/ sábado 13 de noviembre de 2021

Gryita.com, Fylosofía en expresión | La pobreza y la seguridad

En días pasados se llevó a cabo la junta del Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York y fue presidida por el Presidente de México, Lic. Andrés Manuel López Obrador.

El planteamiento principal me parece claro, colocar primero como principal factor de inseguridad a la corrupción, además de como el mayor problema de la humanidad y la atención a la desigualdad, como eje coyuntural para la reducción, control y erradicación de la misma.

Todo aunado a una propuesta de solución que pretende promover a nivel mundial un plan de fraternidad y bienestar que aporte recursos para el sostenimiento y acercamiento a una vida digna de 750 millones de personas que viven la precariedad de contar con menos de 2 dólares diarios para su sostenimiento.

Dicha propuesta sugiere sustentarse con aportaciones voluntarias de los más grandes capitales familiares particulares, corporaciones privadas, países participantes y organismos financieros.

Con un escaso pronunciamiento en contra de esta propuesta, la reacción resulta interesante, hablamos hasta hace días de 47 países que inscritos para una primera ronda de conversaciones demuestran su interés en participar del proyecto.

Me llama poderosamente la atención algunos puntos del discurso del Secretario General de la ONU, Don António Guterres, en el cual hace mención de comentarios vertidos por el Presidente de México el año pasado, en los que refirió primero, la falsedad de las políticas económicas que sugieren el viejo espejismo de que si les va bien a los que están en las cúpulas económicas les irá en consecuencia bien a los de abajo, que la exclusión en todas sus formas y la desigualdad económica, social y cultural, terminan por cobrar facturas altas en lo que a materia de seguridad se refiere y que la riqueza no es contagiosa.

También habló de que a raíz de la pandemia se han sumado 120 millones de pobres, que vivimos la mayor recesión después de la Segunda Guerra Mundial, que miles de millones de personas viven sin lo necesario en cuanto a protección sanitaria, social y laboral, que los países más ricos van ya por una tercera dosis de la vacuna contra el virus y solo 5% de la población de África está totalmente inmunizada.

En resumen, que los ricos son más ricos y los pobres son más.

Personalmente pienso que el llevar estos temas a un lugar en donde más de una calamidad se ha gestado, por el supuesto “bien de todos” pudiera ser un acto temerario, es también un acto de humanismo y el asomo de acciones por el bien de la humanidad.

Me queda claro que las opiniones serán variadas, pero finalmente resulta incitante a la reflexión, el considerar que existan tantos en desgracia.

También que es obligatorio que los gobiernos acaben por abandonar las supuestas teorías “antipaternalistas” que sólo ayudan a esconder tras sus máscaras la idea de que es necesario atender a la pobreza como una de las más terribles enfermedades humanas, que tiene como efecto secundario la inseguridad y que los recursos financieros deben tener como parte fundamental el compromiso social de sustentar a todos, de manera que nadie deba sufrir, ni morir por la falta de los mismos.

Por último que podemos sumar a este compromiso de las naciones, el que todos tenemos algo para dar y que podemos compartir a escalas razonables y prudentes, nuestros recursos con los que menos tienen.

Como he dicho en otras ocasiones, en este tiempo el que más tiene puede ayudar al que tiene menos y el que tiene menos puede ayudar al que no tiene nada.

Creo que es momento de empezar a revisar sin apasionamientos, ni odio, ni intereses políticos, la posibilidad de que por el bien común debemos atender primero a los más necesitados.

Estemos a favor o en contra de la política del actual régimen, creo que debemos considerar que ha sido un logro en favor de todos que México haya puesto a los pobres en la agenda mundial.

Escríbeme.

  • gryitafuerte@gmail.com

En días pasados se llevó a cabo la junta del Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York y fue presidida por el Presidente de México, Lic. Andrés Manuel López Obrador.

El planteamiento principal me parece claro, colocar primero como principal factor de inseguridad a la corrupción, además de como el mayor problema de la humanidad y la atención a la desigualdad, como eje coyuntural para la reducción, control y erradicación de la misma.

Todo aunado a una propuesta de solución que pretende promover a nivel mundial un plan de fraternidad y bienestar que aporte recursos para el sostenimiento y acercamiento a una vida digna de 750 millones de personas que viven la precariedad de contar con menos de 2 dólares diarios para su sostenimiento.

Dicha propuesta sugiere sustentarse con aportaciones voluntarias de los más grandes capitales familiares particulares, corporaciones privadas, países participantes y organismos financieros.

Con un escaso pronunciamiento en contra de esta propuesta, la reacción resulta interesante, hablamos hasta hace días de 47 países que inscritos para una primera ronda de conversaciones demuestran su interés en participar del proyecto.

Me llama poderosamente la atención algunos puntos del discurso del Secretario General de la ONU, Don António Guterres, en el cual hace mención de comentarios vertidos por el Presidente de México el año pasado, en los que refirió primero, la falsedad de las políticas económicas que sugieren el viejo espejismo de que si les va bien a los que están en las cúpulas económicas les irá en consecuencia bien a los de abajo, que la exclusión en todas sus formas y la desigualdad económica, social y cultural, terminan por cobrar facturas altas en lo que a materia de seguridad se refiere y que la riqueza no es contagiosa.

También habló de que a raíz de la pandemia se han sumado 120 millones de pobres, que vivimos la mayor recesión después de la Segunda Guerra Mundial, que miles de millones de personas viven sin lo necesario en cuanto a protección sanitaria, social y laboral, que los países más ricos van ya por una tercera dosis de la vacuna contra el virus y solo 5% de la población de África está totalmente inmunizada.

En resumen, que los ricos son más ricos y los pobres son más.

Personalmente pienso que el llevar estos temas a un lugar en donde más de una calamidad se ha gestado, por el supuesto “bien de todos” pudiera ser un acto temerario, es también un acto de humanismo y el asomo de acciones por el bien de la humanidad.

Me queda claro que las opiniones serán variadas, pero finalmente resulta incitante a la reflexión, el considerar que existan tantos en desgracia.

También que es obligatorio que los gobiernos acaben por abandonar las supuestas teorías “antipaternalistas” que sólo ayudan a esconder tras sus máscaras la idea de que es necesario atender a la pobreza como una de las más terribles enfermedades humanas, que tiene como efecto secundario la inseguridad y que los recursos financieros deben tener como parte fundamental el compromiso social de sustentar a todos, de manera que nadie deba sufrir, ni morir por la falta de los mismos.

Por último que podemos sumar a este compromiso de las naciones, el que todos tenemos algo para dar y que podemos compartir a escalas razonables y prudentes, nuestros recursos con los que menos tienen.

Como he dicho en otras ocasiones, en este tiempo el que más tiene puede ayudar al que tiene menos y el que tiene menos puede ayudar al que no tiene nada.

Creo que es momento de empezar a revisar sin apasionamientos, ni odio, ni intereses políticos, la posibilidad de que por el bien común debemos atender primero a los más necesitados.

Estemos a favor o en contra de la política del actual régimen, creo que debemos considerar que ha sido un logro en favor de todos que México haya puesto a los pobres en la agenda mundial.

Escríbeme.

  • gryitafuerte@gmail.com