/ sábado 26 de junio de 2021

Hablemos de tecnología | La pandemia que no vamos a ver

No debe haber un lugar más obscuro que aquel en donde no podemos usar los ojos, caminar en total obscuridad no solo nos hace sentirnos solos, sino también probablemente vacíos, y aunque pocas veces lo valoramos, el sentido de la vista es por mucho nuestra más fuerte conexión al mundo, porque a través de él, apreciamos la plenitud de lo que ocurre y nos permite extender lo que creamos.

Son muchos los estudios que hoy amigo lector, nos hablan de los efectos dañinos a largo plazo de la utilización y exposición a la luz azul.

Es importante señalar que es la luz solar la que más afecta en este espectro de la gama de luz que llega a nuestros ojos, pero que; también, es través de los cientos de dispositivos digitales que llega a nosotros.

Vivimos rodeados de un universo de pantallas ultrabrillantes, monitores de computadoras, pantallas de televisión, anuncios luminosos, tabletas digitales y por supuesto el rey de todos, nuestro teléfono inteligente.

Se estima que en promedio son más de 200 veces al día las que desbloqueados nuestros dispositivos, además que el promedio de visualización de la pantalla de los teléfonos, que hoy en México ronda las 4.2 horas por días, se va incrementando año con año.

Lo alarmante por mucho, además de la cantidad de dispositivos, la intensidad de luz azul y el tiempo que pasamos con ellos está en algo aún más preocupante, la edad promedio en la que permitimos que los más jóvenes se enajenen en el uso de todos estos dispositivos.

Redes Sociales, Videos en TikTok o Youtube y por supuesto los juegos de video, hoy cada vez más consumidos en el formato de aplicaciones para los smartphones, son los principales promotores de su uso muchas veces desmedido.

Ya en noviembre de 2017 en un artículo escrito por la Dra. Celia Vimont y revisado por el Dr. Rahul Khurana titulado ¿Debe de preocuparnos el uso de la luz azul? Se expone lo siguiente:

“Las molestias que algunos experimentan después de estar mirando demasiado tiempo las pantallas se deben probablemente al cansancio ocular digital. Casi todos parpadeamos menos cuando estamos viendo las pantallas, produciendo cansancio y sequedad de los ojos” - dice el Dr. Khurana, portavoz de la Academia Americana de Oftalmología-.

“Aunque es frecuente que la luz azul se asocie con los ordenadores y los teléfonos, la mayor fuente de luz azul es la luz solar. Otras fuentes incluyen las lámparas de luz fluorescente y las lámparas LED. La exposición a la luz azul proveniente de las pantallas es mucho menor que la cantidad de luz azul proveniente del sol a la que estamos expuestos. Además, no es más dañina que la luz azul solar” -sostiene el Dr. Khurana-.

Y no es para poco, ya que si nos ponemos a reflexionar es cada día mayor el número de personas que requieren el uso de lentes a edades más tempranas, principalmente aquellos cuya actividad profesional está relacionada con el uso de pantallas de ordenadores, como en el caso de los profesionistas en nuestro país que llegan a pasar en algunas actividades hasta 10 o más horas al día frente a una computadora.

Vivimos ya una pandemia en la era moderna que nos ha causado aislamiento, crisis económica, daños emocionales y muchos otros que quizá no sabemos ni sabremos hasta dentro de algunos años cuándo sus secuelas se hagan patentes en nuestra vida.

Pero al menos de ésta, teníamos sintomatologías abruptas y casos de control, asimismo la voluntad de salir de la misma en el corto plazo y el desarrollo de medicamentos y vacunas que pudiera aminorar sus males y ayudarnos a erradicarla respectivamente; sin embargo, en el caso de los daños a la salud que le planteo en la presente columna amigo lector, probablemente los daños los estamos viviendo desde hace mucho tiempo y apenas le hacemos caso.

Seguimos encerrados en un esfuerzo remedial al corto plazo en los procesos de degeneración de la capacidad visual humana, y no atendemos a lo sustancialmente urgente que representa el tener que desarrollar nuevas tecnologías para la visualización de imágenes digitales, que nos permitan apreciar con mayor detalle y nitidez, y no me refiero a 4k o 8k, sino a fuentes que optimicen el espectro de luz, filtren la luz azul y se adapten a la capacidad visual del usuario.

Podríamos estar ante un problema mayúsculo, de las proporciones del Covid, pero que al igual que este, ni siquiera sospechamos, y que, a diferencia del mismo, no lo vamos a ver llegar todos … literalmente.

