada, la textura de la grama en nuestras palmas, el agua fría del río o la calidez del sol por las mañanas, nos acompañarán por siempre.

Pero retomando a los niños, ellos en nuestra nueva realidad y época actual, jamás tendrán un recuerdo así, y la falta de contacto con lo natural y sus estímulos causan un efecto de no pertenencia, o sea no tienen raíces, como lo mencionaba en el inicio, las transformaciones en nuestro cuerpo y mente solo fueron posibles por la necesidad y la supervivencia, pero si en este siglo no tenemos que esforzarnos por nada, cual es la exigencia para nuestro cuerpo o mente, según las teorías de la neurociencia, un cerebro el cual tiene solo estímulos visuales, como lo son los celulares, tabletas o pantallas, genera un trastorno en el desarrollo motriz, conductual y de interacción social, ni hablar del gran daño que ocasiona en la cuestión física a causa del sedentarismo; obesidad, debilidad muscular, sistema inmunológico deficiente, mal desarrollo en huesos y dientes por la falta de exposición solar, dando como resultado niños extremadamente susceptibles a todo, psicológica y físicamente.

Los niños que se desarrollan en contacto con estímulos naturales y espacios amplios desarrollan habilidades cognitivas y motrices a temprana edad, resaltando también que son relajados y menos propensos a presentar déficit de atención por hiperactividad (TDAH), en la naturaleza estimulan cuerpo y mente generando un vínculo de por vida con el entorno, haciendo que su nivel de sensibilidad y empatía para con los demás seres, sea un reflejo automático, y esto ayuda a generar lazos afectivos firmes al ser un pequeño seguro e independiente, ya que la naturaleza le presenta infinidad de retos imposibles de substituir con un dispositivo digital, que solo estimula individualidad, aislamiento, sedentarismo, y malos hábitos alimenticios que se verá reflejado en su vida adulta.

Regeneración-19