/ sábado 13 de agosto de 2022

Hablemos de tecnología | Taiwán

Para nadie es un secreto que el mundo está en alerta roja, por un lado, Rusia sigue su avance por territorio ucraniano y del otro lado China está casi encima de Taiwán en lo que esperemos no se convierta en otro frente de guerra, y como en toda guerra no existen realmente ganadores, solo perdedores, y en este escenario sobresale un gran perdedor, el desarrollo tecnológico y su apuesta por el futuro que nos han prometido.

Se ha dicho que no existen caminos para la paz, sino que la paz debe de ser siempre el único de los caminos. Sin embargo, hoy ya son dos las naciones que parecen estar dispuestas a seguir el camino del conflicto armado antes que el de la razón, el acuerdo y la diplomacia.

En ediciones anteriores de Hablemos de Tecnología, amigo lector, he compartido con usted la importancia que tiene la producción del gas Neón Ucraniano, que se usa entre otras áreas en la industria de los semiconductores, y es precisamente este país -Ucrania- quien hasta antes de la invasión rusa era responsable del 70% de la producción a nivel mundial, el otro gran jugador con casi el 30% restante es ni más ni menos que China, que por cierto ha aprovechado para elevar significativamente los precios.

Y ahora, como si de la tormenta perfecta se tratase, China está empeñada en “recuperar” el territorio de Taiwán para integrarlo, a la fuerza o no, a la República Popular China, pero más allá de los temas geopolíticos que no son la razón de ser de la presente, quisiera centrarme en el tema tecnológico y en los grandes intereses que la industria taiwanesa mueve a nivel internacional, particularmente en uno, la producción de chips electrónicos, básicos en ya cualquier aparato.

Y es la empresa TSMC -Taiwán Semiconductor Manufacturing Company- la líder indiscutible en este sector, actualmente es la responsable de alrededor del 54% de la producción a nivel mundial, por debajo de ella están las empresas conglomeradas y apoyadas por el estado -Chaibols- como Samsung en Corea de Sur con el 17% de la producción.

Es claro que de haber un conflicto en Taiwán la actual crisis en la disponibilidad de tecnología a nivel mundial podría agravarse sobremanera, fenómenos como la minería de criptomonedas provocaron un encarecimiento artificial en los precios de las tarjetas gráficas para computadoras, llevando en algunos países incluso a terminar con el stock de todos los distribuidores, hoy, la realidad le ha dado por cara a los mineros, y la volatilidad de cripto divisas como el Bitcoin han hecho que cada vez menos personas piensen en hacer estas inversiones.

Sin embargo, la crisis continúa, y empresas como Apple, Intel o Nvidia trabajan en alternativas para poder tener otras fuentes para los preciados chips, como alternativa ante lo que pudiera suceder, sin embargo hay dos muy grandes barreras de entrada en esta industria, por un lado las patentes de muchos de estos desarrollos y por otro los insumos, como el ya mencionado gas Neón o las tierras raras de las cuales China también un gran control en el mercado internacional, es ahí donde los países africanos con suministro de tierras raras, o sudamericanos como Chile, Bolivia y Ecuador con el triángulo del litio, podrían tomar gran relevancia en el escenario comercial en la siguiente década.

¿Y México? Pues sí, tenemos litio, pero como he explicado en anteriores columnas (Oro Blanco) aún es complicado extraerlo y más aún soñar en un “Pemex del Litio”.

Con todo y los conflictos, y sin ánimo de ser “ave de mal agüero”, una guerra que involucrara a China y a “su provincia rebelde” Taiwán podría permear en todo el continente, y no solo afectaría al ya maltrecho mercado de los chips, en Asia amigo lector, se produce el 87% de toda la tecnología del planeta, y sería inocente no prevenir que otras industrias no serían afectadas, microprocesadores, teléfonos celulares, discos duros, baterías para todos los dispositivos, pantallas y monitores, refacciones automotrices, electrodomésticos, acero y hasta las croquetas del michi podrían sufrir escasez en menor o mayor nivel.

Y reza el dicho popular que a río revuelto, ganancia de pescadores, México debería de comenzar a apostar más por el desarrollo de la industria de la transformación, no solo el ir a buscar que nuevo recurso natural extraer y vender para que otros lo conviertan en maravillas, deberíamos de ser los creadores de esas maravillas con nuestros recursos y los que podamos comerciar con otros países, soñar que podemos ser un país en el que se hagan chips u otros insumos tecnológicos no es tan descabellado, el camino es largo, el “know-how” y las patentes cuestan, pero a la larga lo que sembremos hoy, pondrá la comida en la mesa de nuestros hijos el día de mañana. En DIOS confiando, pero con las manos y la mente trabajando.

