/ sábado 11 de junio de 2022

Gryita.com, Fylosofía en expresión | Soltar

Creo que todos hemos oído esto en algún momento. La palabra se ha puesto de moda.

Tiene que ver con la acción de alejar o dejar ir de nuestra vida todo aquello que nos ha causado sufrimiento.

Incluso es muy posible que la hayamos intentado aplicar como solución o paliativo a circunstancias de nuestra propia vida.

Cursos, talleres, conferencias, tutoriales, videos, así como autores estrellas y estrellados de la autoayuda la ofrecen divertidos como pequeño y simple gran remedio a grandes males de la humanidad, los cuales resultan ser altamente corrosivos y que esta llave maestra puede resolver siempre y cuando se logre aplicar con maestría y eficacia.

Algunos ejemplos de los más recurrentes males que esta pócima mental puede sanar son odio, resentimiento, deseos de venganza, falta de perdón, agresiones, desprecios, abandonos y abusos.

Otros que también suelen ser comunes y que tienen más que ver con las relaciones de pareja son las pérdidas físicas de las personas amadas, por muerte o rompimientos de relaciones sentimentales.

Puede aplicarse a obsesiones, oportunidades y a toda situación irremediable.

Pero también aplica a pérdidas materiales, descalabros financieros, distanciamiento de amistades, rupturas de sociedades u otras figuras de negocios y en general para todo aquello que pueda dejar en el individuo una huella emocional que técnicamente o de forma cerebral únicamente podría solucionar de tajo la pérdida de la memoria.

Esta herramienta hoy popular parece ser un mágico "sanador" de historias y debido a no tener pasos formales, ni mecanismo de comprobación, además de las emociones descoyuntadas que generan algunos motivadores con sus alaridos "autoayudantes" o sus sensibles textos que estrujan el corazón de sus oyentes, al menos durante la conferencia, resulta ser poco confiable.

Pero investiguemos un poco juntos.

Según algunas corrientes orientales el sufrimiento es un condicionamiento mental que resulta ser la única característica que compartimos idénticamente todos los seres "sintientes", ya que otras emociones subjetivas como "la alegría" o "el placer" resultan ser distintas para cada uno de nosotros, no siendo así esta primera, ya que podemos ver que sufre igual el millonario más rico de Dubai que la persona más pobre de un país tercermundista.

Ahora, dicha condición tiene que ver con la consciencia y no debe confundirse con el dolor, sino más bien con la facultad del pensamiento y la finitud de la vida que nos lleva a temores y estadios emocionales relacionados con nuestras expectativas y el deseo de que nuestra voluntad se cumpla.

Estas corrientes proponen no tratar de escapar de el sufrimiento, sino más bien reconocer su existencia, desvincularnos de él haciendo que no parezca ser nuestra propiedad, para convertirlo al menos en el planteamiento reflexivo en una condición humana que puede ser observable y así iniciar el proceso de una visión contemplativa.

Después enfrentarlo, comprenderlo, aceptarlo, darnos cuenta de que tiene una raíz y que dicha raíz es el apego a tales emociones, por lo que al existir en esa claridad podemos encontrar un camino de salida.

Después salir, es decir no huir, sino al haberlo aceptado, comprendido y encontrado su raíz, simplemente dejarlo ahí tal cual habiendo con esto disminuido su poder destructivo hacia nuestra paz emocional.

¿Suena distinto a lo aprendido?

Definitivamente sí y tiene que ver con una visión apegada directamente a encontrar la paz a través de la reflexión y el razonamiento.

Creo que es posible aprender a "soltar" aquello que nos hace sufrir, pero lo importante está en entender por qué es que sufrimos y qué exactamente significa para nosotros el sufrimiento.

Lamento decirle que creo que la palabra por sí sola no tiene ningún poder, ahora si lo que le he dicho en esta entrega le molesta de alguna forma le ofrezco una disculpa. Suélteme.

