Desde el mes de junio del año 2002 tenemos en nuestro país una ley denominada LEY DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES, donde se define que son personas adultas mayores aquellas que cuentan con 60 o más años y que se encuentran domiciliadas o en tránsito en el territorio nacional.
En dicho instrumento legal se establece que esta ley es de interés social y de observancia general en México con el objeto de garantizar el ejercicio de los derechos de las personas adultas mayores y establecer bases y disposiciones para su cumplimiento, por medio de una política pública, con principios, objetivos, programas e instrumentos que la administración publica federal, las entidades federativas y municipios deberán observar en la planeación y aplicación de la política pública nacional, así como un Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores.
Circuló toda la semana información respecto de la aplicación de la tan esperada y anhelada Vacuna contra el Covid-19, en esta ocasión a un sector de la población muy vulnerable como lo son los adultos mayores.
Muchos comentaban al ver todas las acciones en torno a este acto de la administración pública federal, que se estaba malinterpretando, que no se informaba bien, que se confundía a la población, sin sana distancia, que eran ataques políticos, que se colaban a las filas; derivado de las formas tan inadecuadas en que se realizaba la “organización” para a aplicación de la vacuna, en algunos lugares haciendo fila un día antes, e iniciando el proceso hasta las 11 de la mañana del siguiente día, en otros lugares con bloqueos, revueltas, etc.
Cuál es la realidad de todo ello, muy fácil, una mala o inadecuada organización para tan importante acto que beneficiaría a cientos de miles de abuelitos, pero que desgraciadamente por ello ahora vemos que están vacíos estos lugares como consecuencia de que la ciudadanía no crea o evite acudir a esos lugares, evitando con ello exponerse a un: no hay más vacunas por hoy, o se fueron a comer los servidores que las aplican, espérese porque si no se morirán de hambre, ya que no se pueden coordinar la mitad a comer y la otra a seguir aplicando la vacuna.
La sociedad mexicana demostró nuevamente ante esta tragedia, sí, tragedia que duele a nuestro país porque nuestra nación tiene recursos suficientes para haber evitado esos hechos, México no es país pobre, aún, y por ello no debieron limitar los recursos para la estrategia de aplicación de la vacuna, lo cual hubiera evitado estas exposiciones, no graves pero sí con afectación a la dignidad humana, a la exposición de riesgo de contagio, entre otras más.
Tenemos un sistema de vacunación del cual no recuerdo haber escuchado queja alguna, por qué motivo no se aprovechó éste para aplicar la vacuna Covid-19 es una respuesta que los de arriba sólo saben, pero aún con todo eso, la sociedad civil salió a apoyar con agua, comida, hidratantes a los abuelitos que hicieron filas en pleno solazo por muchas horas, nuestra sociedad se solidarizó con ellos.
Tenemos leyes en México que al parecer no tienen un valor, que son letra muerta.
Re generación 19
Fb Fausto E Villarreal
