/ sábado 28 de mayo de 2022

Gryita.com, Fylosofía en expresión | ¿Jugamos a las canicas?

Hoy conversaba con mi gran amigo el artista plástico e ilustrador tampiqueño Rubén Darío Sánchez Lara sobre cómo es que vivimos afectados por un sistema que funciona a través de nuestro propio pensamiento y que es precisamente la congruencia entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos lo que puede activar de forma equilibrada los cambios en nuestra vida, echar a andar el digamos “algoritmo”del bienestar y en un momento dado llegar a diseñar a voluntad aquello que vivimos y que es el desequilibrio de esas variables lo que nos genera adversidades e insatisfacción.

También que disfrutar lo que hacemos puede ser la diferencia en los resultados.

Parece ser que vivimos dentro de una gran fórmula.

Teorías, postulados, aproximaciones y conocimientos milenarios confluyen con los "nuevos sabios" de la actualidad, los de verdad y los remedos, en un punto, afirman que la realidad puede ser manipulada.

Talleres, cursos, conferencias, retiros y videos aseguran que el interno puede deformar la experiencia y anticiparnos al futuro inexistente con un “hoy” satisfactorio.

Igualmente las frases célebres se agolpan silenciosas en los miles de libros de autoayuda que amontonados en tiendas vacías de humanos siguen tratando de convencer al “rey de la creación” de que su vida es solo un reflejo de sus pensamientos.

Asimismo las creencias religiosas que participan con su aportación a la autocreación de la existencia a través del auxilio divino y por supuesto el ingrediente maravilloso de la fe, que para explicarla por hoy solo la asemejaremos a la esperanza, ya que a profundidad sería motivo de otra entrega.

"Lo que crees lo creas", "si cambias tú, cambia el mundo", "tú eres el arquitecto de tu propio destino", "si ocurre en tu mente ocurre en tu vida", "si quieres cambiar el mundo cámbiate a ti mismo" o "todo es posible para el que cree", para mencionar solo algunas.

¿Pero qué pudieran tener de razón estos principios?

Probablemente más de lo que algunos nos imaginamos.

Haciendo una observación simple, podemos ver que nuestra vida se parece grandemente a aquellas ideas que hemos acuñado sobre nosotros mismos, a través de la herencia bendita o maldita que nos ha sido entregada de forma obligatoria en la enseñanza familiar y después de la educación y la influencia de este mundo.

Que nuestro autoconcepto es determinante y que tenemos la percepción al revés, creemos que nuestra mentalidad cambia y es determinada por aquello que vamos viviendo.

¿Recuerda usted cómo era su vida en la infancia?

Aquel tiempo en que lo más importante era ser feliz y divertirse, en el que por principio de cuentas no tenía miedo de morir, ni de vivir, ni pasado, ni futuro y los días simplemente eran una oportunidad para seguir conociendo y sin saber "construyendo" un mundo.

Casi no lo recordamos, parece ser que pasó demasiado rápido, momento en que vivimos como verdaderos "pequeños dioses creadores" imaginando que podíamos volar, convertirnos en cualquier cosa que quisiéramos, bomberos, superhéroes, gigantes y no hacíamos diferencia entre las personas, como dice el gran compositor el Maestro Jorge Massias en su canción "Aquella edad", "cuando mi casa era un fantástico universo".

¿Yo quería ser artista y usted?

Tal parece que cuando somos felices y disfrutamos lo que hacemos, aparece la magia, la creatividad se exacerba, lo imposible se vuelve posible y se abre ante nosotros un universo de inagotables posibilidades y es entonces cuando logramos las mejores obras, los mejores momentos y los más grandes resultados.

Aquí pienso que todo esto toma sentido y podemos buscar en ese estado de inocencia alegrar el camino de la vida y quizás lograr lo inimaginable, cumplir nuestros sueños.

Como dice el texto sagrado, tal vez solo siendo como niños es que podremos accesar al paraíso de una vida plena.

¿Qué opina usted?

