/ sábado 12 de marzo de 2022

Hablemos de Tecnología | Revolución Celular

Los misterios de la biología nos arrojan al cambio constante, pero los miedos de la melancolía imponen las barreras que nos impiden aceptarlos. Somos entes cambiantes, pero nos aferramos en ocasiones al plácido confort de lo simple, antes de levantar la mirada con valor al horizonte de las cosas maravillosas e imposibles.

Si acaso usted amigo lector, en los siguientes cinco meses espera adquirir un equipo celular para no cambiarlo en al menos dos años, yo me lo pensaría dos veces, quizás hasta tres.

Según Wikipedia: La tecnología celular -en nuestro país- se remonta a 1977, cuando se solicitó a la SCT de México (Secretaría de Comunicaciones y Transportes) una concesión para instalar, operar y explotar un sistema de radiotelefonía móvil en el Distrito Federal, pero no fue hasta 1981 cuando se inició la comercialización de este servicio, el cual fue conocido por el público como Teléfono en el Auto, con el cual se logró, en un lapso de ocho meses, dar servicio a 600 usuarios.

La primera compañía celular que llegó a México fue Iusacell en 1989 ofreciendo sus servicios en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México).

De esos lejanos ayeres a hoy, las cosas han cambiado bastante, el viernes 21 de septiembre de 1984 llegó al país el primer teléfono celular en el mundo, mismo que había sido lanzado en Estados Unidos ese mismo año, para ser exactos, el 13 de marzo de 1984. Fue un equipo poco conocido, el DynaTAC 8000x, era un teléfono más parecido a un “walkie talkie”, que se usaba conectado a un auto, básicamente desde esos momentos hasta ahora, el proceso de conexión de celdas, de los dispositivos celulares ha sido el mismo.

Las comunicaciones móviles siguen el principio general de la telefonía: Conectar dos usuarios remotos a través del equipo de red de un operador responsable de la gestión del servicio. Sin embargo, a diferencia de los teléfonos fijos, en la red móvil no existen pares de cobre ni fibra óptica, y las transmisiones de radio constituyen el enlace final.

El teléfono móvil del usuario comunica a través del aire con una antena, que a su vez comunica con la central del operador. Ésta encamina la comunicación hacia la parte correspondiente en la red fija o a través de otras antenas.

Desde la revolución que representó la aparición de los SIM (Subscriber Identity Module) una tarjeta inteligente desmontable usada en teléfonos móviles y módems, con sus dos posteriores evoluciones, mini y nano, no habíamos tenido una revolución tan grande como hasta ahora, y no solamente me refiero a la llegada del 5G a México, sino también de una secreta revolución que esta por llegar, no solo al país, sino a todo el mundo.

Se trata amigo lector de la nueva manera que tendrá su compañía telefónica para identificar su teléfono, el nuevo iSIM, una nueva tarjeta programable de apenas un milímetro cuadrado que vendrá incorporada como un chip interno junto al procesador de la nueva generación de teléfonos inteligentes, de donde tomó su nombre como Integrated SIM.

Esta innovación podría representar también cambios radicales en la manera en que se diseñará la nueva generación de celulares, ya que al dejar de lado la bahía SIM y su módulo interno -sumado al cada vez mayor desuso de las SD por memorias internas más grandes y las baterías más pequeñas- supondrá dispositivos más delgados, de apenas unos milímetros de espesor y paradójicamente con una mejor disipación del calor.

Pero esta solo podría ser una de las muchas ventajas que implicarían teléfonos sin chips removibles, otra muy importante, podría ser los menores costos de fabricación de las unidades, lo que no necesariamente representa mejores precios -al menos de inicio- pero que a largo plazo si será un factor clave.

En otro aspecto el tema de la seguridad tomará mayor fuerza, pudieron llegar los iSIM a asociarse a características biométricas, como la huella dactilar, el iris, el rostro o la voz, pudiendo así lograr que los móviles se vuelvan una especie de terminales tontas o computadoras conectadas a un servidor a través de una red de computación ubicua.

Pero no solo son teléfonos, toda esta revolución de los iSIM va a permear al IoT (Internet de las cosas) pudiendo surgir en el futuro toda una calificación de electrónicos que traigan la tecnología integrada, permitan comunicarse entre ellos e incluso “guardar” las preferencias del usuario y replicarlas en otros dispositivos de igual o similar modelo, pero ¿Que no hace eso ya IoT? Pues en realidad apenas comienza, la ventaja con los iSIM radica en la movilidad y alcance de las redes de telefonía celular podrían otorgar a toda esta nueva generación de tecnología.

Y no olvidemos el 5G, que en México ya permiten navegar hasta a 10 gigabytes por segundo (Gbps). Cabe aclarar que esto será paulatino y que si bien dejará obsoleto al teléfono que lleva ahora en su mano o en su bolsillo estos seguirán trabajando en sus capacidades el tiempo que la obsolescencia programada lo permita.

“El cambio es la única cosa inmutable”.

Arthur Schopenhauer.

Use su cobrebocas.

