/ sábado 12 de septiembre de 2020

Hablemos de Tecnología | México comprometido

Existe una línea bastante delgada y abstracta entre investigar y espiar, asimismo; diferencias apenas notables entre extorsión y control, la vida digital de más de 125 millones de mexicanos se encuentra cada día más comprometida, vulnerada e incluso muchas veces hasta hackeada, nuestros ciudadanos y nuestras instituciones son presa de ciberdelincuentes, que se aprovechan de la poca o nula inversión que se ha hecho en la sensible e importante área de la Ciberseguridad.

Hace apenas unos días el Gobierno federal dio a conocer los pormenores del paquete económico 2021, en donde sin duda la gran sorpresa fue la propuesta para incorporar (autorizar) nuevas herramientas al Servicio de Administración Tributaria (SAT) para fiscalizar a los contribuyentes. Con ello el uso de fotografías y videos digitales se suman a las herramientas existentes actualmente como datos biométricos, correo electrónico, firma digital, sellos digitales y el mismo portal del Servicio, para poder ser utilizadas y en su caso requeridas para los procesos de fiscalización.

Esa misma mañana, amigo lector, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, declaró que este nuevo mecanismo “no busca limitar la privacidad e intimidad de las personas, sino combatir la corrupción y la defraudación fiscal”. Y por su parte el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que solo podría ser utilizado en el sector aduanero, pero no contra los ciudadanos. ¿Le creemos?

Estamos entrando en una nueva de sociedad, arrojados en gran medida por la crisis sanitaria mundial, sus efectos inmediatos y pronto los efectos del mediano y largo plazo, como las afectaciones económicas globales y las crisis humanitarias, y con todo ello, gobiernos e instituciones van a apostar cada día más por la implementación de tecnologías dentro de sus metodologías de operación, con un solo objetivo, tener control.

Se tiene la falsa idea de que, al tener más información, se llega por ende a tener más y mejor control sobre el objeto que se investiga, pero esto, es una mentira, es un sesgo. No podemos llegar a controlar aquello que no entendemos, por mucho que lo observemos, debemos tener planeación para saber qué haremos con dicha información, y debemos entender también que en un mundo de BigData, de océanos de información, no basta con tener en nuestro poder el océano más grande, sino en ver quién es capaz de crear en él, las mejores rutas de navegación.

Y para cerrar el círculo en este primer orden de ideas, quiero compartirle a usted que siempre me lee, que además de poder tener ordenado y controlado el mundo de la información, debemos apostar grandemente a tenerlo cada día más seguro.

Fue también hace apenas unos días, el miércoles 26 de agosto, que se dio a conocer que de nueva cuenta un organismo del Gobierno mexicano había sido víctima de un ataque hacker de ransomware, tema de abordé en noviembre del año pasado con el ataque que sufrió Pemex; hoy la víctima es la Dirección Nacional de Migraciones, que fue infectada por “NetWalker” un software malicioso que “secuestró” mucha información.

En sus terminales apareció ese día un mensaje extorsivo señalando que, si no se pagaba por recuperar la información secuestrada (se maneja que pedían 47 millones de dólares en bitcoins), harían públicos los datos. Estos según se dice constan de un juego de 22 carpetas con información de embajadas (incluida la de Estados Unidos), informes de Interpol y de la AFI (Agencia Federal de Inteligencia), información del Gobierno chino, entre otros. Este drama continúa.

Hoy tenemos un México comprometido, donde apostamos cada día por controlar más al ciudadano, y descuidar penosamente cada vez más a las instituciones. Un país rico en capital humano, pero que está forjando un polvorín en una pésima planeación educativa para al menos 3 generaciones, y que va a explotar, no ahora, sino en los próximos 10 años, cuando haya muchos que saben usar WhatsApp® o Zoom® pero pocos que sepan leer y escribir correctamente.

Donde seguimos esperando una vacuna que no llega y vivimos con un Gobierno federal que tras de la máscara de la austeridad y el patriotismo mal enfocado, quiere ocultar un país que se hunde en la mediocridad, que no invierte ni apuesta en tecnología, que pareciera tampoco importarle mucho la educación de sus jóvenes y que ahora que ve que tampoco le va nada bien en economía apuesta por buscar herramientas que estrangulen más a los contribuyentes, los que pagamos impuestos, los que empujamos a México, porque el país ya no se mueve, se empuja.

Hace un año escribí esto y lo sostengo: “Sin lugar a dudas México tiene por delante grandes retos, grandes paradigmas a vencer, muchas metas generacionales que se quedaron sin respuesta; y hoy, en cada uno de nosotros, México no puede encontrar otra cosa más que una generación valiente que está dispuesta a responderlas, por encima de todo, por encima de todos. México no necesita “#Hashtags”, México necesita patriotas”.

Quédate en Casa.

