/ sábado 10 de abril de 2021

Hablemos de tecnología | Cien

Hace cien semanas me dieron la oportunidad de escribir para ustedes, no es que antes no lo hiciera, pero por primera vez podía hacerlo en un escenario más grande que el muro de mis redes sociales, hoy a casi dos años de tener el honor de escribirles puedo decirles, gracias, es un buen comienzo, ¿Qué les parece si, hablamos de Tecnología?

La pregunta es recurrente, espontánea y tajante, en esa crisis colectiva desafiante a los que estudiamos la tecnología como si nos tratáramos de los nuevos gitanos, que leyendo la palma de la mano de las redes, o la bola de Cristal de Google, pudiéramos contestar, ¿Qué nos depara el futuro?

Pues bien, comencemos, la vida es un camino sin regreso, no importa que tan rápido vaya, va a llegar tan lejos como esté destinado a hacerlo, pero, ¿Qué pasaría si se desafiara? Si por un momento solamente aprovechara las herramientas, los consejos, los espacios, y decidiera que el único límite lo va a poner usted.

La Ciencia y la Tecnología no son barreras, sino verdaderos vehículos que nos permiten ir más veloz, más lejos. Y conforme nos adentramos más en el futuro, como especie, como civilización, vamos venciendo más y más barreras. Hoy, pese a la pandemia, podemos vivir más tiempo, y no sólo eso, sino también hacerlo con mayor calidad, nuestra comunicación se ha vuelto global, podemos enviar mensajes prácticamente a cualquier parte en el planeta en instantes, y no sólo texto, imágenes, audio, videos y quizá pronto hasta aromas o caricias, la realidad es que esto no se detiene.

Estamos a pocos pasos de poder volvernos inmortales, de guardar la mayor parte de nuestra esencia en un archivo digital, y para ello la inteligencia artificial es clave, porque una de sus partes menos estudiada, es su enorme potencial para convertirse en tecnología de imitación, ya sea a través de algoritmos de generación de voz, de videos con “deepfake” y de una conexión al Big Data de nuestra vida, pensamientos y sentimientos volcados luego de décadas de alimentar a algoritmos sociales, ¿Nos están copiando digitalmente? La verdad es que no, nosotros nos estamos copiando voluntariamente.

Y ¿Qué se va a producir con estas nuevas tecnologías en el futuro más próximo que distante? Pues la mayor y más fiel imitación de la vida, las empresas y gobiernos tendrán en sus manos la “capacidad” de emular entidades virtuales de conocimiento con prácticamente cualquiera de nosotros, y si permitimos que estas, a su vez, alimenten a bancos de conocimiento más grandes, el resultado podría ser glorioso, y también … catastrófico.

Tarde o temprano, ojalá amigo lector, usted y yo vivamos para verlo, vamos a vencer la frontera que presenta vivir en nuestro planeta, y comenzaremos a explorar, colonizar y llevar nuestros dioses y demonios a otros lugares, más por necesidad, que por fortaleza, nos hemos acabado el bioma, y la única posibilidad de sobrevivir va a ser la de movernos, igual que los virus o parásitos a consumir otros mundos, igual que los monstruos alienígenas que nos invaden en las películas de ciencia ficción, con la pequeña gran diferencia de que esos mismos monstruos vamos a ser nosotros.

Ojalá si logramos esto en las próximas décadas podamos llevar allá donde vayamos una nueva identidad como civilización, una que construya y proteja y no sólo una que consuma y devaste, y eso, no va a depender en nada de la tecnología, sino de la educación, de la cultura y del amor por la vida.

Y ojalá también a donde sea ese futuro al que vayamos, no nos acompañe la codicia sino el deseo de crecer más allá de los límites en lo colectivo, unidos, fieles creyentes que somos una especie y no una raza, sin importar el color de la piel, la cuenta del banco, a quién le reza, su sexo preferido o la tierra donde lo hayan parido.

Que la conversación se dé cara a cara, sin miedo a los virus y sin pasión por el aislamiento digital de las redes, sin posverdad, sin tribalismo, que podamos abrazar, reír, llorar, amar, sin miedo, sin límites. Perfectamente sé que no me tocará conocer ese futuro glorioso del que escribo, pero seguro estoy también que no va a llegar a existir si no somos todos capaces y conscientes de construirlo desde ahora. Para Fany y Lalito, la verdad es que no sé cómo vaya a ser el futuro, de lo que estoy seguro es que será de ustedes.

