/ sábado 7 de marzo de 2020

Hablemos de Tecnología | Código Rosa

Pocas bendiciones más grandes tenemos en el mundo, que el amor de una mujer, de una mamá, una pareja, una hermana o una hija. Y en este voraz tiempo de la información fugaz y líquida, es propio por la coyuntura, pero ante todo por su sonrisa, hablar de aquellas mujeres que le han dado forma a la tecnología, porque, así como son ellas, han dejado forjado el más hermoso, real y puro feminismo, el del ejemplo, el del amor, el del trabajo.

El mundo se mueve en bits, información, comercio, política, salud, guerra. Todo necesita un código que lo haga funcionar, operar más rápido, calcular más preciso, generar más ganancias, llegar más lejos. Somos prisioneros de una jaula digital que hemos formado alrededor de nuestra vida, pero que, a su vez, paradójicamente se ha convertido en un formato que nos atrapa, que nos llena, que nos conecta. Que parece que está creado para satisfacer continuamente las necesidades generadas por los problemas de un mundo cada vez más insatisfecho.

Y es ahí, donde la mujer ha sabido ganarse a pulso de trabajo, un lugar que muchas veces le ha sido negado, su valor particular y fundamental en desarrollo de la ciencia y de la tecnología.

Comienzo escribiéndole a usted, amable lector, que difícilmente tendríamos lenguajes de programación, códigos, aplicaciones o programas como los conocemos hoy, si no fuera por Ada Lovelace, escritora, matemática e informática, estudiosa del legado de Charles Babbage, en su trabajo nos dejó los fundamentos de la programación moderna, creó el primer lenguaje de programación, y lo que a la postre se convertiría en la máquina lectora de tarjetas perforadas, ojalá su trabajo hubiera sido mayor, ya que solo vivió 36 años.

La Mark 1, fue la primera computadora electromecánica reconocida como tal en la historia de la informática, pero pocos saben que detrás de ella estuvo otra maravillosa mujer, Grace Murray, quien fue la primera en su clase en la Universidad de Harvard, creadora del lenguaje de programación COBOL, aunque como lo hizo en una época en donde no se valoraba el trabajo de las mujeres (hablo de los años cincuenta no se vaya usted a confundir) el crédito se lo dieron a una organización inventada llamada “Comisión CODASYL”. A ella le debemos el término “bug” en la computación, pues al buscar que ocasionaba un fallo persistente en la Mark 1, encontró que se debía a un insecto que provocó un desperfecto, cabe señalar que esta chica llegó también a obtener el grado de contraalmirante en el ejército de los EEUU.

Joan Clarke fue una criptoanalista y numismática británica que trabajó en Bletchley Park durante la Segunda Guerra Mundial, fue compañera nada más y nada menos que de Alan Turing (otro genio víctima de la discriminación social ¿de la época?), su trabajo junto al de Turing fue fundamental para poder descifrar el código enigma y acelerar el término del conflicto armado.

Dentro de esta lista no puedo dejar de escribir sobre el trabajo de Margaret Hamilton, quien fuera la directora de la División de Ingeniería de Software del Laboratorio de Instrumentación del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), donde con su equipo desarrolló el software de navegación "on-board" para el Programa Espacial Apolo, además es la creadora del término Ingeniería de Software que es materia obligada para todos los que estudiamos alguna de las ramas de las ciencias de la computación aún en nuestros días, su trabajo no sólo nos permitió llegar a la luna, también puso la base del que será usado para llegar a Marte.

Antes de terminar mi columna, recuerdo de manera especial a la ingeniera México-americana Diana Macías, gerente de ingeniería de software, móvil y programación en twitter®, a Kristina Svechinskaya, mi hacker favorita y por supuesto a Adeanna Cooke ex conejita de PlayBoy®, la que un día cansada de que todo mundo viera sus fotos, hackeó el server de la compañía y las borró, hoy se dedica a apoyar a chicas que han sido víctimas de filtración de fotos comprometedoras en el mundo.

Como ellas existen, y tengo fe, existirán cada día muchas más mujeres dándole forma a este complejo mundo tecnológico que, con su trabajo, ejemplo y creatividad, marcan un legado en esta y las futuras generaciones. Que vivan siempre las mujeres. “Una mujer debe de ser dos cosas: quien ella quiera y lo que ella quiera” - Coco Chanel.

Fany, yo no puedo saber qué depara el futuro, sólo puedo decirte que es tuyo mi amor.

