/ sábado 8 de agosto de 2020

Hablemos de Tecnología | Paradinero

Lo valioso no siempre es lo escaso, en ocasiones, el valor de un concepto se reduce a aquél que las personas le queramos otorgar. Como si resumiéramos todo al trueque constante, las divisas del futuro se apegarán más a los parámetros del paradinero, que a los de la moneda tradicional, la tecnología nos lleva más rápido de lo que esperábamos a la era del dinero digital.

Dicen que el dinero no se come, pero eso es una mentira, sí se come, solo que no es nutritivo y sabe muy feo (recuerdo cuando de niño me comí un tostón) y hoy, con la crisis continuada de salud que padece todo el mundo, las voces que llevan años abogando por el uso de “wallets” y de divisas digitales, son más fuertes que nunca.

El Covid-19 pasó de convertirse de una amenaza a la salud mundial, a un nuevo compañero de vida en esta penosa realidad, para algunos más dura que para otros. Hacemos énfasis en la “sanitización” de los elementos de uso común, empleamos cubrebocas y caretas para protegernos, pero olvidamos que en algo a veces tan simple y común como lo son los billetes y las monedas pueden esconderse fácilmente virus y bacterias peligrosas.

Se ha dicho que el coronavirus no sobrevive mucho tiempo en superficies rugosas, tales como las telas, o en este análisis, los billetes; sin embargo, los tiempos nos invitan a ser cautos, analíticos y enfocados. Estamos viviendo cambios vertiginosos, que más que invitarnos, nos obligan a cambiar muchos de nuestros hábitos, por nuevos estilos de vida, y la manera de hacer comercio, de pagar, de hacer transacciones, también va a cambiar.

Antes de la crisis sanitaria, de la mano de la empresa documentalista alemanda DW, tuve la oportunidad amigo lector, de conocer un estudio sobre los hábitos de compra del comercio informal en los principales países de Europa, y como ya muchos vendedores que tradicionalmente comercian en la vía pública comienzan a optar por cobrar usando tarjetas bancarias, y dejando de a poco el uso de efectivo.

Si nos resumiéramos a Asia, particularmente China, van dos pasos adelante, implementando el uso de tecnologías como los QRCodes, y el NFC, desde hace tiempo se ha popularizado el pago de productos y servicios de manera masiva usando “WeChat” el equivalente a WhatsApp en aquel país, en el cual también se pueden programar pagos entre particulares y hacer transferencias.

Ya desde los años setentas, grandes autores como el futurista Alvin Toffler, en su obra “El Shock del Futuro” había acuñado el término “Paradinero” para definir a todos los métodos de pago alternativos a las divisas tradicionales. Aún recuerdo mis lejanos años de universidad cuando los compañeros podían hacerte un favor a cambio de que les transfirieras algo de tu plan prepago de Telefonía, eran otros tiempos, éramos felices y no lo sabíamos.

Hoy las criptomonedas son un referente universal para las transacciones seguras y anónimas en la red. Entre ellas sobresale Bitcoin, la que lleva más tiempo liderando ese mercado y que ha llegado a alcanzar valores exorbitantes como aquel 12 de junio de 2017 en donde una sola unidad podía ser cambiada por alrededor de 3,000 dólares, impresionante si recordamos que hablamos de un concepto de valor cien por ciento digital, y respaldado solamente en la confianza que las personas tenemos sobre el mismo.

Ante estos escenarios ya existen planes de muchos países, empresas privadas e instituciones para desarrollar sus propias cripto divisas, apenas poco antes de la pandemia, Facebbok® ya había anunciado su propia moneda electrónica que lleva por nombre “Libra” proyecto que a pesar de todo sigue vigente, pero con mucha precaución. En el caso del gran gigante de Asia, China también anunció sus intenciones de crear un “petroyuan” y una suerte de “yuan digital” para entrar a este competido mundo de las criptodivisas. Incluso Venezuela se ha planteado luchar contra súper inflación con el “Petro” una criptomoneda respaldada en cada unidad por el precio internacional de un barril de su petróleo.

La vida está cambiando, evolucionando de manera muy rápida y no solo por la enfermedad, esta ha sido un simple catalizador de todos los grandes avances que se habían puesto solo como ideas sobre la mesa, y que hoy, más temprano que tarde veremos materializados en ese lugar tan fantástico que solíamos llamar el futuro y ahora más que nunca, nos atrevemos a llamar presente.

No tengamos miedo a la evolución de la vida, temamos solo a quedarnos quietos siendo el gris espectador de un espectáculo donde podríamos ser los protagonistas. A final de cuentas basta ver con cuidado aquel papel que lleva años diciendo: “En DIOS confiamos”.

Quédate en Casa.

