/ sábado 6 de noviembre de 2021

Hablemos de tecnología | DART

La agencia espacial se prepara en los últimos segundos para ver el resultado de meses de esfuerzo, en un escenario hipotético, si ese cohete no es capaz de cumplir su objetivo, el enorme asteroide podría impactar con tanta fuerza al planeta que provocaría nuestra extinción, no se trata de una película de los noventa, es una misión real y la NASA la lanza en 18 días.

DART es el acrónimo de (Double Asteroid Redirection Test) nombre de la misión que desplegará la NASA desde California a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9 –de Elon Musk por cierto– el 23 de noviembre a las 22:20 hora de México. Se espera que 10 meses más tarde, esta nave alcanzará su objetivo, que estará a 11 millones de kilómetros de la Tierra. En los hechos, es lo más cerca que llegará al planeta azul –o al menos esperamos todos–.

Esta es solo el comienzo de lo que los científicos han llamado acertadamente, “esfuerzos de defensa planetaria” en los que se incluyen en la siguiente década al menos otros 15 experimentos en los que la mayoría tratarán básicamente de colisionar misiles y/o naves no tripuladas con objetos aún muy lejanos de nuestro planeta, pero que en otros escenarios podrían representar una seria amenaza para nuestra existencia.

Bajo la premisa de que es mejor estar siempre prevenidos, estos esfuerzos vienen –al menos de momento– solamente de parte del Gobierno de los Estados Unidos en colaboración con algunas de las empresas privadas más avanzadas en esta materia, caso concreto de SpaceX, “No queremos estar en una posición en la que un asteroide se dirija hacia la Tierra; debemos probar esta técnica”, dijo Lindley Johnson, del Departamento de Defensa Planetaria de la NASA, en una conferencia de prensa.

Relativo a la tecnología que hay detrás de un emprendimiento de estas dimensiones, le escribo amigo lector que básicamente todo se reduce a tres factores, propulsión, cálculos evolutivos en trayectoria y velocidad y mucha suerte. En muchas ocasiones nuestros únicos referentes a este tipo de tecnologías los encontramos en la ciencia ficción y en películas que explotan el tema de escenarios apocalípticos.

Este proyecto recuerda a la película “Armagedón”, en la que Bruce Willis y Ben Affleck salvan al planeta de un enorme asteroide haciéndolo volar en pedazos. Pero la agencia espacial estadounidense está llevando a efecto en este caso un experimento muy real. Aunque por ahora no se conoce ningún asteroide de gran tamaño que esté en curso de colisión, la idea es prepararse para esa posibilidad –cosa que todos deberíamos celebrar–.

Sobre el objetivo conocemos muy poco, solo que la nave DART impactará un asteroide llamado Didymos B, que integra un sistema binario. (Término reservado para objetos espaciales compuestos de dos o más elementos en su dinámica) Didymos B es una pequeña luna que orbita otro asteroide de mayor tamaño, Didymos A.

Para poder guiar a la misión DART hasta el asteroide Didymos B el reto no será fácil y requiere comprender el comportamiento del sistema binario. Para ello, un equipo Internacional de astrónomos coordinado por la investigadora Cristina Thomas, de la Universidad de Arizona (EE.UU.), ha venido observando a Dydymos desde 2015.

Esto lleva varios años en preparación, los estudios más recientes tuvieron lugar en Cerro Paranal en Chile, donde los científicos observaron al sistema Didymos con el Telescopio más grande, un conjunto de cuatro telescopios con espejos de 8,2 metros del Observatorio Austral Europeo.

Todo se trata en realidad del brillo, es nuestro único parámetro mesurable de momento, el sistema Didymos es demasiado pequeño y está demasiado lejos por lo que lo vemos solamente como un punto de luz, pero podemos obtener los datos que necesitamos midiendo el brillo de ese punto de luz, que cambia cuando Didymos A rota y Didymos B orbita. Los cambios en el brillo indican cuándo la pequeña luna Didymos B pasa por delante o queda oculta detrás de Didymos A. Estas observaciones ayudarán a los científicos a determinar la posición exacta de ambos asteroides y el tiempo de impacto para maximizar el efecto de desviación de Didymos B tras el choque.

A ciencia cierta no tenemos más que una remota idea de algunos de los asteroides que pudieran ser “potencialmente peligrosos” para la vida en la Tierra, caso concreto de “2008 GO20” un asteroide del tamaño de la gran pirámide de Giza que pasó “peligrosamente cerca” en 2008 y podría hacerlo aún más en el 2034. Cercano o no amigos, es importante que estemos siempre preparados.

El avance de las nuevas tecnologías será la última línea de defensa en contra de amenazas de grado planetario, aunque le confieso amigo lector, que poco me preocupan las amenazas que tenemos detectadas y a las que les damos seguimiento, me aterrorizan más en verdad aquellas que no conocemos y que podrían moverse tan velozmente en el firmamento que apenas nos dieran horas si acaso para poder reaccionar, en DIOS confiemos, y si queremos paz debemos estar armados para la guerra.

