/ lunes 10 de diciembre de 2018

Frente a los méritos de otro, no hay más remedio que el reconocimiento

Para aprender futbol, nada como ver jugar a los argentinos; para las broncas, aquí nos sobran maestros.

A las personas nos resulta casi imposible reconocer con alegría y buena fe el mérito de alguien, si nosotros no estámos convencidos que también somos dignos de mérito en algo. El Mérito es cualquier acto del hombre que hace a este acreedor a un premio, o lo hace digno de un castigo. Y también se entiende este concepto como el conjunto de las buenas acciones de una persona, en cuanto la hacen digna del aprecio de los demás.

¿Qué le sucede a la hinchada argentina? Sus equipos River Plate y Boca Juniors nos han brindado un juego excepcional, regalándonos aquello que concede al futbol el reconocimiento como arte, o sea la habilidad y la creatividad. Créanme, a un jugador, actuar con poco público le produce tristeza, ¿Por qué? Pues porque la vanidad del hombre nos es satisfecha si al conseguir un éxito no tenemos a nadie que lo atestigüe. Así, el futbolista solo encuentra satisfacción complaciendo al público, lo cual es una forma de dar amor. Pero si al hacerlo, encontramos que nuestro rival también está haciendo lo mismo, por increíble que parezca, estamos unidos en ese momento por una sola razón: complacer a quienes han venido a vernos actuar, esperando que les hagamos felices con nuestro arte.

En este ejercicio no cabe el odio y, entre los que realmente amamos al futbol, existe la capacidad de disfrutar incluso el arte de nuestros rivales. Tengo muy presente aquella anécdota que sucedió en Dinamarca, en ocasión de un juego amistoso entre el Santos de Brasil y un equipo local, al efectuarse una falta fuera del área danesa el cobrador obviamente fue Pelé, antes de que el árbitro pitara, el capitán escandinavo pidió tiempo al árbitro para acomodar su barrera, formándolos a todos de espalda al tirador, al terminar el juego, los reporteros cuestionaron al capitán danés respecto a la razón que tuvo para hacer aquello, a lo que contestó: "Difícilmente volveremos a jugar contra Pelé, por eso optamos por colocarnos dando la espalda para no perdernos la oportunidad de ver el gol que sabíamos iba a anotar".

El futbol en ocasiones suele ser injusto, hoy Boca y River han jugado como triunfadores, pero solamente uno puede ganar, uno que ha de sentirse feliz mientras que el otro, tranquilo con su conciencia, ha de aceptar su derrota sin convertirla en un drama amargo y doloroso.

Continuando con la fase de semifinales de la Liguilla Clausura 2018 MX, el América nuevamente repitió por tercera ocasión su ya recurrente madruguete. Apenas se habían jugado 8 minutos, cuando Ibarra irrumpe en el área Puma, cruzando su disparo que no implica gran dificultad, pero Saldívar, otras veces tan seguro, ahora le hace el puente trágico al balón, para que el América se adelante. Luego a los 24 minutos, un tiro de esquina contra los cremas es tocado en corto, Barrera centra frontal, para que Carlos González con un giro fantástico prenda el balón con un frentazo que vence a Marchesín. Y aquello no paró ahí, pues en el minuto 28 se repitió en Pumas el error de marcación, ya que cuando se va a cobrar un tiro de esquina, todos sabemos a quién marcar, pero estos hombres no aprenden y Bruno Valdez vuelve a vacunarlos para el 2-1, y siete minutos más tarde es Roger Martínez el que anota el tercero cuando Saldívar vuelve a equivocarse entregando el balón a Ibarra, quien lo pone a Roger que frente a la puerta desguarecida anota el 3-1.

Y si pensaron que el término de la primera parte fue lo mejor para Pumas están equivocados, pues la segunda parte fue realmente infernal para ellos. Nuevamente el madruguete. Se repitió el gol de vestidor cuando antes de cumplirse el minuto 46 Guido Rodríguez prendió un tiro de esquina muy raro que coló a medio mundo, para que en el lado contrario, en el lindero del área, Guido Rodríguez prenda el balón con tremendo patadón que venció a Saldívar, y solo tres minutos después, una contra es bien llevada por Renato, quien sirve a la pinza contraria donde aparece solitario Diego Lainez para anotar el quinto. Y al 70, una doble falta inútil sobre Roger, pues el balón estaba por abandonar el terreno de juego, para que se decrete el penalti que cobra Aguilera con un bombazo para sentenciar el juego.

Es fácil criticar una decisión de un entrenador después de que es derrotado. Sí, todos sabemos que Malcorra no es defensa lateral, pero no entiendo porqué ahora se le reprocha a Patiño lo que antes se le había reconocido como un gran movimiento táctico, ya que favorecía al ataque de Pumas. Ningún juego es igual a otro, hoy por su lado apareció Ibarra, un expreso cuya característica importante es la velocidad, y si por el otro lado Laynez hacía pedazos al jovencito Mozo, quien sí es defensa y además joven, obvio es que Ibarra primero y Domínguez después encontraran por ese lado una avenida. 6-1.

Ahora sigue la final esperada: Cruz Azul-América.

