/ jueves 28 de octubre de 2021

Fractal | Entre vivos, almas y animales fantásticos, "así el culto a los muertos en México"

Las tradiciones mexicanas son de gran importancia, ya que nuestra identidad como país tiene raíces muy profundas y de nosotros depende que las futuras generaciones no pierdan ese legado y entiendan que somos tierra, sol, mar, águila y nopal, una mezcla forjada a fuego como la más pura obsidiana.

En el pasado las tribus nativas de nuestro hoy llamado México rendían culto a la muerte; pero no era un proceso de tristeza o de dolor, la muerte simbolizaba la liberación de las almas para poder llegar a un plano más elevado y se requería de pasar por importantes pruebas para ingresar por completo al mundo superior.

“En cada dimensión existe un señor del día y otro de la noche en total son 18 que multiplicado por 20 resultan 360 días del año; más cinco puntos cósmicos que son: la tierra, agua, viento, fuego y el sol, dando un total de 365 días que representan el año.”

Pero dentro de este largo camino del inframundo, existe un animal que es de suma importancia para lograr la meta; el Xoloitzcuintle o perro Azteca, es una raza endémica de nuestro país, la cual se caracteriza por no tener pelo, se relaciona con el dios mexica de la vida y la muerte Xólotl, y cuando alguien fallecía, una de las tareas de este can místico, era descubrir si el difunto es lo suficiente digno, para ser ayudado a cruzar el río infernal, de no ser un candidato adecuado se quedaría como una sombra fantasmal vagando por las orillas del río por toda la eternidad.

Si el candidato era digno de cruzar el río, tenía que ser guiado por el impresionante xoloitzcuintle, enfundado en su piel negra, que se pierde con la obscuridad del inframundo, solo porta un hilo de algodón en el cuello del cual se sujetaba el tunante para que el guía canino lo ayudara a cruzar sobre su lomo, y solo así llegar a la otra orilla para reposar en paz en el Mictlán en compañía del señor de los muertos Mictlantecuhtli.

Y este recorrido se encuentra plasmado en los códices y narraciones de Fray Bernardino de Sahagún, autor de varias obras en náhuatl, y con toda esta información alegórica nacen los llamados alebrijes creados por manos mexicanas que según las leyendas o historias de nuestro México, cada hombre, mujer o niño que fallecen tienen un animal mítico que lo acompaña y protege en el más allá; naciendo así estas formas mitológicas fantásticas con partes de animales multicolores, como todo lo que tiene que ver con la muerte en nuestro territorio nacional.

Es responsabilidad de todos nosotros mantener vivas nuestras tradiciones y costumbres, para que algún día nuestros descendientes encuentren el camino a lado de el señor de los muertos en el Mictlán, siempre custodiados por nuestro fiel guía el xoloitzcuintle.

O ¿usted qué opina?

  • Regeneración 19.

Las tradiciones mexicanas son de gran importancia, ya que nuestra identidad como país tiene raíces muy profundas y de nosotros depende que las futuras generaciones no pierdan ese legado y entiendan que somos tierra, sol, mar, águila y nopal, una mezcla forjada a fuego como la más pura obsidiana.

En el pasado las tribus nativas de nuestro hoy llamado México rendían culto a la muerte; pero no era un proceso de tristeza o de dolor, la muerte simbolizaba la liberación de las almas para poder llegar a un plano más elevado y se requería de pasar por importantes pruebas para ingresar por completo al mundo superior.

“En cada dimensión existe un señor del día y otro de la noche en total son 18 que multiplicado por 20 resultan 360 días del año; más cinco puntos cósmicos que son: la tierra, agua, viento, fuego y el sol, dando un total de 365 días que representan el año.”

Pero dentro de este largo camino del inframundo, existe un animal que es de suma importancia para lograr la meta; el Xoloitzcuintle o perro Azteca, es una raza endémica de nuestro país, la cual se caracteriza por no tener pelo, se relaciona con el dios mexica de la vida y la muerte Xólotl, y cuando alguien fallecía, una de las tareas de este can místico, era descubrir si el difunto es lo suficiente digno, para ser ayudado a cruzar el río infernal, de no ser un candidato adecuado se quedaría como una sombra fantasmal vagando por las orillas del río por toda la eternidad.

Si el candidato era digno de cruzar el río, tenía que ser guiado por el impresionante xoloitzcuintle, enfundado en su piel negra, que se pierde con la obscuridad del inframundo, solo porta un hilo de algodón en el cuello del cual se sujetaba el tunante para que el guía canino lo ayudara a cruzar sobre su lomo, y solo así llegar a la otra orilla para reposar en paz en el Mictlán en compañía del señor de los muertos Mictlantecuhtli.

Y este recorrido se encuentra plasmado en los códices y narraciones de Fray Bernardino de Sahagún, autor de varias obras en náhuatl, y con toda esta información alegórica nacen los llamados alebrijes creados por manos mexicanas que según las leyendas o historias de nuestro México, cada hombre, mujer o niño que fallecen tienen un animal mítico que lo acompaña y protege en el más allá; naciendo así estas formas mitológicas fantásticas con partes de animales multicolores, como todo lo que tiene que ver con la muerte en nuestro territorio nacional.

Es responsabilidad de todos nosotros mantener vivas nuestras tradiciones y costumbres, para que algún día nuestros descendientes encuentren el camino a lado de el señor de los muertos en el Mictlán, siempre custodiados por nuestro fiel guía el xoloitzcuintle.

O ¿usted qué opina?

  • Regeneración 19.