/ sábado 21 de abril de 2018

Hay jugadores que no se equivocan, porque no proponen nada razonable

Muchos jugadores del América nos impresionan con un juego bonito que no produce nada.

¿Cómo hablar bien del futbol mexicano, si sus cuatro grandes son un verdadero fiasco? ¡Ah! Qué bueno es el Toronto... ¿Será? ¿No será que tenemos sobrevalorados a los Tigres y al América? No, no se necesita a un equipo tan poderoso para vencer a las "Águilas" y a los "Tigres", basta enfrentarlos al Real Tampuche o al Sporting de Tamós para exhibir toda su chambonería maquillada por los comentaristas que siempre se van por la más fácil. Y lo peor es que el estúpido sistema de competencia, inventado para que los mediocres como nuestros cuatro grandes, América, Cruz Azul, Pumas y Guadalajara, aún en la situación en que se encuentran actualmente, todos ellos tienen probabilidades de coronarse. ¿O a poco porque Gudalajara le ganó a Toronto se salva de la mediocridad?, vean la posición que ocupa en la tabla... Y sin embargo, se mueve.

¿De qué nos sirven nuestros errores si no nos enseñan a conocernos mejor, si no nos sirvieran para rehacer nuestro buen juego, en vez de destrozarlo para siempre? Poco hay que comentar del juego Puebla-América, pues los tres goles poblanos fueron copia al carbón uno de los otros. Apenas se había jugado el minuto 6, y los defensas centrales y el medio de contención del América no sa habían enterado de que el juego ya había iniciado, así, capeando por el centro del área, sin estorbo alguno, el boliviano Alejandro Chumacero lanzó un fuerte tiro raso, que curiosamente fue a estrellarse al poste izquierdo del portero para recorrer toda la línea de gol para dar con el poste contrario, regresar por el mismo trayecto, para chocar con el poste que había tocado inicialmente y acabar por cruzar la línea de gol y poner adelante al Puebla uno a cero.

Tuvieron que pasar 15 minutos para que el Puebla repitiera la misma suerte. La diferencia fue que el disparo de Omar Fernández entró limpio a la puerta defendida por Marchesín que nada pudo hacer por evitar la anotación. Y, el Puebla cerró su noche de regreso al triunfo (tenía 5 juegos perdidos consecutivamente) cuando al minuto 80 Pablo González repitió el tiro de los goles anteriores, para así marcar el tercero de la noche, que fue idéntico a los otros dos, por el centro, desde la media luna, disparo fuerte raso y pegado al poste. Ya al final, justo al minuto 90 Renato Ibarra, quien produce poco para tanto que llega, se olvidó de la colectividad y, egoístamente, burló a uno, otro y otro para anotar el de la honrilla. Pésima actuación de los defensores centrales y del medio de contención, quienes permitieron tres goles frontales, concediendo toda clase de facilidades para que los poblanos volvieran a ilusionarse con la calificación.

Cerró la jornada del viernes con el encuentro entre el Atlas y las "Chivas". No podemos hablar de juveniles, pues si promediamos edades, nos resultarán unos 23 ó 24 años de edad. Todo indicaba que nuevmente las Chivas se llevarían un marcador abultado como el anterior ante "Xolos", ya que al minuto de juego, Ortega, del Atlas, ya había anotado el gol que los ponía en ventaja. Con su clásico estilo de corre y corre, ambos equipos nos sorprendieron con sus buenos dotes de resistencia aeróbica, dándonos la idea de que equivocaron al escoger su deporte, pues no les iría mal participar en los maratones.

"Chivas", copia del equipo mayor, no puede conseguir precisión a causa del acelerado movimiento que imprimen a sus acciones, no haciendo uso de los cambios de ritmo para nada. Así, vimos un primer tiempo aburrido, sin esperanza alguna de que se produjeran emociones, pues ambos equipos practicaron un futbol totalmente predecible, en el que para que se produjera un gol era necesario que se sucediera un tremendo error, o en el mejor de los casos, que se nos regalara con una jugada genial, pero ni una ni otra ocurría.

Y todo concluyó ocurriendo solo una jugada peligrosa cuando Cota rechazó en corto un tiro fuerte de Caraglio, dando la impresión de que el rechace sería alcanzado por Ortega, quien fue burlado por la rápida reacción del portero rojinegro que de un manotazo le arrebató el balón y, tan tan, todo se quedó listo para que todo el estadio puesto de pie brindara un merecido homenaje de despedida para Rafael Márquez, que hoy ha jugado su último partido en el "Jalisco". Adiós Rafa, gracias.