Hasta pronto amigo.

Para aprender futbol, nada como ver jugar a los argentinos; para las broncas, aquí nos sobran maestros.

A las personas nos resulta casi imposible reconocer con alegría y buena fe el mérito de alguien, si nosotros no estámos convencidos que también somos dignos de mérito en algo. El Mérito es cualquier acto del hombre que hace a este acreedor a un premio, o lo hace digno de un castigo. Y también se entiende este concepto como el conjunto de las buenas acciones de una persona, en cuanto la hacen digna del aprecio de los demás.

¿Qué le sucede a la hinchada argentina? Sus equipos River Plate y Boca Juniors nos han brindado un juego excepcional, regalándonos aquello que concede al futbol el reconocimiento como arte, o sea la habilidad y la creatividad. Créanme, a un jugador, actuar con poco público le produce tristeza, ¿Por qué? Pues porque la vanidad del hombre nos es satisfecha si al conseguir un éxito no tenemos a nadie que lo atestigüe. Así, el futbolista solo encuentra satisfacción complaciendo al público, lo cual es una forma de dar amor. Pero si al hacerlo, encontramos que nuestro rival también está haciendo lo mismo, por increíble que parezca, estamos unidos en ese momento por una sola razón: complacer a quienes han venido a vernos actuar, esperando que les hagamos felices con nuestro arte.

En este ejercicio no cabe el odio y, entre los que realmente amamos al futbol, existe la capacidad de disfrutar incluso el arte de nuestros rivales. Tengo muy presente aquella anécdota que sucedió en Dinamarca, en ocasión de un juego amistoso entre el Santos de Brasil y un equipo local, al efectuarse una falta fuera del área danesa el cobrador obviamente fue Pelé, antes de que el árbitro pitara, el capitán escandinavo pidió tiempo al árbitro para acomodar su barrera, formándolos a todos de espalda al tirador, al terminar el juego, los reporteros cuestionaron al capitán danés respecto a la razón que tuvo para hacer aquello, a lo que contestó: "Difícilmente volveremos a jugar contra Pelé, por eso optamos por colocarnos dando la espalda para no perdernos la oportunidad de ver el gol que sabíamos iba a anotar".

El futbol en ocasiones suele ser injusto, hoy Boca y River han jugado como triunfadores, pero solamente uno puede ganar, uno que ha de sentirse feliz mientras que el otro, tranquilo con su conciencia, ha de aceptar su derrota sin convertirla en un drama amargo y doloroso.

Continuando con la fase de semifinales de la Liguilla Clausura 2018 MX, el América nuevamente repitió por tercera ocasión su ya recurrente madruguete. Apenas se habían jugado 8 minutos, cuando Ibarra irrumpe en el área Puma, cruzando su disparo que no implica gran dificultad, pero Saldívar, otras veces tan seguro, ahora le hace el puente trágico al balón, para que el América se adelante. Luego a los 24 minutos, un tiro de esquina contra los cremas es tocado en corto, Barrera centra frontal, para que Carlos González con un giro fantástico prenda el balón con un frentazo que vence a Marchesín. Y aquello no paró ahí, pues en el minuto 28 se repitió en Pumas el error de marcación, ya que cuando se va a cobrar un tiro de esquina, todos sabemos a quién marcar, pero estos hombres no aprenden y Bruno Valdez vuelve a vacunarlos para el 2-1, y siete minutos más tarde es Roger Martínez el que anota el tercero cuando Saldívar vuelve a equivocarse entregando el balón a Ibarra, quien lo pone a Roger que frente a la puerta desguarecida anota el 3-1.

Y si pensaron que el término de la primera parte fue lo mejor para Pumas están equivocados, pues la segunda parte fue realmente infernal para ellos. Nuevamente el madruguete. Se repitió el gol de vestidor cuando antes de cumplirse el minuto 46 Guido Rodríguez prendió un tiro de esquina muy raro que coló a medio mundo, para que en el lado contrario, en el lindero del área, Guido Rodríguez prenda el balón con tremendo patadón que venció a Saldívar, y solo tres minutos después, una contra es bien llevada por Renato, quien sirve a la pinza contraria donde aparece solitario Diego Lainez para anotar el quinto. Y al 70, una doble falta inútil sobre Roger, pues el balón estaba por abandonar el terreno de juego, para que se decrete el penalti que cobra Aguilera con un bombazo para sentenciar el juego.

Es fácil criticar una decisión de un entrenador después de que es derrotado. Sí, todos sabemos que Malcorra no es defensa lateral, pero no entiendo porqué ahora se le reprocha a Patiño lo que antes se le había reconocido como un gran movimiento táctico, ya que favorecía al ataque de Pumas. Ningún juego es igual a otro, hoy por su lado apareció Ibarra, un expreso cuya característica importante es la velocidad, y si por el otro lado Laynez hacía pedazos al jovencito Mozo, quien sí es defensa y además joven, obvio es que Ibarra primero y Domínguez después encontraran por ese lado una avenida. 6-1.

Ahora sigue la final esperada: Cruz Azul-América.

Hasta pronto amigo.