/ sábado 6 de febrero de 2021

Hablemos de tecnología | Cadenas al Aire

Somos vigilados por el Gran Hermano, él todo lo ve, todo lo sabe, todo lo crea, inclusive nuestra naturaleza humana y la realidad que percibimos de nuestro mundo. ¿Te atreves a pensar? ¿Te atreves a ser una persona con capacidad de analizar y dar argumentos de tu sociedad? Quizás eso no te convenga, a menos que quieras sufrir de la tortura pura, del más vil y grotesco sufrimiento realizado por el partido para controlarte.

Con esas líneas describía George Orwell una decadente sociedad ultra controlada por el Estado en su inmortal novela 1984. Pero, ¿qué tan cerca nos encontramos de estos escenarios de control absoluto? Muchos analistas detectan paralelismos entre la sociedad actual y el mundo de 1984, sugiriendo que estamos comenzando a vivir en lo que se ha conocido como sociedad Orwelliana.

China sin duda es uno de los países que en favor de “proteger los intereses de la nación” ha implementado desde hace casi una década un complejo sistema de vigilancia, bloqueo y control de lo que mueve en Internet en su país, y para complicar las cosas también de un polémico (en occidente) sistema de créditos sociales, los cuales marcan la capacidad de un ciudadano para acceder o no a servicios públicos, mejores puestos de trabajo, e incluso limitan su capacidad de moverse a través del país o al extranjero. En el caso de esta importante nación, el partido en el poder y el gobierno regente no tienen una frontera definida, parecen lo mismo, ¿le suena familiar?

Cabe también mencionar amigo lector, que China tiene sus propias versiones de las redes sociales más populares en el resto del mundo, ellos no usan Facebook, usan WeChat, en lugar de usar el buscador de Google utilizan Baidu, su versión de Twitter se llama Weibo, y así con prácticamente todas las redes sociales y servicios web populares, a la pregunta ¿Son mejores que las versiones del resto del mundo? La respuesta clara y tajante, por supuesto que no. ¿Las controla el Estado? Por supuesto que sí.

Pero, este tipo de controles no son exclusivos del país asiático, Australia por ejemplo tiene por mucho uno de los accesos a internet más veloces, pero también más censurado del planeta, por difícil que pudiera parecer, estas iniciativas para convertirse en leyes dentro de los países, han estallado en sociedades aparentemente “más democráticas” como Estados Unidos, Alemania, España, Brasil o Gran Bretaña, con mayor o menor éxito pero afortunadamente sin ser contundentes con el tema de censura y control ciudadano en la red.

Y ¿qué pasa con nuestro país?, yo sé que usted amigo lector probablemente recuerda incitativas como la tristemente célebre “Ley Fayad” propuesta el martes 27 de octubre de 2015, por el entonces senador del Partido Revolucionario Institucional, Omar Fayad, hoy gobernador del estado de Hidalgo, ¿Cómo es que la recuerdo con tanta exactitud? Internet no olvida. Esta ley consistía básicamente en el primer intento en nuestro país por regular el Internet, y decía tal cual en su objetivo “prevenir, investigar, perseguir y sancionar los delitos informáticos”, suena bien, pero en este caso, lo importante no era el fin si no, los medios (perdóname Maquiavelo).

Y hoy, hace apenas unos días, se han dado casi de manera simultánea dos noticias encaminadas en la misma destrucción, el martes 2 de febrero la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, inició el análisis para una posible regulación de las redes sociales, a raíz del bloqueo que se dio a cuentas afines o cercanas a la 4T.

Según sus palabras “Di la instrucción en la Unidad de Normatividad de Medios (de la Segob) para que hicieran un estudio sobre la posibilidad de regular a este tipo de empresas”. Apenas unos días antes el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, a través de su twitter (muy al estilo de Trump) exponía lo siguiente: “La libertad de expresión es un derecho humano que debe ser tutelado para su ejercicio eficaz, mediante principios establecidos en las leyes. La única vía correcta y democrática de protegerla en el ciberespacio es la legislativa, lo mismo para prensa, TV, radio y redes sociales”. ¿Tutelado para su ejercicio eficaz? Si la esencia misma de la comunicación es la libertad de expresión, no permitamos que nadie quiera ponerle una mordaza al que busca la pluralidad, el análisis, la crítica y el debate.

Imponer por cualquier medio u organismo, límites a la libertad para expresarse y comunicarse es destruir aquello por lo que miles de mexicanos dieron incluso hasta su vida, el poder de ser libres, el poder para expresarnos, la libertad de cátedra, de pensamiento y de opinión.

Y así lo expreso también Orwell: “Ahora sabemos que nadie toma el poder con la intención de entregarlo posteriormente. El Poder no es un medio; es un fin en sí mismo. Uno no establece una dictadura para salvaguardar una revolución; uno hace la revolución para imponer la dictadura.” En manos de DIOS, estamos.

  • Facebook: www.facebook.com/soylalodelatorre
  • Twitter: @lalodelatorreg
  • Correo: tecnologia@lalodelatorre.com

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Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo¿Voltaire? No. Evelyn Beatrice Hall. Dedicada a mis hijos… y a los suyos.