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Morir es nada, cuando por la patria se muereJosé María Morelos y Pavón

Existe una línea bastante delgada y abstracta entre investigar y espiar, asimismo; diferencias apenas notables entre extorsión y control, la vida digital de más de 125 millones de mexicanos se encuentra cada día más comprometida, vulnerada e incluso muchas veces hasta hackeada, nuestros ciudadanos y nuestras instituciones son presa de ciberdelincuentes, que se aprovechan de la poca o nula inversión que se ha hecho en la sensible e importante área de la Ciberseguridad.

Hace apenas unos días el Gobierno federal dio a conocer los pormenores del paquete económico 2021, en donde sin duda la gran sorpresa fue la propuesta para incorporar (autorizar) nuevas herramientas al Servicio de Administración Tributaria (SAT) para fiscalizar a los contribuyentes. Con ello el uso de fotografías y videos digitales se suman a las herramientas existentes actualmente como datos biométricos, correo electrónico, firma digital, sellos digitales y el mismo portal del Servicio, para poder ser utilizadas y en su caso requeridas para los procesos de fiscalización.

Esa misma mañana, amigo lector, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, declaró que este nuevo mecanismo “no busca limitar la privacidad e intimidad de las personas, sino combatir la corrupción y la defraudación fiscal”. Y por su parte el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que solo podría ser utilizado en el sector aduanero, pero no contra los ciudadanos. ¿Le creemos?

Estamos entrando en una nueva de sociedad, arrojados en gran medida por la crisis sanitaria mundial, sus efectos inmediatos y pronto los efectos del mediano y largo plazo, como las afectaciones económicas globales y las crisis humanitarias, y con todo ello, gobiernos e instituciones van a apostar cada día más por la implementación de tecnologías dentro de sus metodologías de operación, con un solo objetivo, tener control.

Se tiene la falsa idea de que, al tener más información, se llega por ende a tener más y mejor control sobre el objeto que se investiga, pero esto, es una mentira, es un sesgo. No podemos llegar a controlar aquello que no entendemos, por mucho que lo observemos, debemos tener planeación para saber qué haremos con dicha información, y debemos entender también que en un mundo de BigData, de océanos de información, no basta con tener en nuestro poder el océano más grande, sino en ver quién es capaz de crear en él, las mejores rutas de navegación.

Y para cerrar el círculo en este primer orden de ideas, quiero compartirle a usted que siempre me lee, que además de poder tener ordenado y controlado el mundo de la información, debemos apostar grandemente a tenerlo cada día más seguro.

Fue también hace apenas unos días, el miércoles 26 de agosto, que se dio a conocer que de nueva cuenta un organismo del Gobierno mexicano había sido víctima de un ataque hacker de ransomware, tema de abordé en noviembre del año pasado con el ataque que sufrió Pemex; hoy la víctima es la Dirección Nacional de Migraciones, que fue infectada por “NetWalker” un software malicioso que “secuestró” mucha información.

En sus terminales apareció ese día un mensaje extorsivo señalando que, si no se pagaba por recuperar la información secuestrada (se maneja que pedían 47 millones de dólares en bitcoins), harían públicos los datos. Estos según se dice constan de un juego de 22 carpetas con información de embajadas (incluida la de Estados Unidos), informes de Interpol y de la AFI (Agencia Federal de Inteligencia), información del Gobierno chino, entre otros. Este drama continúa.

Hoy tenemos un México comprometido, donde apostamos cada día por controlar más al ciudadano, y descuidar penosamente cada vez más a las instituciones. Un país rico en capital humano, pero que está forjando un polvorín en una pésima planeación educativa para al menos 3 generaciones, y que va a explotar, no ahora, sino en los próximos 10 años, cuando haya muchos que saben usar WhatsApp® o Zoom® pero pocos que sepan leer y escribir correctamente.

Donde seguimos esperando una vacuna que no llega y vivimos con un Gobierno federal que tras de la máscara de la austeridad y el patriotismo mal enfocado, quiere ocultar un país que se hunde en la mediocridad, que no invierte ni apuesta en tecnología, que pareciera tampoco importarle mucho la educación de sus jóvenes y que ahora que ve que tampoco le va nada bien en economía apuesta por buscar herramientas que estrangulen más a los contribuyentes, los que pagamos impuestos, los que empujamos a México, porque el país ya no se mueve, se empuja.

Hace un año escribí esto y lo sostengo: “Sin lugar a dudas México tiene por delante grandes retos, grandes paradigmas a vencer, muchas metas generacionales que se quedaron sin respuesta; y hoy, en cada uno de nosotros, México no puede encontrar otra cosa más que una generación valiente que está dispuesta a responderlas, por encima de todo, por encima de todos. México no necesita “#Hashtags”, México necesita patriotas”.

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Morir es nada, cuando por la patria se muereJosé María Morelos y Pavón