/ sábado 9 de julio de 2022

Gryita.com, Fylosofía en expresión | Ya no

Te comparto los versos de uno de mis más queridos poemas. “Noches sin dormir, días sin gloria, camino al cementerio como toda la vida, preso de la calle enamorada de mis pasos, añoro los bullicios de los bares cantantes.

Camino más sereno a cuando era joven, ya no ocupo mucho, ni peino mi cabello, cualquier lugar es bueno para hincar el diente, comparto mi taza con quien tenga tiempo.

Ya no lucho las marañas de creyentes ni ateos, no participo en marchas ni asisto a noticieros, como decidí cobrarles ya no me invitan de jurado, solo escribo poemas si así lo deseo.

Ya no quiero ser héroe, ni villano, ni acusado, dejó de enorgullecerme ser “el elemento raro", me cuido de todos, los tengo a mi cuidado, ante asuntos comprensibles me volví liviano, perdono fácil, ya soy de enojo tardo, dejé los rencores en una banca olvidados.

Me hice ahorrativo por los descalabros, soy conservador en modas y gastos, respeto las marcas, aunque confío en ser guapo.

Manejo el mismo auto hace varios años, lo quiero mucho al negro ¡es más, lo amo!, pero aunque el amor es tanto y él me lleva a todos lados, lo dejo en paz ser un auto, ya no lo lavo a diario.

Me había perdido de tanto por atesorar mis hallazgos que hoy me concentra entender algo de lo encontrado.

La vida, mi eterna novia, sigue de mí enamorada, hacemos trío con mi esposa, nos hemos organizado, a cambio me pone viejo sin violentar el desquebrajo, con un sorbo de café me la paso más despacio, este asunto de vivir hoy es vivir, ya no un calvario.”

Nuestras decisiones marcan nuestro destino.

Todo es una elección.

Nadie puede ni debe decidir por ti.

Es tan poderoso un “si” como un “no”, pero es mucho más fácil decir a todo que si.

¿No te has dado cuenta de que mientras digas a todo que sí, todo el mundo es feliz contigo?

Laboralmente, familiarmente, amistosamente y hasta los extraños.

Observa como hasta algunas personas que piden limosna se molestan si dices que no y cómo te cuesta trabajo a ti a veces y a algunos decirles que no, aunque no sabemos a donde o en qué va a ir a parar ese dinero, aunque tampoco nos lo hayan pedido de forma correcta o simplemente no quieras hacerlo.

¿Te has puesto a pensar a cuántas cosas dices si y a las que en realidad quisieras decir que no?

¿Cuántas veces te sientes obligado por tradiciones, dogmas, presión social u otras condicionantes a aceptar hacer, decir, dejar de hacer o vivir circunstancias que no son totalmente de tu agrado y que además en algunos casos te acarrean consecuencias desagradables?

¿Qué es la congruencia?

Podemos definirla o al menos aproximarnos diciendo que es el equilibrio que se da a través de la reflexión, entre lo que piensas, sientes, dices y haces.

El gran mal es la incongruencia, debido a que de forma a veces imperceptible debilita la relación que tienes contigo mismo e incluso pudiera llegar en el extremo a algo que pudiéramos definir como “despersonalización” al perder la claridad con respecto a tu autoimagen.

También considerar que el enfocarte en aquellas cosas que en realidad te agradan, importan, interesan y benefician en la vida, podría permitirte ser más feliz, pacífico y tal vez hasta productivo, debido al “sobrepeso” por llamarlo de alguna manera, que puede estarte generando la carga emocional de los “no” que indebidamente y por la razón que sea has reprimido.

Analiza lo que sucedería si empiezas a decir que no

Te daré algunos ejemplos.

Alimentos y bebidas nocivas, malos hábitos en general, vida sedentaria, chismes, crítica destructiva, envidia, odio, comparaciones, competencia, procrastinación, amistades tóxicas, vampiros energéticos, relaciones conflictivas, malos negocios y mal contenido.

Reflexionemos, tal vez es más importante en esta vida aprender a decir “no”, para de esta forma poder direccionar adecuadamente nuestras decisiones y lograr liberar al “sí” de la carga emocional negativa.

Aprende a decir que no.