Escríbeme.

  • Correo: gryitafuerte@gmail.com
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Creo que todos hemos oído esto en algún momento. La palabra se ha puesto de moda.

Tiene que ver con la acción de alejar o dejar ir de nuestra vida todo aquello que nos ha causado sufrimiento.

Incluso es muy posible que la hayamos intentado aplicar como solución o paliativo a circunstancias de nuestra propia vida.

Cursos, talleres, conferencias, tutoriales, videos, así como autores estrellas y estrellados de la autoayuda la ofrecen divertidos como pequeño y simple gran remedio a grandes males de la humanidad, los cuales resultan ser altamente corrosivos y que esta llave maestra puede resolver siempre y cuando se logre aplicar con maestría y eficacia.

Algunos ejemplos de los más recurrentes males que esta pócima mental puede sanar son odio, resentimiento, deseos de venganza, falta de perdón, agresiones, desprecios, abandonos y abusos.

Otros que también suelen ser comunes y que tienen más que ver con las relaciones de pareja son las pérdidas físicas de las personas amadas, por muerte o rompimientos de relaciones sentimentales.

Puede aplicarse a obsesiones, oportunidades y a toda situación irremediable.

Pero también aplica a pérdidas materiales, descalabros financieros, distanciamiento de amistades, rupturas de sociedades u otras figuras de negocios y en general para todo aquello que pueda dejar en el individuo una huella emocional que técnicamente o de forma cerebral únicamente podría solucionar de tajo la pérdida de la memoria.

Esta herramienta hoy popular parece ser un mágico "sanador" de historias y debido a no tener pasos formales, ni mecanismo de comprobación, además de las emociones descoyuntadas que generan algunos motivadores con sus alaridos "autoayudantes" o sus sensibles textos que estrujan el corazón de sus oyentes, al menos durante la conferencia, resulta ser poco confiable.

Pero investiguemos un poco juntos.

Según algunas corrientes orientales el sufrimiento es un condicionamiento mental que resulta ser la única característica que compartimos idénticamente todos los seres "sintientes", ya que otras emociones subjetivas como "la alegría" o "el placer" resultan ser distintas para cada uno de nosotros, no siendo así esta primera, ya que podemos ver que sufre igual el millonario más rico de Dubai que la persona más pobre de un país tercermundista.

Ahora, dicha condición tiene que ver con la consciencia y no debe confundirse con el dolor, sino más bien con la facultad del pensamiento y la finitud de la vida que nos lleva a temores y estadios emocionales relacionados con nuestras expectativas y el deseo de que nuestra voluntad se cumpla.

Estas corrientes proponen no tratar de escapar de el sufrimiento, sino más bien reconocer su existencia, desvincularnos de él haciendo que no parezca ser nuestra propiedad, para convertirlo al menos en el planteamiento reflexivo en una condición humana que puede ser observable y así iniciar el proceso de una visión contemplativa.

Después enfrentarlo, comprenderlo, aceptarlo, darnos cuenta de que tiene una raíz y que dicha raíz es el apego a tales emociones, por lo que al existir en esa claridad podemos encontrar un camino de salida.

Después salir, es decir no huir, sino al haberlo aceptado, comprendido y encontrado su raíz, simplemente dejarlo ahí tal cual habiendo con esto disminuido su poder destructivo hacia nuestra paz emocional.

¿Suena distinto a lo aprendido?

Definitivamente sí y tiene que ver con una visión apegada directamente a encontrar la paz a través de la reflexión y el razonamiento.

Creo que es posible aprender a "soltar" aquello que nos hace sufrir, pero lo importante está en entender por qué es que sufrimos y qué exactamente significa para nosotros el sufrimiento.

Lamento decirle que creo que la palabra por sí sola no tiene ningún poder, ahora si lo que le he dicho en esta entrega le molesta de alguna forma le ofrezco una disculpa. Suélteme.

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