/ sábado 2 de mayo de 2020

Fyilosofía en Expresión | ¡No más mensajes positivos!

Tal vez ya estás cansado de esto.

La idea no te hace gracia, de hecho cada que escuchas algo como: agradece la vida, piensa que hay personas que están peor, al menos estamos juntos y el afamado “todo pasa”, más que sumarte a la felicidad teatral pandémica te provoca ganas de vomitar.

Ciertamente ser positivo puede ayudar, como puede ayudar todo aquel mecanismo que provoque emociones y reacciones bioquímicas favorables, tan temporales como la acción misma, sin dejar de ser recomendables, me refiero al deporte, el sexo, los videos de autoayuda, la lectura de los iluminados y algunas otras finas hierbas.

Pero tienes claro que esa alegría temporal no será la solución para este problema que por cierto también es temporal, solo que la duración de su espectro es mayor en apariencia.

Tus proyectos, tus planes, el diseño que tenías sobre el camino sufrió un alto, repentino, obligado, inmisericorde y además suma a eso una serie de incomodidades con el aderezo infernal del miedo a algo que no se ve y que mata.

Pero chequemos algo.

Antes de la pandemia, no todo estaba bien. Tu vida en las diferentes áreas, escolar, laboral, afectiva, física y financiera por citar ejemplos, no era perfecta y así para el resto del mundo.

El efecto de hoy, me parece que es semejante al que produce la enfermedad y aguántame, no hablo de la pandemia.

Cuando de pronto te das cuenta que algo cambió en tu cuerpo y sientes que tienes un mal que por sus características pudiera ser muy grave, tus pensamientos pueden llevarte a un desenlace terrible y todo tu mundo se reduce a eso, recuperar la salud.

Cada día despiertas y recuerdas tu estado, el mismo cuerpo lo hace, medicamentos, cambios de hábitos, etc., ocupan tu tiempo y tu atención, de pronto todo ha dejado de tener sentido para ti.

De pronto piensas que sería maravilloso no estar enfermo, a veces recuerdas cuando estabas bien y sueñas con volver a esa condición, ver algunas mejorías casi es motivo de celebración.

Empieza la recuperación y viene la alegría hasta que un día ¡estás sano!, La felicidad, la sonrisa, las ganas de saltar son evidentes, pasó el peligro, uff.

¿Pero qué sucede casi inmediatamente después del reporte positivo?

Vuelven todos los demonios, juntos, la soledad, el recibo de la luz, los exámenes, el noviazgo, los chismes, el plástico, los servicios, las redes sociales, las relaciones tóxicas.

Todo estaba ahí, siempre estuvo ahí, pero no lo podíamos ver, la vida estaba en riesgo y todo lo demás dejó de ser importante.

Antes de la pandemia, nada era perfecto, al contrario, recuerdo que como humanidad estábamos bastante mal y ahora al ver todas las máscaras que han caído y nos ha permitido ver el rostro real propio y ajeno, pues peor aún.

Tal vez para ti, que estás leyendo esto, la opción de la alegría positiva no sea la mejor medida, pero ¿qué te parece revisar el tema desde un juicio crítico, lo más objetivo que sea posible?

Y mira que te prometo no terminar con una frase motivacional.

Estamos viviendo algo terrible, muy desafortunado, un fenómeno al cual es difícil encontrarle un lado bueno. Ni siquiera sabemos a ciencia cierta cuáles serán las consecuencias.

Tu vida y la de todos se han visto seriamente afectadas y cada ser humano lo está viviendo de forma distinta.

Enojo, desesperación, incapacidad de respuesta, frustración, tristeza y desánimo, son totalmente normales.

Ahora, parece ser que es solo cuestión de tiempo. Que se debe resistir el distanciamiento físico y tarde o temprano terminará, esto no lo digo basado en la fe, en la esperanza o en alguna creencia religiosa o metafísica, sino en datos históricos y científicos, ya que en el mundo hemos vivido circunstancias parecidas. También en el pasado próximo inmediato de lo que ha ocurrido en los países que iniciaron con el fenómeno.

Sin comprar e incluso, repudiando de mi parte todas aquellas opciones que pretenden totalizar las soluciones y creer que sus remedios sirven absolutamente para todos, incluso haciendo mofa de tener una verdad que de suyo nos salvaría pero aún no estamos en condiciones para aprenderlo.

Más bien desde tu perspectiva, ¿será posible que encontraras algo que pudiera ayudarte a vivir este momento como cuando te hablé de la enfermedad?

Tal vez exista algo que te guste o anime, que te ayude a mantenerte en forma mientras todo pasa, que te pueda auxiliar para que tu atención que está centrada en la desgracia se expanda un poco y recuerde la tremenda dosis de "normalidad" que volverá a tu vida al levantar la cuarentena y de esa forma pudieras dedicar algún esfuerzo para prevenir, preparar o fomentar una mejor salida. Piénsalo, tal vez puede ayudar.

hey@gryita.com

fb: Gryita Fuerte

Regeneración 19

Vuelven todos los demonios, juntos, la soledad, el recibo de la luz, los exámenes, el noviazgo, los chismes...

