/ sábado 22 de agosto de 2020

Gryita.com, fyilosofía en expresión | Será más difícil educar a los adultos

Ser maestro es de por sí una tarea tan maravillosa como difícil, pero ahora tenemos un nuevo reto.

El sistema educativo para mí tiene defectos y digamos “fallas de origen”.

Su parte fundamental en el sistema de consumo, es algo que considero que tarde o temprano tendrá que desmenuzarse y terminar separados por el bien de la evolución.

Nos hemos dedicado como grupo humano a condicionar personas para ocupar un lugar, a homogeneizar a los diferentes especímenes para reunirlos en pequeños grupos comparados con la inmensidad de opciones que de forma natural estos podrían tener y que además muestran desde su edad temprana.

¿Cuál es la intención?

Formar cuadros para después colocarlos en el rompecabezas del comercio, la industrialización y el control, que tiene como destino final el poder de los pocos sobre los muchos.

Generar piezas que impulsen desde lo particular hasta lo global el enorme mecanismo que mantiene este mundo en movimiento y de paso está terminando poco a poco con la vida.

Pero hoy se ha generado una especial coyuntura, se presenta una oportunidad que si bien parece al menos en nuestro país estar siendo resuelta al vapor, mostrará abiertamente cuál es nuestro poder de enseñanza, qué tan capaz es nuestro sistema educativo para justificar lo que sucede en el aula, en el momento en que no exista la cercanía y la posibilidad de trabajar en privado como cada quien lo considera conveniente.

Creo que en este momento el mayor problema serán los docentes, es necesario capacitar realmente a los portadores del conocimiento para transmitirlo de forma adecuada a través de los medios electrónicos.

Muchos de ellos no son precisamente amantes de la tecnología y además son víctimas de la brecha generacional y consideran a los dispositivos electrónicos como enemigos de la cercanía, de la comunicación interpersonal, además de agentes de influencias negativas y peligrosas para los jóvenes, lo cual les genera animadversión.

Pudieran tener razón, pero finalmente no es cuestión de decisión, estamos encima del problema y definitivamente la tecnología puede ser la mejor solución, pero debemos generar un sistema que ayude a que el estudiante sobre todo el de la educación elemental en etapa formativa, aprenda a ser independiente, se genere sus propios sistemas de defensa personal, aprenda a discernir contenidos, a relacionarse por esta vía y evitar el riesgo.

Deberán aprender el lenguaje digital, la comunicación rápida, directa, a través de símbolos e imágenes, a transmitir en segundos lo que antes se hacía en minutos, a atrapar al educando con información que le sea atractiva.

Dudo mucho de la calidad del proyecto de enseñanza por televisión, creo que hasta hoy ha sido un mal educador, no necesitamos actores, ni un espectáculo escolar, necesitamos maestros, los verdaderos, los de la vocación además de nuevas ideas pedagógicas que logren realmente el cometido.

Para esto tal vez sería interesante canalizar los recursos que tanto en la educación privada como en la gubernamental no se gastaran en mantenimiento de edificios, insumos y en general costos de operación y redireccionarlos a lograr primero que el internet llegue a todos los rincones del país, después a que todos los estudiantes cuenten con equipos aún básicos y capaces para recibir la instrucción y en capacitar a los mejores elementos docentes en el uso de tecnologías de educación y en el desarrollo de un método efectivo para cada nivel.

Esto de entrada suena difícil y costoso, pero creo que nuestro país en este momento debido a la política de la no corrupción y la austeridad republicana, aunado a las alianzas con diferentes sectores pudiera encontrar la forma de resolverlo si esa fuera la intención.

Considero imperativo atender la educación, incluso más que algunas otras inversiones.

Hoy estamos preocupados por los estudiantes, pero no deberíamos de estarlo, al menos no por su capacidad ya que ellos son los mejores capacitados para este cambio.

Más bien debiera preocuparnos que todos tengan los recursos técnicos para poder estudiar.

Esta situación puede ser benéfica, salir del aula, volver al exterior, al contacto con la vida, tal vez por ahora al interior del hogar, que por cierto considero que bien manejado puede ser sumamente favorable y después con la distancia adecuada reintegrarse a la actividad.

Por hoy puede ser muy útil estar cerca de los padres y hermanos, volver a sentir el espacio del hogar como el centro de la vida, el seno familiar como el lugar en donde se aprende y la información como algo secundario.

Pero para que todo esto ocurriera se necesitaría de una labor titánica y fuertes inversiones, sumadas a una acción conjunta del gobierno, el sistema educativo como un todo, los sectores públicos y privados además de la colaboración de la sociedad en general y de los padres de familia.

Hasta que no comprendamos que la educación es la vacuna contra éste y la mayor parte de los males de la humanidad y que los niños y jóvenes son responsabilidad de todos nosotros no lograremos resolver el problema.