Muchos jugadores del América nos impresionan con un juego bonito que no produce nada.

¿Cómo hablar bien del futbol mexicano, si sus cuatro grandes son un verdadero fiasco? ¡Ah! Qué bueno es el Toronto... ¿Será? ¿No será que tenemos sobrevalorados a los Tigres y al América? No, no se necesita a un equipo tan poderoso para vencer a las "Águilas" y a los "Tigres", basta enfrentarlos al Real Tampuche o al Sporting de Tamós para exhibir toda su chambonería maquillada por los comentaristas que siempre se van por la más fácil. Y lo peor es que el estúpido sistema de competencia, inventado para que los mediocres como nuestros cuatro grandes, América, Cruz Azul, Pumas y Guadalajara, aún en la situación en que se encuentran actualmente, todos ellos tienen probabilidades de coronarse. ¿O a poco porque Gudalajara le ganó a Toronto se salva de la mediocridad?, vean la posición que ocupa en la tabla... Y sin embargo, se mueve.

¿De qué nos sirven nuestros errores si no nos enseñan a conocernos mejor, si no nos sirvieran para rehacer nuestro buen juego, en vez de destrozarlo para siempre? Poco hay que comentar del juego Puebla-América, pues los tres goles poblanos fueron copia al carbón uno de los otros. Apenas se había jugado el minuto 6, y los defensas centrales y el medio de contención del América no sa habían enterado de que el juego ya había iniciado, así, capeando por el centro del área, sin estorbo alguno, el boliviano Alejandro Chumacero lanzó un fuerte tiro raso, que curiosamente fue a estrellarse al poste izquierdo del portero para recorrer toda la línea de gol para dar con el poste contrario, regresar por el mismo trayecto, para chocar con el poste que había tocado inicialmente y acabar por cruzar la línea de gol y poner adelante al Puebla uno a cero.

Tuvieron que pasar 15 minutos para que el Puebla repitiera la misma suerte. La diferencia fue que el disparo de Omar Fernández entró limpio a la puerta defendida por Marchesín que nada pudo hacer por evitar la anotación. Y, el Puebla cerró su noche de regreso al triunfo (tenía 5 juegos perdidos consecutivamente) cuando al minuto 80 Pablo González repitió el tiro de los goles anteriores, para así marcar el tercero de la noche, que fue idéntico a los otros dos, por el centro, desde la media luna, disparo fuerte raso y pegado al poste. Ya al final, justo al minuto 90 Renato Ibarra, quien produce poco para tanto que llega, se olvidó de la colectividad y, egoístamente, burló a uno, otro y otro para anotar el de la honrilla. Pésima actuación de los defensores centrales y del medio de contención, quienes permitieron tres goles frontales, concediendo toda clase de facilidades para que los poblanos volvieran a ilusionarse con la calificación.

Cerró la jornada del viernes con el encuentro entre el Atlas y las "Chivas". No podemos hablar de juveniles, pues si promediamos edades, nos resultarán unos 23 ó 24 años de edad. Todo indicaba que nuevmente las Chivas se llevarían un marcador abultado como el anterior ante "Xolos", ya que al minuto de juego, Ortega, del Atlas, ya había anotado el gol que los ponía en ventaja. Con su clásico estilo de corre y corre, ambos equipos nos sorprendieron con sus buenos dotes de resistencia aeróbica, dándonos la idea de que equivocaron al escoger su deporte, pues no les iría mal participar en los maratones.

"Chivas", copia del equipo mayor, no puede conseguir precisión a causa del acelerado movimiento que imprimen a sus acciones, no haciendo uso de los cambios de ritmo para nada. Así, vimos un primer tiempo aburrido, sin esperanza alguna de que se produjeran emociones, pues ambos equipos practicaron un futbol totalmente predecible, en el que para que se produjera un gol era necesario que se sucediera un tremendo error, o en el mejor de los casos, que se nos regalara con una jugada genial, pero ni una ni otra ocurría.

Y todo concluyó ocurriendo solo una jugada peligrosa cuando Cota rechazó en corto un tiro fuerte de Caraglio, dando la impresión de que el rechace sería alcanzado por Ortega, quien fue burlado por la rápida reacción del portero rojinegro que de un manotazo le arrebató el balón y, tan tan, todo se quedó listo para que todo el estadio puesto de pie brindara un merecido homenaje de despedida para Rafael Márquez, que hoy ha jugado su último partido en el "Jalisco". Adiós Rafa, gracias.