/ sábado 7 de diciembre de 2019

Historia social de la cannabis

En la colaboración anterior a este tema realicé apuntes sobre el mundo de la cannabis sativa, mejor conocida en nuestro país como la mariguana...

Que giraron sobre aristas científicas, jurídicas, y sus repercusiones en el organismo de quien consume esta droga; que muy pronto será debatida por la asamblea del Distrito Federal para que se legalice su consumo en la capital del país. Sin embargo creo que se puede hacer un enfoque que vaya más bien dirigido a desarrollar el contexto social e histórico que representó el consumo del cannabis en la década de los 70 en nuestro país.

No creo que se incurra en una falta de respeto al elaborar argumentaciones dirigidas a lo que pienso sobre el fenómeno sociológico que la mariguana vivió en nuestro país durante la época en que se disparó su consumo, preferentemente por los sectores juveniles que estaban estrechamente vinculados con la cultura de la reivindicación, la protesta social, y sobre todo, en asimilar conductas comparadas con los modelos en que actuaban los jóvenes de otros países, preferentemente de Europa y Estados Unidos, que fueron simpatizadores del movimiento hippie, al que mucho debe todas las conquistas que se han alcanzado en materia de la paz y de la convivencia en la concordia.

Para mi generación, que actuábamos entonces en la escuela preparatoria, la aparición de la mariguana resultó un auténtico y peligroso desafío, por el que lamentablemente varios de mis compañeros fueron seducidos por esta equivocada práctica de encontrar el placer y evadirse de la realidad.

La mariguana fue sin duda uno de los símbolos del movimiento del 68, junto con la figura del Che Guevara, los Beatles y la liberación sexual; “Haz el amor y no la guerra”. La lucha social de aquellos tiempos tuvo un alto contenido cultural, donde destacaron filósofos como Herbert Marcuse, a quien Gustavo Díaz Ordaz, clasificó como “Filósofo de la destrucción”; Ernst Bloch, y sobre todo el autor de “El ser y la nada” Jean Paul Sartre, quienes se convirtieron en referentes fundamentales para proyectar una sociedad diferente a la que se nos ofrecía. Fueron los tiempos de romper el establishment.

Las manifestaciones juveniles se expandieron por todo el mundo como un fenómeno viral, expresándose a través de grafitis (que hoy forma una de las partes importantes de la sub cultura del Hip Hop) fueron elocuentes: “La imaginación al poder”, “Seamos realistas pidamos lo imposible” lo que generó prácticamente un descontento generalizado contra el mundo capitalista, pero también lo hizo contra el socialismo que en aquellos tiempos existían. Daniel Cohn-Bendit, (Dany el rojo), líder de la rebelión francesa redactó un texto que denominó “El izquierdismo, remedio a la enfermedad senil del comunismo”.

Entre los acontecimientos más espectaculares de esta época donde la mariguana irrumpió socialmente, destaca porque fue un momento de especial relevancia el festival de Woodstock, que tuvo lugar en agosto de 1969, donde se reunieron cerca de medio millón de personas, para ver a 32 grupos y solistas, entre ellos: Janis Joplin, Jimi Hendrix, nuestro Santana, The Who, Joan Báez, el motivo protestar pacíficamente contra la guerra de Vietnam, consumir mariguana y mostrarle al universo que otro mundo era posible. Sucedió un fenómeno, las estrellas de rock se convirtieron los líderes sociales, era el apogeo del movimiento hippie.

México no se quedó atrás, y tuvo su “Woodstock mexicano” tuvo lugar en Avándaro en septiembre de 1971, duró casi tres días, se reunieron cerca de 250 mil personas para escuchar entre otras bandas y artistas; a los Dug Dugs, tequila, tinta blanca, los Yaki, bandido y la división del norte, entre otros grupos y cantantes de rock. Fue un movimiento Jipiteco; y el consumo de la mariguana fue de antología.

Actualmente, lo que son las cosas, y las paradojas del destino. Ayer los que consumían esta droga eran los enemigos del sistema; hoy quienes promueven su legislación y aprobación son auténticos representantes del Status Quo, entre los que sobresale el panista Fernando Gómez Mont, de cuyo despacho salió el proyecto de ley que se discutirá este mes en la asamblea del Distrito Federal, para que se legalice el consumo de este estupefaciente. Lo que me parece incorrecto e inmoral es la argumentación neoliberal de Fernando Gómez Mont, que sostiene que si alguien quiere vender su cuerpo y alguien comprarlo puede hacerlo sin cortapisas. Piensa que es lo mismo con la mariguana, si hay consumidores, tiene que haber vendedores. Por lo pronto el lenguaraz de Vicente Fox ya se apuntó para convertirse en un próspero vendedor de marihuana y explotarla por todo el mundo, naturalmente después de haber abarrotado de la “Hierba del Demonio” a los consumidores mexicanos.

e-mail.- notario177@msn.com


En la colaboración anterior a este tema realicé apuntes sobre el mundo de la cannabis sativa, mejor conocida en nuestro país como la mariguana...