El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada.Gustavo Adolfo Bécquer

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No debe haber un lugar más obscuro que aquel en donde no podemos usar los ojos, caminar en total obscuridad no solo nos hace sentirnos solos, sino también probablemente vacíos, y aunque pocas veces lo valoramos, el sentido de la vista es por mucho nuestra más fuerte conexión al mundo, porque a través de él, apreciamos la plenitud de lo que ocurre y nos permite extender lo que creamos.

Son muchos los estudios que hoy amigo lector, nos hablan de los efectos dañinos a largo plazo de la utilización y exposición a la luz azul.

Es importante señalar que es la luz solar la que más afecta en este espectro de la gama de luz que llega a nuestros ojos, pero que; también, es través de los cientos de dispositivos digitales que llega a nosotros.

Vivimos rodeados de un universo de pantallas ultrabrillantes, monitores de computadoras, pantallas de televisión, anuncios luminosos, tabletas digitales y por supuesto el rey de todos, nuestro teléfono inteligente.

Se estima que en promedio son más de 200 veces al día las que desbloqueados nuestros dispositivos, además que el promedio de visualización de la pantalla de los teléfonos, que hoy en México ronda las 4.2 horas por días, se va incrementando año con año.

Lo alarmante por mucho, además de la cantidad de dispositivos, la intensidad de luz azul y el tiempo que pasamos con ellos está en algo aún más preocupante, la edad promedio en la que permitimos que los más jóvenes se enajenen en el uso de todos estos dispositivos.

Redes Sociales, Videos en TikTok o Youtube y por supuesto los juegos de video, hoy cada vez más consumidos en el formato de aplicaciones para los smartphones, son los principales promotores de su uso muchas veces desmedido.

Ya en noviembre de 2017 en un artículo escrito por la Dra. Celia Vimont y revisado por el Dr. Rahul Khurana titulado ¿Debe de preocuparnos el uso de la luz azul? Se expone lo siguiente:

“Las molestias que algunos experimentan después de estar mirando demasiado tiempo las pantallas se deben probablemente al cansancio ocular digital. Casi todos parpadeamos menos cuando estamos viendo las pantallas, produciendo cansancio y sequedad de los ojos” - dice el Dr. Khurana, portavoz de la Academia Americana de Oftalmología-.

“Aunque es frecuente que la luz azul se asocie con los ordenadores y los teléfonos, la mayor fuente de luz azul es la luz solar. Otras fuentes incluyen las lámparas de luz fluorescente y las lámparas LED. La exposición a la luz azul proveniente de las pantallas es mucho menor que la cantidad de luz azul proveniente del sol a la que estamos expuestos. Además, no es más dañina que la luz azul solar” -sostiene el Dr. Khurana-.

Y no es para poco, ya que si nos ponemos a reflexionar es cada día mayor el número de personas que requieren el uso de lentes a edades más tempranas, principalmente aquellos cuya actividad profesional está relacionada con el uso de pantallas de ordenadores, como en el caso de los profesionistas en nuestro país que llegan a pasar en algunas actividades hasta 10 o más horas al día frente a una computadora.

Vivimos ya una pandemia en la era moderna que nos ha causado aislamiento, crisis económica, daños emocionales y muchos otros que quizá no sabemos ni sabremos hasta dentro de algunos años cuándo sus secuelas se hagan patentes en nuestra vida.

Pero al menos de ésta, teníamos sintomatologías abruptas y casos de control, asimismo la voluntad de salir de la misma en el corto plazo y el desarrollo de medicamentos y vacunas que pudiera aminorar sus males y ayudarnos a erradicarla respectivamente; sin embargo, en el caso de los daños a la salud que le planteo en la presente columna amigo lector, probablemente los daños los estamos viviendo desde hace mucho tiempo y apenas le hacemos caso.

Seguimos encerrados en un esfuerzo remedial al corto plazo en los procesos de degeneración de la capacidad visual humana, y no atendemos a lo sustancialmente urgente que representa el tener que desarrollar nuevas tecnologías para la visualización de imágenes digitales, que nos permitan apreciar con mayor detalle y nitidez, y no me refiero a 4k o 8k, sino a fuentes que optimicen el espectro de luz, filtren la luz azul y se adapten a la capacidad visual del usuario.

Podríamos estar ante un problema mayúsculo, de las proporciones del Covid, pero que al igual que este, ni siquiera sospechamos, y que, a diferencia del mismo, no lo vamos a ver llegar todos … literalmente.

El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada.Gustavo Adolfo Bécquer

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