/ sábado 20 de junio de 2020

Hablemos de Tecnología | Electro Basura

Como civilización no terminamos nunca de entender las cosas, y sin duda, aquellas culturas que no aprenden de los errores del pasado, están irremediablemente condenadas a cometerlos en el futuro, prueba de ello son los cientos de millones de cubrebocas que han sido fotografiados en el lecho marino, y aun con la pandemia existen latentes mayores crisis de salud en el mundo, la basura electrónica es una de ellas.

Si midiéramos el daño que se hace con el desecho de la basura electrónica en medida de los kilos promedio al año que terminan en vertederos, las cifras varían mucho de país en país, entre los primeros lugares en el mundo estarían Qatar con 63 kgs. Japón con 48 kgs. Ó EEUU con 13 kgs. (tomar en cuenta la población del país), en cuanto a México son en promedio 9 kgs. De basura electrónica los que un ciudadano desecha por año, esto incluye los artículos de uso personal (tabletas, celulares, laptops, computadoras, radios, televisiones, etc) y la parte proporcional al uso que damos de manera colectiva de muchos otros aparatos y maquinaria que usan insumos electrónicos.

El riesgo principal en este tipo de desechos radica en los materiales de los cuáles están integrados muchos de sus componentes, por mencionar algunos tenemos: Plomo, Mercurio, Cadmio, Cromo hexavalente, Azufre, Ácido perfluorooctanoico (PFOA), Óxido de Berilio, Clorobencenos y un largo etcétera de otros componentes químicos que resultan dañinos para la salud de todo ser vivo, incluso de manera comprobada en una intoxicación silenciosa al llegar a los mantos acuíferos provocando muchas de ellas cáncer.

Y es aquí, amigo lector, que hago una pausa para la reflexión profunda respecto a los números fríos, si solo la mitad de la población del planeta tuviera un teléfono celular, y solo la mitad de ellos cambiara de equipo en promedio cada 3 años, estaríamos hablando de más de 2,200 millones de teléfonos celulares desechados en ese periodo en el mundo, lo que ya esta acarreando un serio problema a la salud del planeta y que podría incrementarse en los próximos 10 años a niveles insostenibles, si al problema le agregamos, las tablets, las pantallas de tv y el imparable número de ordenadores, laptops y un universo aparte de otros electrónicos, la ecuación da un resultado catastrófico, una crisis peor que la del Covid-19, el problema es que las dos van a cohabitar.

Pero, ¿Existen formas de evitarlo?, la producción y consumo masivo de los mismos es poco probable, lo que si es viable es la implementación primero, de campañas, metodologías y formatos que promuevan la reutilización de los mismos, aún antes del reciclaje, muchos teléfonos celulares son desechados en países del primer mundo solo por considerar que son viejos, obsoletos, lentos, gastados o sencillamente porque ha aparecido una nueva versión más linda, con una pantalla más grande, dos milímetros más delgado y con 4 cámaras más. Sin embargo, cuantos de estos dispositivos podrían encontrar nueva vida en manos de un niño o joven de escasos recursos que necesita un dispositivo ágil y funcional para tomar su clase en línea, navegar por internet, o para usar sus redes sociales o jugar, hay que escribirlo, todos tenemos derecho.

A nivel de municipios hemos visto a lo largo de varias administraciones esfuerzos por mantener abiertos centros de concentración de basura electrónica, sin embargo, la gran mayoría, se han quedado en eso solamente, “esfuerzos” en una administración. No son pocas las empresas y particulares que saben del enorme potencial de mercado que tienen estos “desechos” si son vistos como materias primas, ya que de ellos es posible extraer metales como cobre e incluso oro, lamentablemente los métodos para hacerlo se limitan a la descomposición química de los circuitos y tarjetas, en una operación que resulta poco segura e increíblemente dañina al medio ambiente, la cuál de no hacerse por un experto podría resultar inclusive mortal para quien la realiza, por la enorme cantidad de vapores tóxicos que se producen en el proceso.

Es importante atender una serie de directrices que los gobiernos y empresas no aplican, primero, solo debemos reciclar aquello que no es reparable ya sea por costo o viabilidad, deben existir leyes que regulen el tipo y cantidad de componentes químicos dañinos que son usados en la elaboración de estos aparatos, y existir también incentivos para las empresas que los reciclan y promueven su reutilización, a manera de una “responsabilidad extendida”. Debemos entender y aplicar completo el ciclo de vida de los productos, no solo hasta la venta, sino hasta su confinamiento final y reutilización de sus materias primas en nuevos productos.

A nivel del hogar, amigo lector, es también mucho lo que podemos hacer, separemos más allá del tipo del tipo de basura, todos los componentes electrónicos en un solo sitio, y si no es posible reusarlos, repararlos, venderlos ni siquiera obsequiarlos, debemos buscar los lugares en donde se haga recepción segura de los mismos, los vertederos de basura electrónica o a las empresas que los compren por kilos. Todos somos parte del planeta, somos huéspedes, no dueños, debemos entender esto: Si el planeta se muere, nos morimos con él.

Quédate en Casa.

