/ sábado 4 de diciembre de 2021

Gryita.com, Fylosofía en expresión | El Zócalo, la política y el virus

El pasado 1 de diciembre el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció un informe-discurso desde el Zócalo de la CdMx, por el tercer aniversario de su toma de protesta.

Al evento, aclaró, no habría ninguna exigencia de medidas sanitarias, las cuales la gente podría, si quería, observar voluntariamente, esto soportado en su fidelidad al principio de “prohibido prohibir” y su postura contra el autoritarismo, del cual aprovechó para burlarse recordando la frase militar del ¡firmes ya! atribuyéndola de forma humorística a las voces que él dice se alzaron para sugerir durante toda la pandemia que se tomaran acciones terminantes para el cumplimiento de las mismas.

Debo aclarar que he sido lo más objetivo posible en cuanto a mi crítica a las acciones de los gobiernos en todos sus niveles y en el caso del Gobierno federal aún más, ya que considero que a ningún movimiento transformador le conviene una crítica a modo, que no le invite a la reflexión cuando es preciso.

Por otro lado en esta columna he sido claro en cuanto a que me parece que uno de los grandes errores de las autoridades mexicanas ha sido su apuesta ilógica e incongruente a la toma de conciencia de las medidas sanitarias a través de la postura “no tutelar”, que más parece de total laxitud y falta de decisión de hacer cumplir los únicos mecanismos que las instancias mundiales han ofrecido como efectivos en la prevención del contagio, como son la sana distancia, el uso correcto del cubreboca y el lavado de manos.

También que me parecen inútiles los semáforos epidemio-político-económicos.

Por supuesto que considero vil el abrir los eventos masivos, las clases presenciales federales y el espacio público sin el cuidado de las debidas medidas, con fines electoreros y políticos.

Y que es una canallada apoyarse en la libertad y la consciencia cuando tienes un pueblo que, además de sufrir el flagelo de la pobreza, vive en la más terrible indigencia cognitiva y cultural.

Sin apoyar ninguna forma de represión, sino simplemente hacer respetar las medidas en la búsqueda del bien común.

No profundizo en el discurso que en más de una hora ofreció las mismas líneas, más algunas escasas frases novedosas que las que regularmente ofrece en las mañaneras, porque no me parece del todo mal, ni tampoco lo que se ha hecho en estos tres años y en todos los anteriores de lucha por la democracia.

Solo me concentro en lo que este evento me obliga a revisar.

Primero, me parece inaceptable convocar a un masivo de esta magnitud ya que genera una falsa percepción de libertad y normalidad cuando estamos en plena posibilidad de vivir una nueva ola de contagios, la realidad de una nueva cepa que cada día aparece más cerca, el hecho de que aunque está vacunado un alto porcentaje de población, siguen habiendo contagios y muertos, casi 300 mil, que son solo “números” hasta que son familiares, amigos o famosos, que nuestros heroicos maestros no tienen el refuerzo de la vacuna y que la Cansino pierde gran parte de su poder a los seis meses.

Segundo, que la convocatoria no lleve la responsabilidad de cuidar de forma efectiva el cumplimiento de las reglas sanitarias, evidentemente porque sería imposible aceptar un aforo al Zócalo de más de 250 mil personas cumpliéndolas.

Tercero, y lo peor, el que me pareció totalmente innecesario. Contrario a lo que consideran algunos analistas de izquierda, para mí no urgía mostrar “el músculo” de esta forma cuando gozas de tan altísimos niveles de aprobación en las encuestas.

Me parece que esta vez el régimen y concretamente el Presidente se ha equivocado, aunque de todo corazón espero que esto no traiga consecuencias de salud a ninguna de las personas que acudieron, ya que con una sola vida que se pierda por esta causa, para mí la fiesta habrá salido demasiado cara.

También me parece que la política sigue siendo aún lo mismo que antes y que, como dice el Señor Presidente, a quien respeto y admiro, empezando por algunas de sus formas, “lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo no acaba de morir”.

