/ sábado 22 de enero de 2022

Gryita.com, Fylosofía en expresión | ¡Deja de pelear contigo!

Leí en una definición conceptual que una pelea es una confrontación entre dos o más personas, grupos de individuos, corporaciones u otra clase de entidades o agrupaciones, las cuales pueden ser físicas, verbales o incluso simbólicas, según sea el caso.

Hoy saldré un poco de esa conceptualización, para presentar una idea, que corresponde a una pelea del individuo para consigo mismo, es decir una lucha con el “programa original”instalado en nuestra imaginaria “tarjeta madre”que constituye nuestro conocimiento primario y que pudiera ser en un momento dado la causa del sufrimiento de la humanidad.

Condición que podemos ver reflejada en los números de suicidios, depresión, abuso, maltrato, estrés, ansiedad, obesidad, tabaquismo, bullying, violencia entre otros demonios más que actuales.

Pelear, el concepto de necesitar luchar para “lograr” está arraigado.

Considerar que para que tú ganes es necesario que otro pierda es "ley de vida".

La competencia es un programa que llegó a tu vida desde la edad temprana, lo aprendiste en el seno de tu familia y lo reafirmaste en el proceso escolar, donde recibiste las primeras enseñanzas de la diferencia entre sexos, la discriminación, las clases sociales, la cultura del condicionamiento a partir del premio y el castigo y la lucha por lograr “ser” a partir de “lograr” y finalmente “tener”.

"La calificación" se convirtió en una necesidad para aprobar la asignatura de la vida, principio que también te dio la primera invitación a la codependencia, ya que aprendiste que es otro quien te autoriza, quien tiene la autoridad para darte o negarte la valía.

Eres maestro o alumno, juez o acusado, víctima o victimario, condenado o verdugo, huyes o atacas.

Si logras verlo, revisarlo lo más objetivamente posible, tal vez puedas notar que no es estrictamente necesario.

Puedes vivir pacíficamente desde el logro de tus objetivos personales y a la vez hacer lo que puedas por los demás, sin atropellar, sin dirigir, sin controlar.

Un mundo para todos, en donde nadie gane y nadie pierda.

¿Pero qué sucede?

Tu mente es tu peor enemigo.

La descalificación, el tener una mala idea sobre ti, el haberte llenado de creencias que no te son favorables, la falta de seguridad en ti mismo, son factores que terminan por minarte y hacerte vivir en tu contra.

¿No te has dado cuenta que eres tú quien te impide prosperar?

Que eres tú quien se encarga de autosabotear tus proyectos

Que solo te necesitas a ti y a tu aprobación para emprender la acción hacia lo que sueñas o deseas

Has convertido el pleito en tu fórmula ganadora, pero hablemos de la salida.

¿Cómo puedes lograr hacer las paces contigo mismo?

Primero comprendiendo que no tienes porque seguir preso de ese mundo dual en el que o eres bueno o eres malo, sino volviendo en ti y a la comprensión de que tú simplemente eres como eres y eso no está mal.

Los árboles de aguacates nunca darán limones.

De esta forma puedes comprender que desde esa persona quien naturalmente tú eres pueden surgir creaciones maravillosas que te ayudarán seguramente a ser más feliz.

Debes anular la competencia, que alguien pierda para que tú ganes.

Debes anular las comparaciones, nadie es como tú.

Debes aceptar tus limitaciones, de tus fortalezas no hablo ¡porque sé que te encantan!

Debes salir del sistema de consumo, viajar ligero, modular esos espacios y empezar a alimentar la felicidad desde lo más simple, de forma que empieces a disfrutar desde la existencia misma y eso te ayudará a dejar de correr como loco o loca la carrera interminable del ego y sus deseos incumplidos.

Te lo he dicho antes debes tener cuatro autos en la cochera de tu mente, autoconocimiento, autoaceptación, autovaloración y autoestima.

Es genial que seas tú y hacer las paces contigo te ayudará también a vivir en paz en el colectivo.

Un mundo para ti y para todos, donde nadie gane y nadie pierda.

