/ sábado 22 de febrero de 2020

Hablemos Legal | La violencia y la mujer

"El hombre es el lobo del hombre", dice un adagio antiguo, con ello nos remontamos a la realidad social que vivimos, mucha de ella sin querer aceptarla...

Y muchos más tratando de regularla con un ordenamiento legal, pero carente de elementos necesarios para su aplicación ideal o más bien para su aplicación en el entorno de la estructura social que tenemos.

El diálogo de la violencia, la violencia hacia la mujer, realidad que trae inmersos aspectos físicos, psicológicos, económicos, patrimoniales, sexuales, etc. ¿Cómo surge?

La Mujer era sinónimo de no derechos, no propiedades, no ejercicio de una profesión o educación, esclavas al servicio del hombre; ahí ya estaba presente la violencia. Múltiples normas legales permitían que el hombre actuara con violencia hacia la mujer, no hay porqué negarlo, están los archivos repletos de documentos que lo corroboran, pero a mediados del siglo XX y llegando a su final florecen medidas hacia la protección del mal llamado sexo débil, el momento de iniciar un alto a los hombres que maltratan a las mujeres física y psicológicamente, dentro y fuera de su círculo familiar. El día 6 de junio de 1951 en la 34a reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el Convenio número 100 “relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor” se enciende la luz que prendería muchas velas para continuar la lucha contra la violencia hacia la mujer.

Desde los años 70 y en los países desarrollados se busca acabar con la violencia doméstica ejercida contra las mujeres, violencia que sigue presente, que no ha visto el final y que desgraciadamente es incitada con las tecnologías a nuevos niveles, aun cuando se adoptaron en gran parte de los Estados comprometidos con la terminación de la discriminación o violencia de cualquier tipo, existen todavía muchos más que no ponen nada de ello en práctica: África, India, Afganistán, países árabes, etc. continúan con aberraciones severas hacia la mujer, no se ha erradicado dejando a la mujer como una simple cosa.

Este problema es un problema social en la vida doméstica, en la vida pública que tiene vertientes en los aspectos físicos, sexuales, económicos, psicológicos, culturales, patrimoniales, y afecta en todo tipo de nivel socioeconómico, mujeres, niñas, jóvenes y hasta edad avanzada; el combate debe realizarse en grandes dimensiones, luchar para que prevalezca la cultura de la prevención, ello lo podemos hallar en la correcta educación, familiar y escolar, no dejar pasar a la impunidad que llega a tener un rol preponderantemente alto.

"El hombre es el lobo del hombre", dice un adagio antiguo, con ello nos remontamos a la realidad social que vivimos, mucha de ella sin querer aceptarla...

Y muchos más tratando de regularla con un ordenamiento legal, pero carente de elementos necesarios para su aplicación ideal o más bien para su aplicación en el entorno de la estructura social que tenemos.

El diálogo de la violencia, la violencia hacia la mujer, realidad que trae inmersos aspectos físicos, psicológicos, económicos, patrimoniales, sexuales, etc. ¿Cómo surge?

La Mujer era sinónimo de no derechos, no propiedades, no ejercicio de una profesión o educación, esclavas al servicio del hombre; ahí ya estaba presente la violencia. Múltiples normas legales permitían que el hombre actuara con violencia hacia la mujer, no hay porqué negarlo, están los archivos repletos de documentos que lo corroboran, pero a mediados del siglo XX y llegando a su final florecen medidas hacia la protección del mal llamado sexo débil, el momento de iniciar un alto a los hombres que maltratan a las mujeres física y psicológicamente, dentro y fuera de su círculo familiar. El día 6 de junio de 1951 en la 34a reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el Convenio número 100 “relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor” se enciende la luz que prendería muchas velas para continuar la lucha contra la violencia hacia la mujer.

Desde los años 70 y en los países desarrollados se busca acabar con la violencia doméstica ejercida contra las mujeres, violencia que sigue presente, que no ha visto el final y que desgraciadamente es incitada con las tecnologías a nuevos niveles, aun cuando se adoptaron en gran parte de los Estados comprometidos con la terminación de la discriminación o violencia de cualquier tipo, existen todavía muchos más que no ponen nada de ello en práctica: África, India, Afganistán, países árabes, etc. continúan con aberraciones severas hacia la mujer, no se ha erradicado dejando a la mujer como una simple cosa.

Este problema es un problema social en la vida doméstica, en la vida pública que tiene vertientes en los aspectos físicos, sexuales, económicos, psicológicos, culturales, patrimoniales, y afecta en todo tipo de nivel socioeconómico, mujeres, niñas, jóvenes y hasta edad avanzada; el combate debe realizarse en grandes dimensiones, luchar para que prevalezca la cultura de la prevención, ello lo podemos hallar en la correcta educación, familiar y escolar, no dejar pasar a la impunidad que llega a tener un rol preponderantemente alto.