/ sábado 28 de marzo de 2020

Fyilosofía en Expresión | ¿Aburrimiento en cuarentena?

Primero que nada y antes de comentar el tema me gustaría preguntar, ¿en verdad nos encontramos en una condición de cuarentena?, el término en sí mismo se refiere al aislamiento de personas a causa de una enfermedad, durante un período de tiempo no específico con el fin de evitar o limitar el riesgo de que la mencionada enfermedad se propague.

Existen muchas personas que a causa de sus condiciones laborales definitivamente no podrán aislarse, al menos por ahora, para ellos mi solidaridad y mi deseo de que todo vaya bien y sean suficientes las precauciones y la toma de cuidados sanitarios para no llevar esta condición negativa a casa.

Pero hablemos de los demás, los que sí pueden, los que sus condiciones económicas, sociales y personales así se lo permiten. Los que no son el sostén económico de sus familias, los que sus empresas les han permitido trabajar desde casa, los jubilados, los propietarios de sus empresas, los jóvenes y maestros que no deben presentarse a los centros académicos, los que no tienen que salir a buscar el alimento de cada día, los que por la razón que sea cuentan con recursos para poder vivir sin tener que salir de sus domicilios.

Tal vez con ese segmento sería suficiente para disminuir de forma sensible el flujo humano en las calles, negocios y establecimientos en general.

¿Pero, qué sucede?

Hemos sido, como pueblo, entrenados para creer en lo que no se ve y a la vez para dudar hasta de lo más evidente. La manipulación de la información nos deja en medio de la nada, los diferentes grupos políticos y su lucha por el poder afectan la percepción, pero hay cosas que parecen lógicas.

Por ejemplo, sólo el hecho de impedir o dificultar que el contagio se vuelva masivo manteniéndonos en aislamiento social, el ver que las estadísticas nos favorecen en cuanto a número de casos y decesos, por último pensar que si nos cuidamos en lo individual estaremos cuidando al colectivo.

Seguir las indicaciones de las instancias gubernamentales encargadas de la salud nacional, que si nos damos a la tarea de analizar y con esto me refiero no a seguir memes, chismes, rumores, ni a comunicadores que a todas luces se muestran cargados y además extrañamente afectados por un raro deseo de que las cosas salgan mal aunque el daño fuera para todos, sino a escuchar en sus conferencias la información de manera directa, a revisar sus publicaciones y las de algunos organismos serios, tal vez lograríamos al menos formarnos un criterio informado de la crisis.

Tenemos la esperanza de salir bien librados, tal vez si a esto incluyéramos una dosis de congruencia y algo de esfuerzo, aumentaríamos las probabilidades.

Pasamos por algo a lo que no estamos acostumbrados.

Se ha roto nuestro ritmo.

Algunos lentos, otros más veloces, pero todos tenemos un estilo de vida, rutinas, formas de hacer las cosas.

Nos han dicho que hoy el secreto está en no movernos.

La vida familiar se ha transformado de un momento a otro.

El miedo es un nuevo componente cotidiano.

No sabemos qué hacer en casa y la desesperación se vuelve una mala consejera, la tentación de "vacacionar" se presenta, reuniones, parrilladas, música y alegría, salir un poco, resultan ser propuestas más atractivas.

Seamos realistas y prácticos.

Los datos no son alentadores, pero sí existe una posibilidad. Este aislamiento social puede ser el gran remedio a la estadística.

Tal vez unos días puedan hacer la diferencia.

¿Qué podemos hacer para pasar un mejor día sin poner en riesgo nuestra vida y la de los demás?

Esperanza en consciencia con ciencia y conciencia.

Primero es bueno analizar la consciencia, es decir percibirme como parte de la realidad, relacionarme conmigo, sensibilizarme a los matices de la vida, mis procesos internos y en general todo lo que puede estimularme y por ende manipular mi atención.

Una vez que me percibo aquí y parte, puedo revisar la conciencia, que básicamente es la capacidad de analizar qué pensamientos y acciones son favorables y cuáles no, cualidad que me permite observar una mejor calidad de vida en sociedad, regular mis acciones y como consecuencia mis relaciones con el resto de las personas.

La ciencia en una de sus definiciones es un conjunto de conocimientos objetivos y verificables sobre una materia especifica que son obtenidos mediante la observación y la experimentación, contando con un método de ordenamiento y clasificación de los mismos.

La esperanza es la confianza en que ocurra lo que se desea.

Por lo tanto podemos esperar que ocurra lo que deseamos a partir de percibirnos como parte de la realidad, hacerme responsable de mis actos y seguir las recomendaciones científicas.

Con inteligencia, prudencia y compasión.