Tal vez ya estás cansado de esto.

La idea no te hace gracia, de hecho cada que escuchas algo como: agradece la vida, piensa que hay personas que están peor, al menos estamos juntos y el afamado “todo pasa”, más que sumarte a la felicidad teatral pandémica te provoca ganas de vomitar.

Ciertamente ser positivo puede ayudar, como puede ayudar todo aquel mecanismo que provoque emociones y reacciones bioquímicas favorables, tan temporales como la acción misma, sin dejar de ser recomendables, me refiero al deporte, el sexo, los videos de autoayuda, la lectura de los iluminados y algunas otras finas hierbas.

Pero tienes claro que esa alegría temporal no será la solución para este problema que por cierto también es temporal, solo que la duración de su espectro es mayor en apariencia.

Tus proyectos, tus planes, el diseño que tenías sobre el camino sufrió un alto, repentino, obligado, inmisericorde y además suma a eso una serie de incomodidades con el aderezo infernal del miedo a algo que no se ve y que mata.

Pero chequemos algo.

Antes de la pandemia, no todo estaba bien. Tu vida en las diferentes áreas, escolar, laboral, afectiva, física y financiera por citar ejemplos, no era perfecta y así para el resto del mundo.

El efecto de hoy, me parece que es semejante al que produce la enfermedad y aguántame, no hablo de la pandemia.

Cuando de pronto te das cuenta que algo cambió en tu cuerpo y sientes que tienes un mal que por sus características pudiera ser muy grave, tus pensamientos pueden llevarte a un desenlace terrible y todo tu mundo se reduce a eso, recuperar la salud.

Cada día despiertas y recuerdas tu estado, el mismo cuerpo lo hace, medicamentos, cambios de hábitos, etc., ocupan tu tiempo y tu atención, de pronto todo ha dejado de tener sentido para ti.

De pronto piensas que sería maravilloso no estar enfermo, a veces recuerdas cuando estabas bien y sueñas con volver a esa condición, ver algunas mejorías casi es motivo de celebración.

Empieza la recuperación y viene la alegría hasta que un día ¡estás sano!, La felicidad, la sonrisa, las ganas de saltar son evidentes, pasó el peligro, uff.

¿Pero qué sucede casi inmediatamente después del reporte positivo?

Vuelven todos los demonios, juntos, la soledad, el recibo de la luz, los exámenes, el noviazgo, los chismes, el plástico, los servicios, las redes sociales, las relaciones tóxicas.

Todo estaba ahí, siempre estuvo ahí, pero no lo podíamos ver, la vida estaba en riesgo y todo lo demás dejó de ser importante.

Antes de la pandemia, nada era perfecto, al contrario, recuerdo que como humanidad estábamos bastante mal y ahora al ver todas las máscaras que han caído y nos ha permitido ver el rostro real propio y ajeno, pues peor aún.

Tal vez para ti, que estás leyendo esto, la opción de la alegría positiva no sea la mejor medida, pero ¿qué te parece revisar el tema desde un juicio crítico, lo más objetivo que sea posible?

Y mira que te prometo no terminar con una frase motivacional.

Estamos viviendo algo terrible, muy desafortunado, un fenómeno al cual es difícil encontrarle un lado bueno. Ni siquiera sabemos a ciencia cierta cuáles serán las consecuencias.

Tu vida y la de todos se han visto seriamente afectadas y cada ser humano lo está viviendo de forma distinta.

Enojo, desesperación, incapacidad de respuesta, frustración, tristeza y desánimo, son totalmente normales.

Ahora, parece ser que es solo cuestión de tiempo. Que se debe resistir el distanciamiento físico y tarde o temprano terminará, esto no lo digo basado en la fe, en la esperanza o en alguna creencia religiosa o metafísica, sino en datos históricos y científicos, ya que en el mundo hemos vivido circunstancias parecidas. También en el pasado próximo inmediato de lo que ha ocurrido en los países que iniciaron con el fenómeno.

Sin comprar e incluso, repudiando de mi parte todas aquellas opciones que pretenden totalizar las soluciones y creer que sus remedios sirven absolutamente para todos, incluso haciendo mofa de tener una verdad que de suyo nos salvaría pero aún no estamos en condiciones para aprenderlo.

Más bien desde tu perspectiva, ¿será posible que encontraras algo que pudiera ayudarte a vivir este momento como cuando te hablé de la enfermedad?

Tal vez exista algo que te guste o anime, que te ayude a mantenerte en forma mientras todo pasa, que te pueda auxiliar para que tu atención que está centrada en la desgracia se expanda un poco y recuerde la tremenda dosis de "normalidad" que volverá a tu vida al levantar la cuarentena y de esa forma pudieras dedicar algún esfuerzo para prevenir, preparar o fomentar una mejor salida. Piénsalo, tal vez puede ayudar.

hey@gryita.com

fb: Gryita Fuerte

Regeneración 19

Vuelven todos los demonios, juntos, la soledad, el recibo de la luz, los exámenes, el noviazgo, los chismes...