  • Facebook: www.facebook.com/soylalodelatorre
  • Twitter: @lalodelatorreg
  • Correo: tecnologia@lalodelatorre.com

Un tiempo lleno de incertidumbres es también, un tiempo lleno de posibilidadesAnónimo

Hace cien semanas me dieron la oportunidad de escribir para ustedes, no es que antes no lo hiciera, pero por primera vez podía hacerlo en un escenario más grande que el muro de mis redes sociales, hoy a casi dos años de tener el honor de escribirles puedo decirles, gracias, es un buen comienzo, ¿Qué les parece si, hablamos de Tecnología?

La pregunta es recurrente, espontánea y tajante, en esa crisis colectiva desafiante a los que estudiamos la tecnología como si nos tratáramos de los nuevos gitanos, que leyendo la palma de la mano de las redes, o la bola de Cristal de Google, pudiéramos contestar, ¿Qué nos depara el futuro?

Pues bien, comencemos, la vida es un camino sin regreso, no importa que tan rápido vaya, va a llegar tan lejos como esté destinado a hacerlo, pero, ¿Qué pasaría si se desafiara? Si por un momento solamente aprovechara las herramientas, los consejos, los espacios, y decidiera que el único límite lo va a poner usted.

La Ciencia y la Tecnología no son barreras, sino verdaderos vehículos que nos permiten ir más veloz, más lejos. Y conforme nos adentramos más en el futuro, como especie, como civilización, vamos venciendo más y más barreras. Hoy, pese a la pandemia, podemos vivir más tiempo, y no sólo eso, sino también hacerlo con mayor calidad, nuestra comunicación se ha vuelto global, podemos enviar mensajes prácticamente a cualquier parte en el planeta en instantes, y no sólo texto, imágenes, audio, videos y quizá pronto hasta aromas o caricias, la realidad es que esto no se detiene.

Estamos a pocos pasos de poder volvernos inmortales, de guardar la mayor parte de nuestra esencia en un archivo digital, y para ello la inteligencia artificial es clave, porque una de sus partes menos estudiada, es su enorme potencial para convertirse en tecnología de imitación, ya sea a través de algoritmos de generación de voz, de videos con “deepfake” y de una conexión al Big Data de nuestra vida, pensamientos y sentimientos volcados luego de décadas de alimentar a algoritmos sociales, ¿Nos están copiando digitalmente? La verdad es que no, nosotros nos estamos copiando voluntariamente.

Y ¿Qué se va a producir con estas nuevas tecnologías en el futuro más próximo que distante? Pues la mayor y más fiel imitación de la vida, las empresas y gobiernos tendrán en sus manos la “capacidad” de emular entidades virtuales de conocimiento con prácticamente cualquiera de nosotros, y si permitimos que estas, a su vez, alimenten a bancos de conocimiento más grandes, el resultado podría ser glorioso, y también … catastrófico.

Tarde o temprano, ojalá amigo lector, usted y yo vivamos para verlo, vamos a vencer la frontera que presenta vivir en nuestro planeta, y comenzaremos a explorar, colonizar y llevar nuestros dioses y demonios a otros lugares, más por necesidad, que por fortaleza, nos hemos acabado el bioma, y la única posibilidad de sobrevivir va a ser la de movernos, igual que los virus o parásitos a consumir otros mundos, igual que los monstruos alienígenas que nos invaden en las películas de ciencia ficción, con la pequeña gran diferencia de que esos mismos monstruos vamos a ser nosotros.

Ojalá si logramos esto en las próximas décadas podamos llevar allá donde vayamos una nueva identidad como civilización, una que construya y proteja y no sólo una que consuma y devaste, y eso, no va a depender en nada de la tecnología, sino de la educación, de la cultura y del amor por la vida.

Y ojalá también a donde sea ese futuro al que vayamos, no nos acompañe la codicia sino el deseo de crecer más allá de los límites en lo colectivo, unidos, fieles creyentes que somos una especie y no una raza, sin importar el color de la piel, la cuenta del banco, a quién le reza, su sexo preferido o la tierra donde lo hayan parido.

Que la conversación se dé cara a cara, sin miedo a los virus y sin pasión por el aislamiento digital de las redes, sin posverdad, sin tribalismo, que podamos abrazar, reír, llorar, amar, sin miedo, sin límites. Perfectamente sé que no me tocará conocer ese futuro glorioso del que escribo, pero seguro estoy también que no va a llegar a existir si no somos todos capaces y conscientes de construirlo desde ahora. Para Fany y Lalito, la verdad es que no sé cómo vaya a ser el futuro, de lo que estoy seguro es que será de ustedes.

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Un tiempo lleno de incertidumbres es también, un tiempo lleno de posibilidadesAnónimo