  • Facebook: www.facebook.com/soylalodelatorre
  • Twitter: @lalodelatorreg
  • Correo: tecnologia@lalodelatorre.com

Cuando el último árbol sea cortado, el último río envenenado, el último pez pescado, sólo entonces el hombre descubrirá que el dinero no se comeProverbio de la Tribu Cree

Como civilización no terminamos nunca de entender las cosas, y sin duda, aquellas culturas que no aprenden de los errores del pasado, están irremediablemente condenadas a cometerlos en el futuro, prueba de ello son los cientos de millones de cubrebocas que han sido fotografiados en el lecho marino, y aun con la pandemia existen latentes mayores crisis de salud en el mundo, la basura electrónica es una de ellas.

Si midiéramos el daño que se hace con el desecho de la basura electrónica en medida de los kilos promedio al año que terminan en vertederos, las cifras varían mucho de país en país, entre los primeros lugares en el mundo estarían Qatar con 63 kgs. Japón con 48 kgs. Ó EEUU con 13 kgs. (tomar en cuenta la población del país), en cuanto a México son en promedio 9 kgs. De basura electrónica los que un ciudadano desecha por año, esto incluye los artículos de uso personal (tabletas, celulares, laptops, computadoras, radios, televisiones, etc) y la parte proporcional al uso que damos de manera colectiva de muchos otros aparatos y maquinaria que usan insumos electrónicos.

El riesgo principal en este tipo de desechos radica en los materiales de los cuáles están integrados muchos de sus componentes, por mencionar algunos tenemos: Plomo, Mercurio, Cadmio, Cromo hexavalente, Azufre, Ácido perfluorooctanoico (PFOA), Óxido de Berilio, Clorobencenos y un largo etcétera de otros componentes químicos que resultan dañinos para la salud de todo ser vivo, incluso de manera comprobada en una intoxicación silenciosa al llegar a los mantos acuíferos provocando muchas de ellas cáncer.

Y es aquí, amigo lector, que hago una pausa para la reflexión profunda respecto a los números fríos, si solo la mitad de la población del planeta tuviera un teléfono celular, y solo la mitad de ellos cambiara de equipo en promedio cada 3 años, estaríamos hablando de más de 2,200 millones de teléfonos celulares desechados en ese periodo en el mundo, lo que ya esta acarreando un serio problema a la salud del planeta y que podría incrementarse en los próximos 10 años a niveles insostenibles, si al problema le agregamos, las tablets, las pantallas de tv y el imparable número de ordenadores, laptops y un universo aparte de otros electrónicos, la ecuación da un resultado catastrófico, una crisis peor que la del Covid-19, el problema es que las dos van a cohabitar.

Pero, ¿Existen formas de evitarlo?, la producción y consumo masivo de los mismos es poco probable, lo que si es viable es la implementación primero, de campañas, metodologías y formatos que promuevan la reutilización de los mismos, aún antes del reciclaje, muchos teléfonos celulares son desechados en países del primer mundo solo por considerar que son viejos, obsoletos, lentos, gastados o sencillamente porque ha aparecido una nueva versión más linda, con una pantalla más grande, dos milímetros más delgado y con 4 cámaras más. Sin embargo, cuantos de estos dispositivos podrían encontrar nueva vida en manos de un niño o joven de escasos recursos que necesita un dispositivo ágil y funcional para tomar su clase en línea, navegar por internet, o para usar sus redes sociales o jugar, hay que escribirlo, todos tenemos derecho.

A nivel de municipios hemos visto a lo largo de varias administraciones esfuerzos por mantener abiertos centros de concentración de basura electrónica, sin embargo, la gran mayoría, se han quedado en eso solamente, “esfuerzos” en una administración. No son pocas las empresas y particulares que saben del enorme potencial de mercado que tienen estos “desechos” si son vistos como materias primas, ya que de ellos es posible extraer metales como cobre e incluso oro, lamentablemente los métodos para hacerlo se limitan a la descomposición química de los circuitos y tarjetas, en una operación que resulta poco segura e increíblemente dañina al medio ambiente, la cuál de no hacerse por un experto podría resultar inclusive mortal para quien la realiza, por la enorme cantidad de vapores tóxicos que se producen en el proceso.

Es importante atender una serie de directrices que los gobiernos y empresas no aplican, primero, solo debemos reciclar aquello que no es reparable ya sea por costo o viabilidad, deben existir leyes que regulen el tipo y cantidad de componentes químicos dañinos que son usados en la elaboración de estos aparatos, y existir también incentivos para las empresas que los reciclan y promueven su reutilización, a manera de una “responsabilidad extendida”. Debemos entender y aplicar completo el ciclo de vida de los productos, no solo hasta la venta, sino hasta su confinamiento final y reutilización de sus materias primas en nuevos productos.

A nivel del hogar, amigo lector, es también mucho lo que podemos hacer, separemos más allá del tipo del tipo de basura, todos los componentes electrónicos en un solo sitio, y si no es posible reusarlos, repararlos, venderlos ni siquiera obsequiarlos, debemos buscar los lugares en donde se haga recepción segura de los mismos, los vertederos de basura electrónica o a las empresas que los compren por kilos. Todos somos parte del planeta, somos huéspedes, no dueños, debemos entender esto: Si el planeta se muere, nos morimos con él.

Quédate en Casa.

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