Somos vigilados por el Gran Hermano, él todo lo ve, todo lo sabe, todo lo crea, inclusive nuestra naturaleza humana y la realidad que percibimos de nuestro mundo. ¿Te atreves a pensar? ¿Te atreves a ser una persona con capacidad de analizar y dar argumentos de tu sociedad? Quizás eso no te convenga, a menos que quieras sufrir de la tortura pura, del más vil y grotesco sufrimiento realizado por el partido para controlarte.

Con esas líneas describía George Orwell una decadente sociedad ultra controlada por el Estado en su inmortal novela 1984. Pero, ¿qué tan cerca nos encontramos de estos escenarios de control absoluto? Muchos analistas detectan paralelismos entre la sociedad actual y el mundo de 1984, sugiriendo que estamos comenzando a vivir en lo que se ha conocido como sociedad Orwelliana.

China sin duda es uno de los países que en favor de “proteger los intereses de la nación” ha implementado desde hace casi una década un complejo sistema de vigilancia, bloqueo y control de lo que mueve en Internet en su país, y para complicar las cosas también de un polémico (en occidente) sistema de créditos sociales, los cuales marcan la capacidad de un ciudadano para acceder o no a servicios públicos, mejores puestos de trabajo, e incluso limitan su capacidad de moverse a través del país o al extranjero. En el caso de esta importante nación, el partido en el poder y el gobierno regente no tienen una frontera definida, parecen lo mismo, ¿le suena familiar?

Cabe también mencionar amigo lector, que China tiene sus propias versiones de las redes sociales más populares en el resto del mundo, ellos no usan Facebook, usan WeChat, en lugar de usar el buscador de Google utilizan Baidu, su versión de Twitter se llama Weibo, y así con prácticamente todas las redes sociales y servicios web populares, a la pregunta ¿Son mejores que las versiones del resto del mundo? La respuesta clara y tajante, por supuesto que no. ¿Las controla el Estado? Por supuesto que sí.

Pero, este tipo de controles no son exclusivos del país asiático, Australia por ejemplo tiene por mucho uno de los accesos a internet más veloces, pero también más censurado del planeta, por difícil que pudiera parecer, estas iniciativas para convertirse en leyes dentro de los países, han estallado en sociedades aparentemente “más democráticas” como Estados Unidos, Alemania, España, Brasil o Gran Bretaña, con mayor o menor éxito pero afortunadamente sin ser contundentes con el tema de censura y control ciudadano en la red.

Y ¿qué pasa con nuestro país?, yo sé que usted amigo lector probablemente recuerda incitativas como la tristemente célebre “Ley Fayad” propuesta el martes 27 de octubre de 2015, por el entonces senador del Partido Revolucionario Institucional, Omar Fayad, hoy gobernador del estado de Hidalgo, ¿Cómo es que la recuerdo con tanta exactitud? Internet no olvida. Esta ley consistía básicamente en el primer intento en nuestro país por regular el Internet, y decía tal cual en su objetivo “prevenir, investigar, perseguir y sancionar los delitos informáticos”, suena bien, pero en este caso, lo importante no era el fin si no, los medios (perdóname Maquiavelo).

Y hoy, hace apenas unos días, se han dado casi de manera simultánea dos noticias encaminadas en la misma destrucción, el martes 2 de febrero la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, inició el análisis para una posible regulación de las redes sociales, a raíz del bloqueo que se dio a cuentas afines o cercanas a la 4T.

Según sus palabras “Di la instrucción en la Unidad de Normatividad de Medios (de la Segob) para que hicieran un estudio sobre la posibilidad de regular a este tipo de empresas”. Apenas unos días antes el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, a través de su twitter (muy al estilo de Trump) exponía lo siguiente: “La libertad de expresión es un derecho humano que debe ser tutelado para su ejercicio eficaz, mediante principios establecidos en las leyes. La única vía correcta y democrática de protegerla en el ciberespacio es la legislativa, lo mismo para prensa, TV, radio y redes sociales”. ¿Tutelado para su ejercicio eficaz? Si la esencia misma de la comunicación es la libertad de expresión, no permitamos que nadie quiera ponerle una mordaza al que busca la pluralidad, el análisis, la crítica y el debate.

Imponer por cualquier medio u organismo, límites a la libertad para expresarse y comunicarse es destruir aquello por lo que miles de mexicanos dieron incluso hasta su vida, el poder de ser libres, el poder para expresarnos, la libertad de cátedra, de pensamiento y de opinión.

Y así lo expreso también Orwell: “Ahora sabemos que nadie toma el poder con la intención de entregarlo posteriormente. El Poder no es un medio; es un fin en sí mismo. Uno no establece una dictadura para salvaguardar una revolución; uno hace la revolución para imponer la dictadura.” En manos de DIOS, estamos.

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Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo¿Voltaire? No. Evelyn Beatrice Hall. Dedicada a mis hijos… y a los suyos.