Ser maestro es de por sí una tarea tan maravillosa como difícil, pero ahora tenemos un nuevo reto.

El sistema educativo para mí tiene defectos y digamos “fallas de origen”.

Su parte fundamental en el sistema de consumo, es algo que considero que tarde o temprano tendrá que desmenuzarse y terminar separados por el bien de la evolución.

Nos hemos dedicado como grupo humano a condicionar personas para ocupar un lugar, a homogeneizar a los diferentes especímenes para reunirlos en pequeños grupos comparados con la inmensidad de opciones que de forma natural estos podrían tener y que además muestran desde su edad temprana.

¿Cuál es la intención?

Formar cuadros para después colocarlos en el rompecabezas del comercio, la industrialización y el control, que tiene como destino final el poder de los pocos sobre los muchos.

Generar piezas que impulsen desde lo particular hasta lo global el enorme mecanismo que mantiene este mundo en movimiento y de paso está terminando poco a poco con la vida.

Pero hoy se ha generado una especial coyuntura, se presenta una oportunidad que si bien parece al menos en nuestro país estar siendo resuelta al vapor, mostrará abiertamente cuál es nuestro poder de enseñanza, qué tan capaz es nuestro sistema educativo para justificar lo que sucede en el aula, en el momento en que no exista la cercanía y la posibilidad de trabajar en privado como cada quien lo considera conveniente.

Creo que en este momento el mayor problema serán los docentes, es necesario capacitar realmente a los portadores del conocimiento para transmitirlo de forma adecuada a través de los medios electrónicos.

Muchos de ellos no son precisamente amantes de la tecnología y además son víctimas de la brecha generacional y consideran a los dispositivos electrónicos como enemigos de la cercanía, de la comunicación interpersonal, además de agentes de influencias negativas y peligrosas para los jóvenes, lo cual les genera animadversión.

Pudieran tener razón, pero finalmente no es cuestión de decisión, estamos encima del problema y definitivamente la tecnología puede ser la mejor solución, pero debemos generar un sistema que ayude a que el estudiante sobre todo el de la educación elemental en etapa formativa, aprenda a ser independiente, se genere sus propios sistemas de defensa personal, aprenda a discernir contenidos, a relacionarse por esta vía y evitar el riesgo.

Deberán aprender el lenguaje digital, la comunicación rápida, directa, a través de símbolos e imágenes, a transmitir en segundos lo que antes se hacía en minutos, a atrapar al educando con información que le sea atractiva.

Dudo mucho de la calidad del proyecto de enseñanza por televisión, creo que hasta hoy ha sido un mal educador, no necesitamos actores, ni un espectáculo escolar, necesitamos maestros, los verdaderos, los de la vocación además de nuevas ideas pedagógicas que logren realmente el cometido.

Para esto tal vez sería interesante canalizar los recursos que tanto en la educación privada como en la gubernamental no se gastaran en mantenimiento de edificios, insumos y en general costos de operación y redireccionarlos a lograr primero que el internet llegue a todos los rincones del país, después a que todos los estudiantes cuenten con equipos aún básicos y capaces para recibir la instrucción y en capacitar a los mejores elementos docentes en el uso de tecnologías de educación y en el desarrollo de un método efectivo para cada nivel.

Esto de entrada suena difícil y costoso, pero creo que nuestro país en este momento debido a la política de la no corrupción y la austeridad republicana, aunado a las alianzas con diferentes sectores pudiera encontrar la forma de resolverlo si esa fuera la intención.

Considero imperativo atender la educación, incluso más que algunas otras inversiones.

Hoy estamos preocupados por los estudiantes, pero no deberíamos de estarlo, al menos no por su capacidad ya que ellos son los mejores capacitados para este cambio.

Más bien debiera preocuparnos que todos tengan los recursos técnicos para poder estudiar.

Esta situación puede ser benéfica, salir del aula, volver al exterior, al contacto con la vida, tal vez por ahora al interior del hogar, que por cierto considero que bien manejado puede ser sumamente favorable y después con la distancia adecuada reintegrarse a la actividad.

Por hoy puede ser muy útil estar cerca de los padres y hermanos, volver a sentir el espacio del hogar como el centro de la vida, el seno familiar como el lugar en donde se aprende y la información como algo secundario.

Pero para que todo esto ocurriera se necesitaría de una labor titánica y fuertes inversiones, sumadas a una acción conjunta del gobierno, el sistema educativo como un todo, los sectores públicos y privados además de la colaboración de la sociedad en general y de los padres de familia.

Hasta que no comprendamos que la educación es la vacuna contra éste y la mayor parte de los males de la humanidad y que los niños y jóvenes son responsabilidad de todos nosotros no lograremos resolver el problema.