Facebook:

  • www.facebook.com/soylalodelatorre

Twitter:

  • @lalodelatorreg

Correo:

  • tecnologia@lalodelatorre.com

La agencia espacial se prepara en los últimos segundos para ver el resultado de meses de esfuerzo, en un escenario hipotético, si ese cohete no es capaz de cumplir su objetivo, el enorme asteroide podría impactar con tanta fuerza al planeta que provocaría nuestra extinción, no se trata de una película de los noventa, es una misión real y la NASA la lanza en 18 días.

DART es el acrónimo de (Double Asteroid Redirection Test) nombre de la misión que desplegará la NASA desde California a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9 –de Elon Musk por cierto– el 23 de noviembre a las 22:20 hora de México. Se espera que 10 meses más tarde, esta nave alcanzará su objetivo, que estará a 11 millones de kilómetros de la Tierra. En los hechos, es lo más cerca que llegará al planeta azul –o al menos esperamos todos–.

Esta es solo el comienzo de lo que los científicos han llamado acertadamente, “esfuerzos de defensa planetaria” en los que se incluyen en la siguiente década al menos otros 15 experimentos en los que la mayoría tratarán básicamente de colisionar misiles y/o naves no tripuladas con objetos aún muy lejanos de nuestro planeta, pero que en otros escenarios podrían representar una seria amenaza para nuestra existencia.

Bajo la premisa de que es mejor estar siempre prevenidos, estos esfuerzos vienen –al menos de momento– solamente de parte del Gobierno de los Estados Unidos en colaboración con algunas de las empresas privadas más avanzadas en esta materia, caso concreto de SpaceX, “No queremos estar en una posición en la que un asteroide se dirija hacia la Tierra; debemos probar esta técnica”, dijo Lindley Johnson, del Departamento de Defensa Planetaria de la NASA, en una conferencia de prensa.

Relativo a la tecnología que hay detrás de un emprendimiento de estas dimensiones, le escribo amigo lector que básicamente todo se reduce a tres factores, propulsión, cálculos evolutivos en trayectoria y velocidad y mucha suerte. En muchas ocasiones nuestros únicos referentes a este tipo de tecnologías los encontramos en la ciencia ficción y en películas que explotan el tema de escenarios apocalípticos.

Este proyecto recuerda a la película “Armagedón”, en la que Bruce Willis y Ben Affleck salvan al planeta de un enorme asteroide haciéndolo volar en pedazos. Pero la agencia espacial estadounidense está llevando a efecto en este caso un experimento muy real. Aunque por ahora no se conoce ningún asteroide de gran tamaño que esté en curso de colisión, la idea es prepararse para esa posibilidad –cosa que todos deberíamos celebrar–.

Sobre el objetivo conocemos muy poco, solo que la nave DART impactará un asteroide llamado Didymos B, que integra un sistema binario. (Término reservado para objetos espaciales compuestos de dos o más elementos en su dinámica) Didymos B es una pequeña luna que orbita otro asteroide de mayor tamaño, Didymos A.

Para poder guiar a la misión DART hasta el asteroide Didymos B el reto no será fácil y requiere comprender el comportamiento del sistema binario. Para ello, un equipo Internacional de astrónomos coordinado por la investigadora Cristina Thomas, de la Universidad de Arizona (EE.UU.), ha venido observando a Dydymos desde 2015.

Esto lleva varios años en preparación, los estudios más recientes tuvieron lugar en Cerro Paranal en Chile, donde los científicos observaron al sistema Didymos con el Telescopio más grande, un conjunto de cuatro telescopios con espejos de 8,2 metros del Observatorio Austral Europeo.

Todo se trata en realidad del brillo, es nuestro único parámetro mesurable de momento, el sistema Didymos es demasiado pequeño y está demasiado lejos por lo que lo vemos solamente como un punto de luz, pero podemos obtener los datos que necesitamos midiendo el brillo de ese punto de luz, que cambia cuando Didymos A rota y Didymos B orbita. Los cambios en el brillo indican cuándo la pequeña luna Didymos B pasa por delante o queda oculta detrás de Didymos A. Estas observaciones ayudarán a los científicos a determinar la posición exacta de ambos asteroides y el tiempo de impacto para maximizar el efecto de desviación de Didymos B tras el choque.

A ciencia cierta no tenemos más que una remota idea de algunos de los asteroides que pudieran ser “potencialmente peligrosos” para la vida en la Tierra, caso concreto de “2008 GO20” un asteroide del tamaño de la gran pirámide de Giza que pasó “peligrosamente cerca” en 2008 y podría hacerlo aún más en el 2034. Cercano o no amigos, es importante que estemos siempre preparados.

El avance de las nuevas tecnologías será la última línea de defensa en contra de amenazas de grado planetario, aunque le confieso amigo lector, que poco me preocupan las amenazas que tenemos detectadas y a las que les damos seguimiento, me aterrorizan más en verdad aquellas que no conocemos y que podrían moverse tan velozmente en el firmamento que apenas nos dieran horas si acaso para poder reaccionar, en DIOS confiemos, y si queremos paz debemos estar armados para la guerra.

Facebook:

  • www.facebook.com/soylalodelatorre

Twitter:

  • @lalodelatorreg

Correo:

  • tecnologia@lalodelatorre.com