¡Vamos juntos!

REGENERACIÓN 19

Primero que nada y antes de comentar el tema me gustaría preguntar, ¿en verdad nos encontramos en una condición de cuarentena?, el término en sí mismo se refiere al aislamiento de personas a causa de una enfermedad, durante un período de tiempo no específico con el fin de evitar o limitar el riesgo de que la mencionada enfermedad se propague.

Existen muchas personas que a causa de sus condiciones laborales definitivamente no podrán aislarse, al menos por ahora, para ellos mi solidaridad y mi deseo de que todo vaya bien y sean suficientes las precauciones y la toma de cuidados sanitarios para no llevar esta condición negativa a casa.

Pero hablemos de los demás, los que sí pueden, los que sus condiciones económicas, sociales y personales así se lo permiten. Los que no son el sostén económico de sus familias, los que sus empresas les han permitido trabajar desde casa, los jubilados, los propietarios de sus empresas, los jóvenes y maestros que no deben presentarse a los centros académicos, los que no tienen que salir a buscar el alimento de cada día, los que por la razón que sea cuentan con recursos para poder vivir sin tener que salir de sus domicilios.

Tal vez con ese segmento sería suficiente para disminuir de forma sensible el flujo humano en las calles, negocios y establecimientos en general.

¿Pero, qué sucede?

Hemos sido, como pueblo, entrenados para creer en lo que no se ve y a la vez para dudar hasta de lo más evidente. La manipulación de la información nos deja en medio de la nada, los diferentes grupos políticos y su lucha por el poder afectan la percepción, pero hay cosas que parecen lógicas.

Por ejemplo, sólo el hecho de impedir o dificultar que el contagio se vuelva masivo manteniéndonos en aislamiento social, el ver que las estadísticas nos favorecen en cuanto a número de casos y decesos, por último pensar que si nos cuidamos en lo individual estaremos cuidando al colectivo.

Seguir las indicaciones de las instancias gubernamentales encargadas de la salud nacional, que si nos damos a la tarea de analizar y con esto me refiero no a seguir memes, chismes, rumores, ni a comunicadores que a todas luces se muestran cargados y además extrañamente afectados por un raro deseo de que las cosas salgan mal aunque el daño fuera para todos, sino a escuchar en sus conferencias la información de manera directa, a revisar sus publicaciones y las de algunos organismos serios, tal vez lograríamos al menos formarnos un criterio informado de la crisis.

Tenemos la esperanza de salir bien librados, tal vez si a esto incluyéramos una dosis de congruencia y algo de esfuerzo, aumentaríamos las probabilidades.

Pasamos por algo a lo que no estamos acostumbrados.

Se ha roto nuestro ritmo.

Algunos lentos, otros más veloces, pero todos tenemos un estilo de vida, rutinas, formas de hacer las cosas.

Nos han dicho que hoy el secreto está en no movernos.

La vida familiar se ha transformado de un momento a otro.

El miedo es un nuevo componente cotidiano.

No sabemos qué hacer en casa y la desesperación se vuelve una mala consejera, la tentación de "vacacionar" se presenta, reuniones, parrilladas, música y alegría, salir un poco, resultan ser propuestas más atractivas.

Seamos realistas y prácticos.

Los datos no son alentadores, pero sí existe una posibilidad. Este aislamiento social puede ser el gran remedio a la estadística.

Tal vez unos días puedan hacer la diferencia.

¿Qué podemos hacer para pasar un mejor día sin poner en riesgo nuestra vida y la de los demás?

Esperanza en consciencia con ciencia y conciencia.

Primero es bueno analizar la consciencia, es decir percibirme como parte de la realidad, relacionarme conmigo, sensibilizarme a los matices de la vida, mis procesos internos y en general todo lo que puede estimularme y por ende manipular mi atención.

Una vez que me percibo aquí y parte, puedo revisar la conciencia, que básicamente es la capacidad de analizar qué pensamientos y acciones son favorables y cuáles no, cualidad que me permite observar una mejor calidad de vida en sociedad, regular mis acciones y como consecuencia mis relaciones con el resto de las personas.

La ciencia en una de sus definiciones es un conjunto de conocimientos objetivos y verificables sobre una materia especifica que son obtenidos mediante la observación y la experimentación, contando con un método de ordenamiento y clasificación de los mismos.

La esperanza es la confianza en que ocurra lo que se desea.

Por lo tanto podemos esperar que ocurra lo que deseamos a partir de percibirnos como parte de la realidad, hacerme responsable de mis actos y seguir las recomendaciones científicas.

Con inteligencia, prudencia y compasión.

¡Vamos juntos!

REGENERACIÓN 19