/ sábado 25 de julio de 2020

Fyilosofía En Expresión | ¿Volver a clases?

Bueno y a todo esto, ¿qué va a pasar con la educación?

Se empiezan a escuchar comentarios que barruntan fechas de inicio, inscripciones y una inminente vuelta a clases, asunto por demás indispensable.

Sí, a clases, ¿pero a las aulas, también?

Este asunto incluye un alto riesgo para la vida.

Estamos hablando de la convivencia cercana en espacios cerrados de una gran cantidad de niños y jóvenes, además cuerpos técnicos, docentes y padres de familia.

Aparentemente sólo se trata de observar las reglas en cuestiones sanitarias, pero creo que esto va mucho más allá de un asunto de franelas con cloro, cubrebocas y gel antibacterial.

Estamos hablando de hacer responsable en parte a las instituciones de cuidar de la seguridad de los alumnos y más delicado en el caso de los menores de edad y de la participación activa de los padres de familia en cuanto a la observancia de los mismos principios.

Pero no debemos olvidar de quien estamos hablando.

Hablamos de un universo educativo mexicano hablando del sistema como un todo, que gozaba hasta antes de la pandemia de un súper vergonzoso primer lugar en bullying sobre la faz de la tierra y que además participa activamente permitiendo que sus educandos, además de la ciencia, el arte y el deporte, reciban la "educación de la muerte" en cuanto a la mala alimentación y hábitos autodestructivos se refiere, no solo permitiendo la venta de alimentos chatarra al interior de sus planteles, sino incluso lucrando con ello, formando así parte activa del ejército de los "jinetes del Apocalipsis" por llamar de alguna forma a las otras epidemias que aquejan al país y a buena parte de la humanidad.

También hablamos de un sistema que en contubernio con el gran sistema político, económico y social del cual forma parte activa, logra graduar solo a una pequeña parte de la población que busca aglomerar desde la edad temprana, lisiando de alguna manera a un gran número de mexicanos, dejándolos atados a un trunco apelativo en el limbo de la identidad y sin herramientas para sobrevivir de forma digna.

Al mismo tiempo hablamos de una sociedad que ha demostrado su inconsciencia e ignorancia en gran parte asociada precisamente a un sistema educativo ineficiente, además de el bombardeo de los aparatos económicos, el sistema de consumo y el control natural ejercido por décadas por el aparato político y la pugna por el poder, incapaz de ser autónoma, crítica y capaz de cuidar por sí misma de su vida, que ha optado por correr riesgos de forma temeraria no ayudando así a la contención de la pandemia, al contrario, apoyando que ésta se prolongue.

Un grupo humano que si bien empieza a mostrar cualidades de reacción en su toma de decisiones, está en pañales en lo que a la madurez se requiere para pelear desde un frente libremente ciudadano con monstruos invisibles como el virus y la insensatez, tomando en cuenta que lleva en parte perdida la batalla por los elevados niveles del resto de las enfermedades que asociadas al virus aumentan su letalidad, condición que por sí sola nos habla de irresponsabilidad, falta de autocontrol, criterio y sentido común.

No me puedo imaginar la logística, los sistemas de control de calidad, los procesos de entrenamiento y capacitación, además de la cantidad de personas, equipos, tecnología y materiales que se requerirían para en verdad llevar a cabo y poner en práctica un sistema que con eficiencia y eficacia lograra garantizar la seguridad de una convivencia libre de contagio al interior de las instituciones educativas.

Tampoco quiero pensar en qué situación se colocaría la institución si ocurriera algún tipo de desgracia o pérdida de vidas a causa del virus o incluso un contagio masivo, que llevara al cierre temporal de la institución y generara problemas aún mayores.

Parece ser que el recurso de la instrucción por la vía electrónica se vuelve la opción más viable, pero que indiscutiblemente también tendrá su costo de operación y no únicamente en lo que a plataformas digitales y manejo de las mismas se refiere, sino a la capacitación, entrenamiento y proceso de adaptación de los docentes para el uso de las mismas y la correcta transmisión de las asignaturas, sino probablemente el rediseño de la propuesta educativa para volverla más funcional, asequible y accesible para los usuarios de modo que los niveles de enseñanza no se vean tan afectados.

Esto llevará efectos colaterales también relacionados con temas familiares y que necesariamente generarán cambios aún mayores en una sociedad que se retuerce agobiada por el efecto de este fenómeno social que está golpeando de forma integral la vida humana.

No se ve nada fácil.