Que giraron sobre aristas científicas, jurídicas, y sus repercusiones en el organismo de quien consume esta droga; que muy pronto será debatida por la asamblea del Distrito Federal para que se legalice su consumo en la capital del país. Sin embargo creo que se puede hacer un enfoque que vaya más bien dirigido a desarrollar el contexto social e histórico que representó el consumo del cannabis en la década de los 70 en nuestro país.

No creo que se incurra en una falta de respeto al elaborar argumentaciones dirigidas a lo que pienso sobre el fenómeno sociológico que la mariguana vivió en nuestro país durante la época en que se disparó su consumo, preferentemente por los sectores juveniles que estaban estrechamente vinculados con la cultura de la reivindicación, la protesta social, y sobre todo, en asimilar conductas comparadas con los modelos en que actuaban los jóvenes de otros países, preferentemente de Europa y Estados Unidos, que fueron simpatizadores del movimiento hippie, al que mucho debe todas las conquistas que se han alcanzado en materia de la paz y de la convivencia en la concordia.

Para mi generación, que actuábamos entonces en la escuela preparatoria, la aparición de la mariguana resultó un auténtico y peligroso desafío, por el que lamentablemente varios de mis compañeros fueron seducidos por esta equivocada práctica de encontrar el placer y evadirse de la realidad.

La mariguana fue sin duda uno de los símbolos del movimiento del 68, junto con la figura del Che Guevara, los Beatles y la liberación sexual; “Haz el amor y no la guerra”. La lucha social de aquellos tiempos tuvo un alto contenido cultural, donde destacaron filósofos como Herbert Marcuse, a quien Gustavo Díaz Ordaz, clasificó como “Filósofo de la destrucción”; Ernst Bloch, y sobre todo el autor de “El ser y la nada” Jean Paul Sartre, quienes se convirtieron en referentes fundamentales para proyectar una sociedad diferente a la que se nos ofrecía. Fueron los tiempos de romper el establishment.

Las manifestaciones juveniles se expandieron por todo el mundo como un fenómeno viral, expresándose a través de grafitis (que hoy forma una de las partes importantes de la sub cultura del Hip Hop) fueron elocuentes: “La imaginación al poder”, “Seamos realistas pidamos lo imposible” lo que generó prácticamente un descontento generalizado contra el mundo capitalista, pero también lo hizo contra el socialismo que en aquellos tiempos existían. Daniel Cohn-Bendit, (Dany el rojo), líder de la rebelión francesa redactó un texto que denominó “El izquierdismo, remedio a la enfermedad senil del comunismo”.

Entre los acontecimientos más espectaculares de esta época donde la mariguana irrumpió socialmente, destaca porque fue un momento de especial relevancia el festival de Woodstock, que tuvo lugar en agosto de 1969, donde se reunieron cerca de medio millón de personas, para ver a 32 grupos y solistas, entre ellos: Janis Joplin, Jimi Hendrix, nuestro Santana, The Who, Joan Báez, el motivo protestar pacíficamente contra la guerra de Vietnam, consumir mariguana y mostrarle al universo que otro mundo era posible. Sucedió un fenómeno, las estrellas de rock se convirtieron los líderes sociales, era el apogeo del movimiento hippie.

México no se quedó atrás, y tuvo su “Woodstock mexicano” tuvo lugar en Avándaro en septiembre de 1971, duró casi tres días, se reunieron cerca de 250 mil personas para escuchar entre otras bandas y artistas; a los Dug Dugs, tequila, tinta blanca, los Yaki, bandido y la división del norte, entre otros grupos y cantantes de rock. Fue un movimiento Jipiteco; y el consumo de la mariguana fue de antología.

Actualmente, lo que son las cosas, y las paradojas del destino. Ayer los que consumían esta droga eran los enemigos del sistema; hoy quienes promueven su legislación y aprobación son auténticos representantes del Status Quo, entre los que sobresale el panista Fernando Gómez Mont, de cuyo despacho salió el proyecto de ley que se discutirá este mes en la asamblea del Distrito Federal, para que se legalice el consumo de este estupefaciente. Lo que me parece incorrecto e inmoral es la argumentación neoliberal de Fernando Gómez Mont, que sostiene que si alguien quiere vender su cuerpo y alguien comprarlo puede hacerlo sin cortapisas. Piensa que es lo mismo con la mariguana, si hay consumidores, tiene que haber vendedores. Por lo pronto el lenguaraz de Vicente Fox ya se apuntó para convertirse en un próspero vendedor de marihuana y explotarla por todo el mundo, naturalmente después de haber abarrotado de la “Hierba del Demonio” a los consumidores mexicanos.

e-mail.- notario177@msn.com