Pocas bendiciones más grandes tenemos en el mundo, que el amor de una mujer, de una mamá, una pareja, una hermana o una hija. Y en este voraz tiempo de la información fugaz y líquida, es propio por la coyuntura, pero ante todo por su sonrisa, hablar de aquellas mujeres que le han dado forma a la tecnología, porque, así como son ellas, han dejado forjado el más hermoso, real y puro feminismo, el del ejemplo, el del amor, el del trabajo.

El mundo se mueve en bits, información, comercio, política, salud, guerra. Todo necesita un código que lo haga funcionar, operar más rápido, calcular más preciso, generar más ganancias, llegar más lejos. Somos prisioneros de una jaula digital que hemos formado alrededor de nuestra vida, pero que, a su vez, paradójicamente se ha convertido en un formato que nos atrapa, que nos llena, que nos conecta. Que parece que está creado para satisfacer continuamente las necesidades generadas por los problemas de un mundo cada vez más insatisfecho.

Y es ahí, donde la mujer ha sabido ganarse a pulso de trabajo, un lugar que muchas veces le ha sido negado, su valor particular y fundamental en desarrollo de la ciencia y de la tecnología.

Comienzo escribiéndole a usted, amable lector, que difícilmente tendríamos lenguajes de programación, códigos, aplicaciones o programas como los conocemos hoy, si no fuera por Ada Lovelace, escritora, matemática e informática, estudiosa del legado de Charles Babbage, en su trabajo nos dejó los fundamentos de la programación moderna, creó el primer lenguaje de programación, y lo que a la postre se convertiría en la máquina lectora de tarjetas perforadas, ojalá su trabajo hubiera sido mayor, ya que solo vivió 36 años.

La Mark 1, fue la primera computadora electromecánica reconocida como tal en la historia de la informática, pero pocos saben que detrás de ella estuvo otra maravillosa mujer, Grace Murray, quien fue la primera en su clase en la Universidad de Harvard, creadora del lenguaje de programación COBOL, aunque como lo hizo en una época en donde no se valoraba el trabajo de las mujeres (hablo de los años cincuenta no se vaya usted a confundir) el crédito se lo dieron a una organización inventada llamada “Comisión CODASYL”. A ella le debemos el término “bug” en la computación, pues al buscar que ocasionaba un fallo persistente en la Mark 1, encontró que se debía a un insecto que provocó un desperfecto, cabe señalar que esta chica llegó también a obtener el grado de contraalmirante en el ejército de los EEUU.

Joan Clarke fue una criptoanalista y numismática británica que trabajó en Bletchley Park durante la Segunda Guerra Mundial, fue compañera nada más y nada menos que de Alan Turing (otro genio víctima de la discriminación social ¿de la época?), su trabajo junto al de Turing fue fundamental para poder descifrar el código enigma y acelerar el término del conflicto armado.

Dentro de esta lista no puedo dejar de escribir sobre el trabajo de Margaret Hamilton, quien fuera la directora de la División de Ingeniería de Software del Laboratorio de Instrumentación del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), donde con su equipo desarrolló el software de navegación "on-board" para el Programa Espacial Apolo, además es la creadora del término Ingeniería de Software que es materia obligada para todos los que estudiamos alguna de las ramas de las ciencias de la computación aún en nuestros días, su trabajo no sólo nos permitió llegar a la luna, también puso la base del que será usado para llegar a Marte.

Antes de terminar mi columna, recuerdo de manera especial a la ingeniera México-americana Diana Macías, gerente de ingeniería de software, móvil y programación en twitter®, a Kristina Svechinskaya, mi hacker favorita y por supuesto a Adeanna Cooke ex conejita de PlayBoy®, la que un día cansada de que todo mundo viera sus fotos, hackeó el server de la compañía y las borró, hoy se dedica a apoyar a chicas que han sido víctimas de filtración de fotos comprometedoras en el mundo.

Como ellas existen, y tengo fe, existirán cada día muchas más mujeres dándole forma a este complejo mundo tecnológico que, con su trabajo, ejemplo y creatividad, marcan un legado en esta y las futuras generaciones. Que vivan siempre las mujeres. “Una mujer debe de ser dos cosas: quien ella quiera y lo que ella quiera” - Coco Chanel.

Fany, yo no puedo saber qué depara el futuro, sólo puedo decirte que es tuyo mi amor.