No es nada más volver a clases.

REGENERACIÓN 19

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Bueno y a todo esto, ¿qué va a pasar con la educación?

Se empiezan a escuchar comentarios que barruntan fechas de inicio, inscripciones y una inminente vuelta a clases, asunto por demás indispensable.

Sí, a clases, ¿pero a las aulas, también?

Este asunto incluye un alto riesgo para la vida.

Estamos hablando de la convivencia cercana en espacios cerrados de una gran cantidad de niños y jóvenes, además cuerpos técnicos, docentes y padres de familia.

Aparentemente sólo se trata de observar las reglas en cuestiones sanitarias, pero creo que esto va mucho más allá de un asunto de franelas con cloro, cubrebocas y gel antibacterial.

Estamos hablando de hacer responsable en parte a las instituciones de cuidar de la seguridad de los alumnos y más delicado en el caso de los menores de edad y de la participación activa de los padres de familia en cuanto a la observancia de los mismos principios.

Pero no debemos olvidar de quien estamos hablando.

Hablamos de un universo educativo mexicano hablando del sistema como un todo, que gozaba hasta antes de la pandemia de un súper vergonzoso primer lugar en bullying sobre la faz de la tierra y que además participa activamente permitiendo que sus educandos, además de la ciencia, el arte y el deporte, reciban la "educación de la muerte" en cuanto a la mala alimentación y hábitos autodestructivos se refiere, no solo permitiendo la venta de alimentos chatarra al interior de sus planteles, sino incluso lucrando con ello, formando así parte activa del ejército de los "jinetes del Apocalipsis" por llamar de alguna forma a las otras epidemias que aquejan al país y a buena parte de la humanidad.

También hablamos de un sistema que en contubernio con el gran sistema político, económico y social del cual forma parte activa, logra graduar solo a una pequeña parte de la población que busca aglomerar desde la edad temprana, lisiando de alguna manera a un gran número de mexicanos, dejándolos atados a un trunco apelativo en el limbo de la identidad y sin herramientas para sobrevivir de forma digna.

Al mismo tiempo hablamos de una sociedad que ha demostrado su inconsciencia e ignorancia en gran parte asociada precisamente a un sistema educativo ineficiente, además de el bombardeo de los aparatos económicos, el sistema de consumo y el control natural ejercido por décadas por el aparato político y la pugna por el poder, incapaz de ser autónoma, crítica y capaz de cuidar por sí misma de su vida, que ha optado por correr riesgos de forma temeraria no ayudando así a la contención de la pandemia, al contrario, apoyando que ésta se prolongue.

Un grupo humano que si bien empieza a mostrar cualidades de reacción en su toma de decisiones, está en pañales en lo que a la madurez se requiere para pelear desde un frente libremente ciudadano con monstruos invisibles como el virus y la insensatez, tomando en cuenta que lleva en parte perdida la batalla por los elevados niveles del resto de las enfermedades que asociadas al virus aumentan su letalidad, condición que por sí sola nos habla de irresponsabilidad, falta de autocontrol, criterio y sentido común.

No me puedo imaginar la logística, los sistemas de control de calidad, los procesos de entrenamiento y capacitación, además de la cantidad de personas, equipos, tecnología y materiales que se requerirían para en verdad llevar a cabo y poner en práctica un sistema que con eficiencia y eficacia lograra garantizar la seguridad de una convivencia libre de contagio al interior de las instituciones educativas.

Tampoco quiero pensar en qué situación se colocaría la institución si ocurriera algún tipo de desgracia o pérdida de vidas a causa del virus o incluso un contagio masivo, que llevara al cierre temporal de la institución y generara problemas aún mayores.

Parece ser que el recurso de la instrucción por la vía electrónica se vuelve la opción más viable, pero que indiscutiblemente también tendrá su costo de operación y no únicamente en lo que a plataformas digitales y manejo de las mismas se refiere, sino a la capacitación, entrenamiento y proceso de adaptación de los docentes para el uso de las mismas y la correcta transmisión de las asignaturas, sino probablemente el rediseño de la propuesta educativa para volverla más funcional, asequible y accesible para los usuarios de modo que los niveles de enseñanza no se vean tan afectados.

Esto llevará efectos colaterales también relacionados con temas familiares y que necesariamente generarán cambios aún mayores en una sociedad que se retuerce agobiada por el efecto de este fenómeno social que está golpeando de forma integral la vida humana.

No se ve nada fácil.

No es nada más volver a clases.

REGENERACIÓN 19

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