RE-GENERACIÓN 19

Escríbeme:

  • gryitafuerte@gmail.com
  • Facebook: Gryita Fuerte


Te comparto los versos de uno de mis más queridos poemas. “Noches sin dormir, días sin gloria, camino al cementerio como toda la vida, preso de la calle enamorada de mis pasos, añoro los bullicios de los bares cantantes.

Camino más sereno a cuando era joven, ya no ocupo mucho, ni peino mi cabello, cualquier lugar es bueno para hincar el diente, comparto mi taza con quien tenga tiempo.

Ya no lucho las marañas de creyentes ni ateos, no participo en marchas ni asisto a noticieros, como decidí cobrarles ya no me invitan de jurado, solo escribo poemas si así lo deseo.

Ya no quiero ser héroe, ni villano, ni acusado, dejó de enorgullecerme ser “el elemento raro", me cuido de todos, los tengo a mi cuidado, ante asuntos comprensibles me volví liviano, perdono fácil, ya soy de enojo tardo, dejé los rencores en una banca olvidados.

Me hice ahorrativo por los descalabros, soy conservador en modas y gastos, respeto las marcas, aunque confío en ser guapo.

Manejo el mismo auto hace varios años, lo quiero mucho al negro ¡es más, lo amo!, pero aunque el amor es tanto y él me lleva a todos lados, lo dejo en paz ser un auto, ya no lo lavo a diario.

Me había perdido de tanto por atesorar mis hallazgos que hoy me concentra entender algo de lo encontrado.

La vida, mi eterna novia, sigue de mí enamorada, hacemos trío con mi esposa, nos hemos organizado, a cambio me pone viejo sin violentar el desquebrajo, con un sorbo de café me la paso más despacio, este asunto de vivir hoy es vivir, ya no un calvario.”

Nuestras decisiones marcan nuestro destino.

Todo es una elección.

Nadie puede ni debe decidir por ti.

Es tan poderoso un “si” como un “no”, pero es mucho más fácil decir a todo que si.

¿No te has dado cuenta de que mientras digas a todo que sí, todo el mundo es feliz contigo?

Laboralmente, familiarmente, amistosamente y hasta los extraños.

Observa como hasta algunas personas que piden limosna se molestan si dices que no y cómo te cuesta trabajo a ti a veces y a algunos decirles que no, aunque no sabemos a donde o en qué va a ir a parar ese dinero, aunque tampoco nos lo hayan pedido de forma correcta o simplemente no quieras hacerlo.

¿Te has puesto a pensar a cuántas cosas dices si y a las que en realidad quisieras decir que no?

¿Cuántas veces te sientes obligado por tradiciones, dogmas, presión social u otras condicionantes a aceptar hacer, decir, dejar de hacer o vivir circunstancias que no son totalmente de tu agrado y que además en algunos casos te acarrean consecuencias desagradables?

¿Qué es la congruencia?

Podemos definirla o al menos aproximarnos diciendo que es el equilibrio que se da a través de la reflexión, entre lo que piensas, sientes, dices y haces.

El gran mal es la incongruencia, debido a que de forma a veces imperceptible debilita la relación que tienes contigo mismo e incluso pudiera llegar en el extremo a algo que pudiéramos definir como “despersonalización” al perder la claridad con respecto a tu autoimagen.

También considerar que el enfocarte en aquellas cosas que en realidad te agradan, importan, interesan y benefician en la vida, podría permitirte ser más feliz, pacífico y tal vez hasta productivo, debido al “sobrepeso” por llamarlo de alguna manera, que puede estarte generando la carga emocional de los “no” que indebidamente y por la razón que sea has reprimido.

Analiza lo que sucedería si empiezas a decir que no

Te daré algunos ejemplos.

Alimentos y bebidas nocivas, malos hábitos en general, vida sedentaria, chismes, crítica destructiva, envidia, odio, comparaciones, competencia, procrastinación, amistades tóxicas, vampiros energéticos, relaciones conflictivas, malos negocios y mal contenido.

Reflexionemos, tal vez es más importante en esta vida aprender a decir “no”, para de esta forma poder direccionar adecuadamente nuestras decisiones y lograr liberar al “sí” de la carga emocional negativa.

Aprende a decir que no.

RE-GENERACIÓN 19

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