/ sábado 24 de julio de 2021

Gryta.com, Fylosofía en expresión | Volver a las jaulas

Me parece que el Gobierno federal sumado a algunos pocos actores del sistema educativo se equivocan al manifestarse en favor de volver de inmediato a las aulas.

No es posible pretender solucionar un problema que tiene que ver con el bienestar y la salud mental de los menores a través de correr un enorme riesgo de salud física, que sumado al temor, estrés y un escenario propio de una película no antes vista para nadie, podría poner también en riesgo la salud mental, pero aquí cabe subrayar que si muere el cuerpo, muere también la mente.

No entiendo qué mueve a instituciones educativas a actuar con premura, pretendiendo en menos de dos meses resolver incógnitas que por su gravedad y además por encontrarse en movimiento buscando medio cumplir con objetivos académicos no han podido resolver en poco más de un año.

Volver a la escuela en medio de una pandemia no implica mandar a lavar los salones, sahumeriar los edificios o pintar las paredes, tampoco mandar como recursos algunas botellas de cloro, detergente y un trapeador genérico, hay cosas mucho más importantes que resolver que no aparecen por más que busco en ninguna agenda.

Nuevos sistemas pedagógicos, atención y evaluación psicológica de los niños y jóvenes, estudios reales para saber exactamente qué es lo que sí saben, horarios en bloques para atender a menos alumnos, áreas al aire libre, cuidados sanitarios excesivos sobre todo para los más pequeños, además de sistemas permanentes de higiene, solo por mencionar algunos puntos.

¿Estamos preparados, la planeación va en ese sentido, contamos con el presupuesto y el personal debidamente capacitado para hacerlo, o más bien las mesas son de negociación para convencer a todos de correr un riesgo absurdo, claro, con la vida de niños y jóvenes ajenos?

Hablan de que en los menores el efecto del virus es de mínima letalidad, pero la pregunta es ¿a quién le gustaría que su menor fuera el ejemplo de la parte más baja de la lista, es decir el que enferma con síntomas graves o incluso pierde la vida?

¿Se han puesto a pensar si el efecto de asistir a la escuela después de lo que han oído los menores sobre el virus, el riesgo de nuevas cepas, sumado a la obligatoriedad del uso de las mascarillas, caretas, guantes, gel antibacterial, tapetes clorados, la distancia entre sus asientos, jugar sin tocarse y demás medidas que se deben de observar pudiera ser peor que la convivencia en línea?

Por ningún lado escucho qué harán con el bullying, porque no creo que imaginen que desapareció por arte de magia durante el confinamiento, debemos recordar que antes de la pandemia los números eran alarmantes, millones de niños y jóvenes sufriendo acoso diariamente en México, dándonos un vergonzoso primer lugar mundial.

Teniendo aquí que puntualizar que por desgracia existen estudios que afirman que los números de ciberacoso también se han incrementado durante la pandemia, y perdón, pero no escucho a ninguna autoridad educativa estar tocando estos puntos, y definitivamente si sumamos todo lo anterior no parece la mejor opción terapéutica para los educandos.

Por último, y esto para descartar la enorme preocupación de todos los niveles de gobierno y el sistema educativo de la urgente vuelta a clases presenciales en pro de la salud de los jóvenes, pienso que de ser verdad no hubieran permitido que a causa de las elecciones se jugara con la salud del pueblo y que deliberadamente se manipulara la ignorancia y la tragedia que constituye la indigencia intelectual y cognitiva del respetable pueblo sabio.

Creo que más que pensar en arriesgar a nuestros niños y jóvenes, mejor deberían preocuparse primero en vacunarlos a todos, absolutamente a todos.

Recuerde que aunque vayan a la escuela no se van a poder abrazar, tal vez lo que hace falta es que los abrace usted y no permita que nadie ponga su vida en riesgo.

RE-GENERACIÓN 19

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  • gryitafuerte@gmail.com
  • Facebook Gryita Fuerte

Me parece que el Gobierno federal sumado a algunos pocos actores del sistema educativo se equivocan al manifestarse en favor de volver de inmediato a las aulas.

No es posible pretender solucionar un problema que tiene que ver con el bienestar y la salud mental de los menores a través de correr un enorme riesgo de salud física, que sumado al temor, estrés y un escenario propio de una película no antes vista para nadie, podría poner también en riesgo la salud mental, pero aquí cabe subrayar que si muere el cuerpo, muere también la mente.

No entiendo qué mueve a instituciones educativas a actuar con premura, pretendiendo en menos de dos meses resolver incógnitas que por su gravedad y además por encontrarse en movimiento buscando medio cumplir con objetivos académicos no han podido resolver en poco más de un año.

Volver a la escuela en medio de una pandemia no implica mandar a lavar los salones, sahumeriar los edificios o pintar las paredes, tampoco mandar como recursos algunas botellas de cloro, detergente y un trapeador genérico, hay cosas mucho más importantes que resolver que no aparecen por más que busco en ninguna agenda.

Nuevos sistemas pedagógicos, atención y evaluación psicológica de los niños y jóvenes, estudios reales para saber exactamente qué es lo que sí saben, horarios en bloques para atender a menos alumnos, áreas al aire libre, cuidados sanitarios excesivos sobre todo para los más pequeños, además de sistemas permanentes de higiene, solo por mencionar algunos puntos.

¿Estamos preparados, la planeación va en ese sentido, contamos con el presupuesto y el personal debidamente capacitado para hacerlo, o más bien las mesas son de negociación para convencer a todos de correr un riesgo absurdo, claro, con la vida de niños y jóvenes ajenos?

Hablan de que en los menores el efecto del virus es de mínima letalidad, pero la pregunta es ¿a quién le gustaría que su menor fuera el ejemplo de la parte más baja de la lista, es decir el que enferma con síntomas graves o incluso pierde la vida?

¿Se han puesto a pensar si el efecto de asistir a la escuela después de lo que han oído los menores sobre el virus, el riesgo de nuevas cepas, sumado a la obligatoriedad del uso de las mascarillas, caretas, guantes, gel antibacterial, tapetes clorados, la distancia entre sus asientos, jugar sin tocarse y demás medidas que se deben de observar pudiera ser peor que la convivencia en línea?

Por ningún lado escucho qué harán con el bullying, porque no creo que imaginen que desapareció por arte de magia durante el confinamiento, debemos recordar que antes de la pandemia los números eran alarmantes, millones de niños y jóvenes sufriendo acoso diariamente en México, dándonos un vergonzoso primer lugar mundial.

Teniendo aquí que puntualizar que por desgracia existen estudios que afirman que los números de ciberacoso también se han incrementado durante la pandemia, y perdón, pero no escucho a ninguna autoridad educativa estar tocando estos puntos, y definitivamente si sumamos todo lo anterior no parece la mejor opción terapéutica para los educandos.

Por último, y esto para descartar la enorme preocupación de todos los niveles de gobierno y el sistema educativo de la urgente vuelta a clases presenciales en pro de la salud de los jóvenes, pienso que de ser verdad no hubieran permitido que a causa de las elecciones se jugara con la salud del pueblo y que deliberadamente se manipulara la ignorancia y la tragedia que constituye la indigencia intelectual y cognitiva del respetable pueblo sabio.

Creo que más que pensar en arriesgar a nuestros niños y jóvenes, mejor deberían preocuparse primero en vacunarlos a todos, absolutamente a todos.

Recuerde que aunque vayan a la escuela no se van a poder abrazar, tal vez lo que hace falta es que los abrace usted y no permita que nadie ponga su vida en riesgo.

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