¿Jugamos a las canicas?

Escríbeme.

  • Correo: gryitafuerte@gmail.com
  • Facebook: Gryita Fuerte


Hoy conversaba con mi gran amigo el artista plástico e ilustrador tampiqueño Rubén Darío Sánchez Lara sobre cómo es que vivimos afectados por un sistema que funciona a través de nuestro propio pensamiento y que es precisamente la congruencia entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos lo que puede activar de forma equilibrada los cambios en nuestra vida, echar a andar el digamos “algoritmo”del bienestar y en un momento dado llegar a diseñar a voluntad aquello que vivimos y que es el desequilibrio de esas variables lo que nos genera adversidades e insatisfacción.

También que disfrutar lo que hacemos puede ser la diferencia en los resultados.

Parece ser que vivimos dentro de una gran fórmula.

Teorías, postulados, aproximaciones y conocimientos milenarios confluyen con los "nuevos sabios" de la actualidad, los de verdad y los remedos, en un punto, afirman que la realidad puede ser manipulada.

Talleres, cursos, conferencias, retiros y videos aseguran que el interno puede deformar la experiencia y anticiparnos al futuro inexistente con un “hoy” satisfactorio.

Igualmente las frases célebres se agolpan silenciosas en los miles de libros de autoayuda que amontonados en tiendas vacías de humanos siguen tratando de convencer al “rey de la creación” de que su vida es solo un reflejo de sus pensamientos.

Asimismo las creencias religiosas que participan con su aportación a la autocreación de la existencia a través del auxilio divino y por supuesto el ingrediente maravilloso de la fe, que para explicarla por hoy solo la asemejaremos a la esperanza, ya que a profundidad sería motivo de otra entrega.

"Lo que crees lo creas", "si cambias tú, cambia el mundo", "tú eres el arquitecto de tu propio destino", "si ocurre en tu mente ocurre en tu vida", "si quieres cambiar el mundo cámbiate a ti mismo" o "todo es posible para el que cree", para mencionar solo algunas.

¿Pero qué pudieran tener de razón estos principios?

Probablemente más de lo que algunos nos imaginamos.

Haciendo una observación simple, podemos ver que nuestra vida se parece grandemente a aquellas ideas que hemos acuñado sobre nosotros mismos, a través de la herencia bendita o maldita que nos ha sido entregada de forma obligatoria en la enseñanza familiar y después de la educación y la influencia de este mundo.

Que nuestro autoconcepto es determinante y que tenemos la percepción al revés, creemos que nuestra mentalidad cambia y es determinada por aquello que vamos viviendo.

¿Recuerda usted cómo era su vida en la infancia?

Aquel tiempo en que lo más importante era ser feliz y divertirse, en el que por principio de cuentas no tenía miedo de morir, ni de vivir, ni pasado, ni futuro y los días simplemente eran una oportunidad para seguir conociendo y sin saber "construyendo" un mundo.

Casi no lo recordamos, parece ser que pasó demasiado rápido, momento en que vivimos como verdaderos "pequeños dioses creadores" imaginando que podíamos volar, convertirnos en cualquier cosa que quisiéramos, bomberos, superhéroes, gigantes y no hacíamos diferencia entre las personas, como dice el gran compositor el Maestro Jorge Massias en su canción "Aquella edad", "cuando mi casa era un fantástico universo".

¿Yo quería ser artista y usted?

Tal parece que cuando somos felices y disfrutamos lo que hacemos, aparece la magia, la creatividad se exacerba, lo imposible se vuelve posible y se abre ante nosotros un universo de inagotables posibilidades y es entonces cuando logramos las mejores obras, los mejores momentos y los más grandes resultados.

Aquí pienso que todo esto toma sentido y podemos buscar en ese estado de inocencia alegrar el camino de la vida y quizás lograr lo inimaginable, cumplir nuestros sueños.

Como dice el texto sagrado, tal vez solo siendo como niños es que podremos accesar al paraíso de una vida plena.

¿Qué opina usted?

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