/ sábado 12 de diciembre de 2020

Hablemos de tecnología | Preponderancia

El éxito es un camino, la construcción de un legado y la consolidación de un sueño, por grande que pudiera parecer en un principio, cada logro o fracaso son un ladrillo más para la edificación de un objetivo, todo el mundo mira a la cima, pero pocos se detienen a apreciar los procesos, porque en algún momento, no advierto ¿cuándo? En esta generación dejamos de crecer en ellos, hoy todo mundo quiere ser importante, pero ya casi nadie quiere ser útil.

En el mes de febrero de 2004 en Cambridge, Massachusetts, nació oficialmente Facebook, una empresa que poco a poco revolucionó al Internet y le dio forma a la manera en que los seres humanos nos relacionamos en la era moderna, y porque amigo lector, sería imposible hablar de redes sociales hoy día, sin citar alguno de los servicios que Facebook ofrece de manera gratuita a los casi 2,400 millones de usuarios activos que tiene actualmente.

Con el paso de los años la empresa se fue haciendo más grande, y siguiendo el ejemplo de otros grandes corporativos como Microsoft, en el año 2012 compró a Instagram otra empresa de redes, por alrededor de 1,000 millones de dólares, en 2014 hizo lo propio con la aplicación líder de mensajería WhatsApp por la nada despreciable cantidad de 19,000 millones de dólares, hasta ese momento una de las transacciones comerciales más grandes que se hubieran dado en el mercado digital.

Y bien, de esos momentos a hoy la historia la conocemos muy bien; ambas redes recibieron inversiones por miles de millones de dólares más en desarrollo, modernización de infraestructura de datos y el potencial mercadológico en el área que solo “La gran F” les podría dar.

Cabe señalar que en el país del norte existe la Comisión Federal de Comercio, organismo del gobierno que se encarga de regular este tipo de operaciones, las cuales deben ser aprobadas por su comité, con el propósito de evitar “prácticas monopólicas” que pudieran perjudicar a los usuarios del mercado en general, y en su momento recalco “fueron aprobadas”.

El problema que es contexto de la columna que les ofrezco hoy, surge el pasado miércoles 9 de diciembre de 2020, cuando sin más, esta comisión, junto a docenas de estados de la Unión Americana presentan dos demandas colectivas en contra de Facebook, argumentando que el gigante de las redes sociales abusó de su dominio en el mercado digital y se involucró en un “comportamiento anticompetitivo”.

El órgano del gobierno estadounidense está buscando una orden judicial permanente en un tribunal federal que podría, entre otras cosas, exigir que Facebook se deshaga de activos, incluidos Instagram y WhatsApp, desmantelando efectivamente a la red tal como lo conocemos.

Los estados también están pidiendo que la empresa se disuelva, si es necesario. Ha leído usted bien, piden expresamente que “de ser necesario” Facebook desaparezca, así sin más.

No puedo dejar de reflexionar que estas demandas aparecen luego de un polémico y competido proceso electoral en EEUU en donde el actual presidente Donald Trump, perdiera las elecciones ante el demócrata Joseph Robinette Biden Jr., más conocido como Joe Biden.

¿Qué curioso no? Sobre todo, si recordamos que en el proceso electoral de hace 4 años que llevara a Trump a la Casa Blanca, también existió una polémica por la supuesta colusión entre Facebook, la empresa Cambridge Analytica y hasta menciones al gobierno ruso. ¿Es acaso una venganza política? ¿Revanchismo? No lo sé, que alguien me explique, porque en la política de mi país nunca vemos eso, ¿verdad?

En fin, las cuestiones a las que le invito al análisis son, ¿Hasta qué punto debemos de limitar el tamaño de una empresa en el mundo?, ¿Por qué otras empresas del medio digital aparentemente no son intervenidas de esta manera?, y más allá de parecer un defensor del derecho empresarial, hago notar que ningún organismo público o privado debería de ser preponderante en un área, la sana competencia siempre es buena para una economía y genera innovación y mejores precios para los consumidores.

Por otra parte, como abogado del diablo, reflexiono también ¿Quién le da el derecho a un gobierno de paso, de decidir sobre el presente y futuro de tu empresa? ¿Saben acaso ellos cuánto te ha costado? Sangre, sudor y lágrimas al suelo por ver consolidados tus sueños, ánimo Mark, no solo te lo han hecho a ti, Bill Gates y si buscas más atrás, John D. Rockefeller también pasaron por algo similar, y si no, pues siempre existe la opción de cambiar de nombre y junta directiva ¿O no Alphabet? O debería decir Google.

Respira profundo y seca tus lágrimas con los billones de millones que te deja cada año tener el 92% de los usuarios de redes sociales en el planeta … qué tristeza.