El dinero es un estiércol estupendo como abono, el problema es que algunos hombres lo confunden con la cosechaJoseph Joubert

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Lo valioso no siempre es lo escaso, en ocasiones, el valor de un concepto se reduce a aquél que las personas le queramos otorgar. Como si resumiéramos todo al trueque constante, las divisas del futuro se apegarán más a los parámetros del paradinero, que a los de la moneda tradicional, la tecnología nos lleva más rápido de lo que esperábamos a la era del dinero digital.

Dicen que el dinero no se come, pero eso es una mentira, sí se come, solo que no es nutritivo y sabe muy feo (recuerdo cuando de niño me comí un tostón) y hoy, con la crisis continuada de salud que padece todo el mundo, las voces que llevan años abogando por el uso de “wallets” y de divisas digitales, son más fuertes que nunca.

El Covid-19 pasó de convertirse de una amenaza a la salud mundial, a un nuevo compañero de vida en esta penosa realidad, para algunos más dura que para otros. Hacemos énfasis en la “sanitización” de los elementos de uso común, empleamos cubrebocas y caretas para protegernos, pero olvidamos que en algo a veces tan simple y común como lo son los billetes y las monedas pueden esconderse fácilmente virus y bacterias peligrosas.

Se ha dicho que el coronavirus no sobrevive mucho tiempo en superficies rugosas, tales como las telas, o en este análisis, los billetes; sin embargo, los tiempos nos invitan a ser cautos, analíticos y enfocados. Estamos viviendo cambios vertiginosos, que más que invitarnos, nos obligan a cambiar muchos de nuestros hábitos, por nuevos estilos de vida, y la manera de hacer comercio, de pagar, de hacer transacciones, también va a cambiar.

Antes de la crisis sanitaria, de la mano de la empresa documentalista alemanda DW, tuve la oportunidad amigo lector, de conocer un estudio sobre los hábitos de compra del comercio informal en los principales países de Europa, y como ya muchos vendedores que tradicionalmente comercian en la vía pública comienzan a optar por cobrar usando tarjetas bancarias, y dejando de a poco el uso de efectivo.

Si nos resumiéramos a Asia, particularmente China, van dos pasos adelante, implementando el uso de tecnologías como los QRCodes, y el NFC, desde hace tiempo se ha popularizado el pago de productos y servicios de manera masiva usando “WeChat” el equivalente a WhatsApp en aquel país, en el cual también se pueden programar pagos entre particulares y hacer transferencias.

Ya desde los años setentas, grandes autores como el futurista Alvin Toffler, en su obra “El Shock del Futuro” había acuñado el término “Paradinero” para definir a todos los métodos de pago alternativos a las divisas tradicionales. Aún recuerdo mis lejanos años de universidad cuando los compañeros podían hacerte un favor a cambio de que les transfirieras algo de tu plan prepago de Telefonía, eran otros tiempos, éramos felices y no lo sabíamos.

Hoy las criptomonedas son un referente universal para las transacciones seguras y anónimas en la red. Entre ellas sobresale Bitcoin, la que lleva más tiempo liderando ese mercado y que ha llegado a alcanzar valores exorbitantes como aquel 12 de junio de 2017 en donde una sola unidad podía ser cambiada por alrededor de 3,000 dólares, impresionante si recordamos que hablamos de un concepto de valor cien por ciento digital, y respaldado solamente en la confianza que las personas tenemos sobre el mismo.

Ante estos escenarios ya existen planes de muchos países, empresas privadas e instituciones para desarrollar sus propias cripto divisas, apenas poco antes de la pandemia, Facebbok® ya había anunciado su propia moneda electrónica que lleva por nombre “Libra” proyecto que a pesar de todo sigue vigente, pero con mucha precaución. En el caso del gran gigante de Asia, China también anunció sus intenciones de crear un “petroyuan” y una suerte de “yuan digital” para entrar a este competido mundo de las criptodivisas. Incluso Venezuela se ha planteado luchar contra súper inflación con el “Petro” una criptomoneda respaldada en cada unidad por el precio internacional de un barril de su petróleo.

La vida está cambiando, evolucionando de manera muy rápida y no solo por la enfermedad, esta ha sido un simple catalizador de todos los grandes avances que se habían puesto solo como ideas sobre la mesa, y que hoy, más temprano que tarde veremos materializados en ese lugar tan fantástico que solíamos llamar el futuro y ahora más que nunca, nos atrevemos a llamar presente.

No tengamos miedo a la evolución de la vida, temamos solo a quedarnos quietos siendo el gris espectador de un espectáculo donde podríamos ser los protagonistas. A final de cuentas basta ver con cuidado aquel papel que lleva años diciendo: “En DIOS confiamos”.

Quédate en Casa.

El dinero es un estiércol estupendo como abono, el problema es que algunos hombres lo confunden con la cosechaJoseph Joubert

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