/ jueves 23 de septiembre de 2021

Fuera de Agenda | La toma militar de carreteras

El sistema de escuchas de la Guardia Nacional registró desde principios de este mes, señales detrás de la toma militar del control de las carreteras de Jalisco y Guanajuato, dos de los estados que concentran el mayor índice de violencia en el país, y donde comenzó el relevo de policías civiles por soldados en las vías federales de comunicación.

-Anden con calma… andamos libres—fue la expresión que se escuchó en las comunicaciones interceptadas a las bandas criminales. Fuentes de la Guardia Nacional comentaron que este dicho entre integrantes de la delincuencia organizada se traduce como “libertad de acción”, “movilidad sin controles”.

Detrás de la inacción de la Guardia Nacional, asoma una libertad de movimientos de grupos armados que se dejan ver a plena luz del día en comunidades de estos dos estados y en lugares tan distantes como Michoacán y Sonora sin que se les moleste.

La llegada de policías militares a vigilar carreteras en Jalisco y Guanajuato uniformados de Guardia Nacional (GN), se tradujo en que ahora los accidentes carreteros los atiende por lo regular la policía municipal. Los asaltos, asesinatos y choques armados entre bandas criminales antagónicas parecen no importarles, no salen de sus bases y cuando lo hacen solo es en patrullaje disuasivo.

La ruta para que cinco mil 664 soldados de Policía Militar habilitados de GN tomen el control de las carreteras comenzó hace dos semanas en estas dos entidades, continuará en noviembre en 18 más, seguirá en marzo del 2022 con 10, y concluirá en junio en 11 estados del centro, sur y norte del país.

Una vez concluido el relevo de personal civil, la Guardia Nacional tendrá “el mando operativo, logístico y administrativo” a través de las coordinaciones estatales, dice un documento de la secretaría de la Defensa Nacional que registra el número de efectivos, fases, estaciones y estados que comprende el proceso. Una copia del mismo en poder de esta columna señala: “Existe la posibilidad de que haya manifestaciones por parte del personal relevado, motivado por publicaciones tendenciosas que se den en los medios de comunicación”.

Las prisas que han mostrado los militares por hacerse con el control de las carreteras, siguen la línea de los cursos “express” de dos meses y medio que han recibido donde les han dado una “embarrada” de todo lo que implica el patrullaje, control, flujos e importancia económica de las rutas que quedarán a su cargo.

Hacia el interior de la GN lo accidentado del proceso se ha caracterizado en que los soldados de policía militar son gente poco instruida, con estudios básicos, muchos con problemas de disciplina en sus unidades de arma de las que provienen, y no entienden de procedimientos administrativos.

Muestran cierta voracidad por tomar todo rápido, omitiendo procedimientos, quieren tener el control ya en sus manos, dice una fuente de la corporación.

El último reducto civil en la GN está compuesto por alrededor de 20 mil efectivos que vienen de la desaparecida Policía Federal, de ellos ocho mil son administrativos y aproximadamente 13 mil operativos. Su desaparición en aras de la militarización, tendrá un alto costo al país que se asoma a través de la “libertad de acción” con que opera el crimen en México.

@velediaz424


El sistema de escuchas de la Guardia Nacional registró desde principios de este mes, señales detrás de la toma militar del control de las carreteras de Jalisco y Guanajuato, dos de los estados que concentran el mayor índice de violencia en el país, y donde comenzó el relevo de policías civiles por soldados en las vías federales de comunicación.

-Anden con calma… andamos libres—fue la expresión que se escuchó en las comunicaciones interceptadas a las bandas criminales. Fuentes de la Guardia Nacional comentaron que este dicho entre integrantes de la delincuencia organizada se traduce como “libertad de acción”, “movilidad sin controles”.

Detrás de la inacción de la Guardia Nacional, asoma una libertad de movimientos de grupos armados que se dejan ver a plena luz del día en comunidades de estos dos estados y en lugares tan distantes como Michoacán y Sonora sin que se les moleste.

La llegada de policías militares a vigilar carreteras en Jalisco y Guanajuato uniformados de Guardia Nacional (GN), se tradujo en que ahora los accidentes carreteros los atiende por lo regular la policía municipal. Los asaltos, asesinatos y choques armados entre bandas criminales antagónicas parecen no importarles, no salen de sus bases y cuando lo hacen solo es en patrullaje disuasivo.

La ruta para que cinco mil 664 soldados de Policía Militar habilitados de GN tomen el control de las carreteras comenzó hace dos semanas en estas dos entidades, continuará en noviembre en 18 más, seguirá en marzo del 2022 con 10, y concluirá en junio en 11 estados del centro, sur y norte del país.

Una vez concluido el relevo de personal civil, la Guardia Nacional tendrá “el mando operativo, logístico y administrativo” a través de las coordinaciones estatales, dice un documento de la secretaría de la Defensa Nacional que registra el número de efectivos, fases, estaciones y estados que comprende el proceso. Una copia del mismo en poder de esta columna señala: “Existe la posibilidad de que haya manifestaciones por parte del personal relevado, motivado por publicaciones tendenciosas que se den en los medios de comunicación”.

Las prisas que han mostrado los militares por hacerse con el control de las carreteras, siguen la línea de los cursos “express” de dos meses y medio que han recibido donde les han dado una “embarrada” de todo lo que implica el patrullaje, control, flujos e importancia económica de las rutas que quedarán a su cargo.

Hacia el interior de la GN lo accidentado del proceso se ha caracterizado en que los soldados de policía militar son gente poco instruida, con estudios básicos, muchos con problemas de disciplina en sus unidades de arma de las que provienen, y no entienden de procedimientos administrativos.

Muestran cierta voracidad por tomar todo rápido, omitiendo procedimientos, quieren tener el control ya en sus manos, dice una fuente de la corporación.

El último reducto civil en la GN está compuesto por alrededor de 20 mil efectivos que vienen de la desaparecida Policía Federal, de ellos ocho mil son administrativos y aproximadamente 13 mil operativos. Su desaparición en aras de la militarización, tendrá un alto costo al país que se asoma a través de la “libertad de acción” con que opera el crimen en México.

@velediaz424