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  • Twitter: @lalodelatorreg
  • Email: tecnologia@lalodelatorre.com

Los misterios de la biología nos arrojan al cambio constante, pero los miedos de la melancolía imponen las barreras que nos impiden aceptarlos. Somos entes cambiantes, pero nos aferramos en ocasiones al plácido confort de lo simple, antes de levantar la mirada con valor al horizonte de las cosas maravillosas e imposibles.

Si acaso usted amigo lector, en los siguientes cinco meses espera adquirir un equipo celular para no cambiarlo en al menos dos años, yo me lo pensaría dos veces, quizás hasta tres.

Según Wikipedia: La tecnología celular -en nuestro país- se remonta a 1977, cuando se solicitó a la SCT de México (Secretaría de Comunicaciones y Transportes) una concesión para instalar, operar y explotar un sistema de radiotelefonía móvil en el Distrito Federal, pero no fue hasta 1981 cuando se inició la comercialización de este servicio, el cual fue conocido por el público como Teléfono en el Auto, con el cual se logró, en un lapso de ocho meses, dar servicio a 600 usuarios.

La primera compañía celular que llegó a México fue Iusacell en 1989 ofreciendo sus servicios en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México).

De esos lejanos ayeres a hoy, las cosas han cambiado bastante, el viernes 21 de septiembre de 1984 llegó al país el primer teléfono celular en el mundo, mismo que había sido lanzado en Estados Unidos ese mismo año, para ser exactos, el 13 de marzo de 1984. Fue un equipo poco conocido, el DynaTAC 8000x, era un teléfono más parecido a un “walkie talkie”, que se usaba conectado a un auto, básicamente desde esos momentos hasta ahora, el proceso de conexión de celdas, de los dispositivos celulares ha sido el mismo.

Las comunicaciones móviles siguen el principio general de la telefonía: Conectar dos usuarios remotos a través del equipo de red de un operador responsable de la gestión del servicio. Sin embargo, a diferencia de los teléfonos fijos, en la red móvil no existen pares de cobre ni fibra óptica, y las transmisiones de radio constituyen el enlace final.

El teléfono móvil del usuario comunica a través del aire con una antena, que a su vez comunica con la central del operador. Ésta encamina la comunicación hacia la parte correspondiente en la red fija o a través de otras antenas.

Desde la revolución que representó la aparición de los SIM (Subscriber Identity Module) una tarjeta inteligente desmontable usada en teléfonos móviles y módems, con sus dos posteriores evoluciones, mini y nano, no habíamos tenido una revolución tan grande como hasta ahora, y no solamente me refiero a la llegada del 5G a México, sino también de una secreta revolución que esta por llegar, no solo al país, sino a todo el mundo.

Se trata amigo lector de la nueva manera que tendrá su compañía telefónica para identificar su teléfono, el nuevo iSIM, una nueva tarjeta programable de apenas un milímetro cuadrado que vendrá incorporada como un chip interno junto al procesador de la nueva generación de teléfonos inteligentes, de donde tomó su nombre como Integrated SIM.

Esta innovación podría representar también cambios radicales en la manera en que se diseñará la nueva generación de celulares, ya que al dejar de lado la bahía SIM y su módulo interno -sumado al cada vez mayor desuso de las SD por memorias internas más grandes y las baterías más pequeñas- supondrá dispositivos más delgados, de apenas unos milímetros de espesor y paradójicamente con una mejor disipación del calor.

Pero esta solo podría ser una de las muchas ventajas que implicarían teléfonos sin chips removibles, otra muy importante, podría ser los menores costos de fabricación de las unidades, lo que no necesariamente representa mejores precios -al menos de inicio- pero que a largo plazo si será un factor clave.

En otro aspecto el tema de la seguridad tomará mayor fuerza, pudieron llegar los iSIM a asociarse a características biométricas, como la huella dactilar, el iris, el rostro o la voz, pudiendo así lograr que los móviles se vuelvan una especie de terminales tontas o computadoras conectadas a un servidor a través de una red de computación ubicua.

Pero no solo son teléfonos, toda esta revolución de los iSIM va a permear al IoT (Internet de las cosas) pudiendo surgir en el futuro toda una calificación de electrónicos que traigan la tecnología integrada, permitan comunicarse entre ellos e incluso “guardar” las preferencias del usuario y replicarlas en otros dispositivos de igual o similar modelo, pero ¿Que no hace eso ya IoT? Pues en realidad apenas comienza, la ventaja con los iSIM radica en la movilidad y alcance de las redes de telefonía celular podrían otorgar a toda esta nueva generación de tecnología.

Y no olvidemos el 5G, que en México ya permiten navegar hasta a 10 gigabytes por segundo (Gbps). Cabe aclarar que esto será paulatino y que si bien dejará obsoleto al teléfono que lleva ahora en su mano o en su bolsillo estos seguirán trabajando en sus capacidades el tiempo que la obsolescencia programada lo permita.

“El cambio es la única cosa inmutable”.

Arthur Schopenhauer.

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