Use su Cubrebocas.

El éxito es un camino, la construcción de un legado y la consolidación de un sueño, por grande que pudiera parecer en un principio, cada logro o fracaso son un ladrillo más para la edificación de un objetivo, todo el mundo mira a la cima, pero pocos se detienen a apreciar los procesos, porque en algún momento, no advierto ¿cuándo? En esta generación dejamos de crecer en ellos, hoy todo mundo quiere ser importante, pero ya casi nadie quiere ser útil.

En el mes de febrero de 2004 en Cambridge, Massachusetts, nació oficialmente Facebook, una empresa que poco a poco revolucionó al Internet y le dio forma a la manera en que los seres humanos nos relacionamos en la era moderna, y porque amigo lector, sería imposible hablar de redes sociales hoy día, sin citar alguno de los servicios que Facebook ofrece de manera gratuita a los casi 2,400 millones de usuarios activos que tiene actualmente.

Con el paso de los años la empresa se fue haciendo más grande, y siguiendo el ejemplo de otros grandes corporativos como Microsoft, en el año 2012 compró a Instagram otra empresa de redes, por alrededor de 1,000 millones de dólares, en 2014 hizo lo propio con la aplicación líder de mensajería WhatsApp por la nada despreciable cantidad de 19,000 millones de dólares, hasta ese momento una de las transacciones comerciales más grandes que se hubieran dado en el mercado digital.

Y bien, de esos momentos a hoy la historia la conocemos muy bien; ambas redes recibieron inversiones por miles de millones de dólares más en desarrollo, modernización de infraestructura de datos y el potencial mercadológico en el área que solo “La gran F” les podría dar.

Cabe señalar que en el país del norte existe la Comisión Federal de Comercio, organismo del gobierno que se encarga de regular este tipo de operaciones, las cuales deben ser aprobadas por su comité, con el propósito de evitar “prácticas monopólicas” que pudieran perjudicar a los usuarios del mercado en general, y en su momento recalco “fueron aprobadas”.

El problema que es contexto de la columna que les ofrezco hoy, surge el pasado miércoles 9 de diciembre de 2020, cuando sin más, esta comisión, junto a docenas de estados de la Unión Americana presentan dos demandas colectivas en contra de Facebook, argumentando que el gigante de las redes sociales abusó de su dominio en el mercado digital y se involucró en un “comportamiento anticompetitivo”.

El órgano del gobierno estadounidense está buscando una orden judicial permanente en un tribunal federal que podría, entre otras cosas, exigir que Facebook se deshaga de activos, incluidos Instagram y WhatsApp, desmantelando efectivamente a la red tal como lo conocemos.

Los estados también están pidiendo que la empresa se disuelva, si es necesario. Ha leído usted bien, piden expresamente que “de ser necesario” Facebook desaparezca, así sin más.

No puedo dejar de reflexionar que estas demandas aparecen luego de un polémico y competido proceso electoral en EEUU en donde el actual presidente Donald Trump, perdiera las elecciones ante el demócrata Joseph Robinette Biden Jr., más conocido como Joe Biden.

¿Qué curioso no? Sobre todo, si recordamos que en el proceso electoral de hace 4 años que llevara a Trump a la Casa Blanca, también existió una polémica por la supuesta colusión entre Facebook, la empresa Cambridge Analytica y hasta menciones al gobierno ruso. ¿Es acaso una venganza política? ¿Revanchismo? No lo sé, que alguien me explique, porque en la política de mi país nunca vemos eso, ¿verdad?

En fin, las cuestiones a las que le invito al análisis son, ¿Hasta qué punto debemos de limitar el tamaño de una empresa en el mundo?, ¿Por qué otras empresas del medio digital aparentemente no son intervenidas de esta manera?, y más allá de parecer un defensor del derecho empresarial, hago notar que ningún organismo público o privado debería de ser preponderante en un área, la sana competencia siempre es buena para una economía y genera innovación y mejores precios para los consumidores.

Por otra parte, como abogado del diablo, reflexiono también ¿Quién le da el derecho a un gobierno de paso, de decidir sobre el presente y futuro de tu empresa? ¿Saben acaso ellos cuánto te ha costado? Sangre, sudor y lágrimas al suelo por ver consolidados tus sueños, ánimo Mark, no solo te lo han hecho a ti, Bill Gates y si buscas más atrás, John D. Rockefeller también pasaron por algo similar, y si no, pues siempre existe la opción de cambiar de nombre y junta directiva ¿O no Alphabet? O debería decir Google.

Respira profundo y seca tus lágrimas con los billones de millones que te deja cada año tener el 92% de los usuarios de redes sociales en el planeta … qué tristeza.

Use su Cubrebocas.