La Paz es el Camino.

Para nadie es un secreto que el mundo está en alerta roja, por un lado, Rusia sigue su avance por territorio ucraniano y del otro lado China está casi encima de Taiwán en lo que esperemos no se convierta en otro frente de guerra, y como en toda guerra no existen realmente ganadores, solo perdedores, y en este escenario sobresale un gran perdedor, el desarrollo tecnológico y su apuesta por el futuro que nos han prometido.

Se ha dicho que no existen caminos para la paz, sino que la paz debe de ser siempre el único de los caminos. Sin embargo, hoy ya son dos las naciones que parecen estar dispuestas a seguir el camino del conflicto armado antes que el de la razón, el acuerdo y la diplomacia.

En ediciones anteriores de Hablemos de Tecnología, amigo lector, he compartido con usted la importancia que tiene la producción del gas Neón Ucraniano, que se usa entre otras áreas en la industria de los semiconductores, y es precisamente este país -Ucrania- quien hasta antes de la invasión rusa era responsable del 70% de la producción a nivel mundial, el otro gran jugador con casi el 30% restante es ni más ni menos que China, que por cierto ha aprovechado para elevar significativamente los precios.

Y ahora, como si de la tormenta perfecta se tratase, China está empeñada en “recuperar” el territorio de Taiwán para integrarlo, a la fuerza o no, a la República Popular China, pero más allá de los temas geopolíticos que no son la razón de ser de la presente, quisiera centrarme en el tema tecnológico y en los grandes intereses que la industria taiwanesa mueve a nivel internacional, particularmente en uno, la producción de chips electrónicos, básicos en ya cualquier aparato.

Y es la empresa TSMC -Taiwán Semiconductor Manufacturing Company- la líder indiscutible en este sector, actualmente es la responsable de alrededor del 54% de la producción a nivel mundial, por debajo de ella están las empresas conglomeradas y apoyadas por el estado -Chaibols- como Samsung en Corea de Sur con el 17% de la producción.

Es claro que de haber un conflicto en Taiwán la actual crisis en la disponibilidad de tecnología a nivel mundial podría agravarse sobremanera, fenómenos como la minería de criptomonedas provocaron un encarecimiento artificial en los precios de las tarjetas gráficas para computadoras, llevando en algunos países incluso a terminar con el stock de todos los distribuidores, hoy, la realidad le ha dado por cara a los mineros, y la volatilidad de cripto divisas como el Bitcoin han hecho que cada vez menos personas piensen en hacer estas inversiones.

Sin embargo, la crisis continúa, y empresas como Apple, Intel o Nvidia trabajan en alternativas para poder tener otras fuentes para los preciados chips, como alternativa ante lo que pudiera suceder, sin embargo hay dos muy grandes barreras de entrada en esta industria, por un lado las patentes de muchos de estos desarrollos y por otro los insumos, como el ya mencionado gas Neón o las tierras raras de las cuales China también un gran control en el mercado internacional, es ahí donde los países africanos con suministro de tierras raras, o sudamericanos como Chile, Bolivia y Ecuador con el triángulo del litio, podrían tomar gran relevancia en el escenario comercial en la siguiente década.

¿Y México? Pues sí, tenemos litio, pero como he explicado en anteriores columnas (Oro Blanco) aún es complicado extraerlo y más aún soñar en un “Pemex del Litio”.

Con todo y los conflictos, y sin ánimo de ser “ave de mal agüero”, una guerra que involucrara a China y a “su provincia rebelde” Taiwán podría permear en todo el continente, y no solo afectaría al ya maltrecho mercado de los chips, en Asia amigo lector, se produce el 87% de toda la tecnología del planeta, y sería inocente no prevenir que otras industrias no serían afectadas, microprocesadores, teléfonos celulares, discos duros, baterías para todos los dispositivos, pantallas y monitores, refacciones automotrices, electrodomésticos, acero y hasta las croquetas del michi podrían sufrir escasez en menor o mayor nivel.

Y reza el dicho popular que a río revuelto, ganancia de pescadores, México debería de comenzar a apostar más por el desarrollo de la industria de la transformación, no solo el ir a buscar que nuevo recurso natural extraer y vender para que otros lo conviertan en maravillas, deberíamos de ser los creadores de esas maravillas con nuestros recursos y los que podamos comerciar con otros países, soñar que podemos ser un país en el que se hagan chips u otros insumos tecnológicos no es tan descabellado, el camino es largo, el “know-how” y las patentes cuestan, pero a la larga lo que sembremos hoy, pondrá la comida en la mesa de nuestros hijos el día de mañana. En DIOS confiando, pero con las manos y la mente trabajando.

La Paz es el Camino.