  • gryitafuerte@gmail.com
  • Facebook: Gryita Fuerte
  • RE-GENERACIÓN 19


Leí en una definición conceptual que una pelea es una confrontación entre dos o más personas, grupos de individuos, corporaciones u otra clase de entidades o agrupaciones, las cuales pueden ser físicas, verbales o incluso simbólicas, según sea el caso.

Hoy saldré un poco de esa conceptualización, para presentar una idea, que corresponde a una pelea del individuo para consigo mismo, es decir una lucha con el “programa original”instalado en nuestra imaginaria “tarjeta madre”que constituye nuestro conocimiento primario y que pudiera ser en un momento dado la causa del sufrimiento de la humanidad.

Condición que podemos ver reflejada en los números de suicidios, depresión, abuso, maltrato, estrés, ansiedad, obesidad, tabaquismo, bullying, violencia entre otros demonios más que actuales.

Pelear, el concepto de necesitar luchar para “lograr” está arraigado.

Considerar que para que tú ganes es necesario que otro pierda es "ley de vida".

La competencia es un programa que llegó a tu vida desde la edad temprana, lo aprendiste en el seno de tu familia y lo reafirmaste en el proceso escolar, donde recibiste las primeras enseñanzas de la diferencia entre sexos, la discriminación, las clases sociales, la cultura del condicionamiento a partir del premio y el castigo y la lucha por lograr “ser” a partir de “lograr” y finalmente “tener”.

"La calificación" se convirtió en una necesidad para aprobar la asignatura de la vida, principio que también te dio la primera invitación a la codependencia, ya que aprendiste que es otro quien te autoriza, quien tiene la autoridad para darte o negarte la valía.

Eres maestro o alumno, juez o acusado, víctima o victimario, condenado o verdugo, huyes o atacas.

Si logras verlo, revisarlo lo más objetivamente posible, tal vez puedas notar que no es estrictamente necesario.

Puedes vivir pacíficamente desde el logro de tus objetivos personales y a la vez hacer lo que puedas por los demás, sin atropellar, sin dirigir, sin controlar.

Un mundo para todos, en donde nadie gane y nadie pierda.

¿Pero qué sucede?

Tu mente es tu peor enemigo.

La descalificación, el tener una mala idea sobre ti, el haberte llenado de creencias que no te son favorables, la falta de seguridad en ti mismo, son factores que terminan por minarte y hacerte vivir en tu contra.

¿No te has dado cuenta que eres tú quien te impide prosperar?

Que eres tú quien se encarga de autosabotear tus proyectos

Que solo te necesitas a ti y a tu aprobación para emprender la acción hacia lo que sueñas o deseas

Has convertido el pleito en tu fórmula ganadora, pero hablemos de la salida.

¿Cómo puedes lograr hacer las paces contigo mismo?

Primero comprendiendo que no tienes porque seguir preso de ese mundo dual en el que o eres bueno o eres malo, sino volviendo en ti y a la comprensión de que tú simplemente eres como eres y eso no está mal.

Los árboles de aguacates nunca darán limones.

De esta forma puedes comprender que desde esa persona quien naturalmente tú eres pueden surgir creaciones maravillosas que te ayudarán seguramente a ser más feliz.

Debes anular la competencia, que alguien pierda para que tú ganes.

Debes anular las comparaciones, nadie es como tú.

Debes aceptar tus limitaciones, de tus fortalezas no hablo ¡porque sé que te encantan!

Debes salir del sistema de consumo, viajar ligero, modular esos espacios y empezar a alimentar la felicidad desde lo más simple, de forma que empieces a disfrutar desde la existencia misma y eso te ayudará a dejar de correr como loco o loca la carrera interminable del ego y sus deseos incumplidos.

Te lo he dicho antes debes tener cuatro autos en la cochera de tu mente, autoconocimiento, autoaceptación, autovaloración y autoestima.

Es genial que seas tú y hacer las paces contigo te ayudará también a vivir en paz en el colectivo.

Un mundo para ti y para todos, donde nadie gane y nadie pierda.

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