La maldad tiene muchos rostros, pero estoy seguro que ninguno tan terrible como ese que ataca por la espalda cuando nos encontramos más vulnerables. Si bien, todo robo es reprobable, no hay otro pero que aquel que roba todo lo que puede al que menos tiene, abusar de la desesperación, de la miseria y de la ignorancia es un boleto sin escalas hasta el fondo del infierno.
Kilómetros de letras se han escrito sobre la pandemia actual, vivimos en modo miedo, y ese estado emocional nos lleva a perder muchas veces la perspectiva, hoy como nunca en la historia usamos internet, ¿para qué?, para todo, educación, comercio, comunicación, trabajo y un largo camino de otras actividades. Lamentablemente entre esas “otras actividades” en 2020 vimos un aumento explosivo de los delitos electrónicos, si bien fueron muchos los hechos, la inmensa mayoría no permeó hasta los grandes titulares porque el Covid-19 no les daba cabida.
Para entender correctamente el contexto, primero amigo lector, definamos, ¿Qué es un delito electrónico? “Delito Electrónico, delito informático, delito cibernético o ciberdelito es toda aquella acción antijurídica que se realiza en el entorno digital, espacio digital o de Internet”. Son muchas las variantes del mismo, extorsión, robo de identidad, invasión de la intimidad, y por supuesto operaciones financieras fraudulentas.
De estas últimas, según datos de Kaspersky®, durante 2020 Estados Unidos, América Latina y el este de Europa fueron las zonas donde se presentó un mayor incremento, sobre todo con estafas relacionadas con el robo de identidad de personas que solicitaban apoyo financiero ante la pandemia, y eran engañadas para entregar información sensible que luego era usada por los ciberdelincuentes para cobrar estos subsidios, operan a través de páginas clonadas de las ONGs o incluso han llegado a crear las suyas para este propósito. Los delincuentes engañan a los solicitantes para usurpar luego su identidad y pedir las ayudas en su nombre, utilizando en la página web auténtica sus datos y cambiando, claro está, el número de cuenta bancaria en el que debía hacerse el pago.
En México desde hace años operan bandas de delincuentes que se dedican al robo de cajeros automáticos y más recientemente a la clonación de tarjetas bancarias, principalmente a personas de la tercera edad.
Y el crimen digital también, claro, está utilizando todo el poder de internet para poder atacar y buscar nuevas víctimas. Uno de sus principales medios de difusión en la actualidad es el uso de correo electrónico, para ello los dos principales proveedores de correo electrónico gratuito a nivel mundial (Gmail, Hotmail) hacen esfuerzos notables para el control de la difusión de estas actividades, “De los dos millones diarios de correos electrónicos sospechosos que detecta Microsoft® al día en todo el mundo, 60,000 llevan mensajes o enlaces maliciosos relacionados con la Covid-19”.
Pero no todos los ataques son estafas de ingeniería social a particulares, también desde 2019 hemos visto un aumento considerable en delitos muy sofisticados como aquellos que usan Ransomware, y en donde las víctimas no son ciudadanos, sino instituciones, tanto privadas como públicas. (Recordemos WannaCry en Pemex).
El año pasado en particular hubo 4 amenazas muy grandes a nivel internacional y que siguen vigentes, pero de las cuales poco se ha hablado, CryptoMix Clop Ransomware, este roba la información y utiliza un método de invasión masiva, en lugar de apuntar a una computadora individual, este poderoso ransomware apunta a toda la red. Lo primero que hace este virus es desactivar el antivirus. Jokeroo, que infecta y encripta toda tu información y pide 60 dólares a cambio, destaca en su grado de maldad por ofrecer un “descuento” si le ayudas a infectar a otras personas. Trojan Glupteba capaz de infectar con tan solo ejecutar un vínculo que llega por correo electrónico, su grado de peligrosidad radica en que “mezcla” su propio código con el sistema, es decir, se vuelve parte de tu Windows® (o iOS®) lo cual lo hace muy complicado de eliminar. Y por último el que se lleva el galardón es Slammer Worm, este angelito es un gusano que dedica a saturar discos duros y ralentizar el internet en redes enteras, “su virtud” es capaz de infectar 75,000 equipos en menos de 10 minutos.
No basta ahora con cuidarnos del Covid-19, hay que cuidarnos por igual de los virus que circulan en la red, y que, si bien no afectan de manera directa nuestra salud, si pueden llegar a afectar nuestro bienestar y paz emocional. Es en esta parte donde muchos me llaman y preguntan ¿Cuál es el mejor antivirus? Y mi respuesta sigue siendo la misma desde que era un estudiante, el mejor antivirus … eres tú.
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