Escríbeme.

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  • RE-GENERACIÓN 19

El pasado 1 de diciembre el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció un informe-discurso desde el Zócalo de la CdMx, por el tercer aniversario de su toma de protesta.

Al evento, aclaró, no habría ninguna exigencia de medidas sanitarias, las cuales la gente podría, si quería, observar voluntariamente, esto soportado en su fidelidad al principio de “prohibido prohibir” y su postura contra el autoritarismo, del cual aprovechó para burlarse recordando la frase militar del ¡firmes ya! atribuyéndola de forma humorística a las voces que él dice se alzaron para sugerir durante toda la pandemia que se tomaran acciones terminantes para el cumplimiento de las mismas.

Debo aclarar que he sido lo más objetivo posible en cuanto a mi crítica a las acciones de los gobiernos en todos sus niveles y en el caso del Gobierno federal aún más, ya que considero que a ningún movimiento transformador le conviene una crítica a modo, que no le invite a la reflexión cuando es preciso.

Por otro lado en esta columna he sido claro en cuanto a que me parece que uno de los grandes errores de las autoridades mexicanas ha sido su apuesta ilógica e incongruente a la toma de conciencia de las medidas sanitarias a través de la postura “no tutelar”, que más parece de total laxitud y falta de decisión de hacer cumplir los únicos mecanismos que las instancias mundiales han ofrecido como efectivos en la prevención del contagio, como son la sana distancia, el uso correcto del cubreboca y el lavado de manos.

También que me parecen inútiles los semáforos epidemio-político-económicos.

Por supuesto que considero vil el abrir los eventos masivos, las clases presenciales federales y el espacio público sin el cuidado de las debidas medidas, con fines electoreros y políticos.

Y que es una canallada apoyarse en la libertad y la consciencia cuando tienes un pueblo que, además de sufrir el flagelo de la pobreza, vive en la más terrible indigencia cognitiva y cultural.

Sin apoyar ninguna forma de represión, sino simplemente hacer respetar las medidas en la búsqueda del bien común.

No profundizo en el discurso que en más de una hora ofreció las mismas líneas, más algunas escasas frases novedosas que las que regularmente ofrece en las mañaneras, porque no me parece del todo mal, ni tampoco lo que se ha hecho en estos tres años y en todos los anteriores de lucha por la democracia.

Solo me concentro en lo que este evento me obliga a revisar.

Primero, me parece inaceptable convocar a un masivo de esta magnitud ya que genera una falsa percepción de libertad y normalidad cuando estamos en plena posibilidad de vivir una nueva ola de contagios, la realidad de una nueva cepa que cada día aparece más cerca, el hecho de que aunque está vacunado un alto porcentaje de población, siguen habiendo contagios y muertos, casi 300 mil, que son solo “números” hasta que son familiares, amigos o famosos, que nuestros heroicos maestros no tienen el refuerzo de la vacuna y que la Cansino pierde gran parte de su poder a los seis meses.

Segundo, que la convocatoria no lleve la responsabilidad de cuidar de forma efectiva el cumplimiento de las reglas sanitarias, evidentemente porque sería imposible aceptar un aforo al Zócalo de más de 250 mil personas cumpliéndolas.

Tercero, y lo peor, el que me pareció totalmente innecesario. Contrario a lo que consideran algunos analistas de izquierda, para mí no urgía mostrar “el músculo” de esta forma cuando gozas de tan altísimos niveles de aprobación en las encuestas.

Me parece que esta vez el régimen y concretamente el Presidente se ha equivocado, aunque de todo corazón espero que esto no traiga consecuencias de salud a ninguna de las personas que acudieron, ya que con una sola vida que se pierda por esta causa, para mí la fiesta habrá salido demasiado cara.

También me parece que la política sigue siendo aún lo mismo que antes y que, como dice el Señor Presidente, a quien respeto y admiro, empezando por algunas de sus formas, “lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo no acaba de morir”.

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