/ jueves 30 de diciembre de 2021

¡Imagínese! | En 2022, de los males…

Vaya disyuntiva que los ciudadanos deberemos enfrentar en el año que está por iniciar. El 2022 traerá una serie de retos muy importantes, aún más complicados que los que hasta ahora hemos enfrentado en los últimos dos años, solo que en poco más de cinco meses los tamaulipecos deberemos decidir el futuro político de la entidad por los próximos seis años y las opciones que nos presentan están de pensarse.

Estamos ante una lista de aspirantes que libran una encarnizada batalla al interior de sus partidos por alcanzar las candidaturas, lo que suele ser normal en esta etapa de los procesos, lo que no es normal, es que hoy, más que nunca podemos ver de manera traslúcida cómo este juego se llama alcanzar el poder, por el poder, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. En Morena-PT-PVEM-Panal ya decidieron a Américo Villarreal Anaya como su candidato, ahí “patalean” Maki Ortiz Domínguez que impugnó la decisión por razón de género y por considerar al proceso de Morena y aliados “una simulación”, al saberse con antelación quien sería el elegido y Héctor Garza González “El Guasón” que sigue enojado por no ser electo. Maki hizo carrera política en el PAN y “El Guasón” en el PRD antes de tirarse a los brazos de Morena. Pero tampoco se podría considerar al senador Américo Villarreal, como un político de “izquierda”, luego de transitar por 34 años en el PRI. Si volteamos hacia el PAN las cosas no son mejores. Ciertamente ahí van repuntando los aspirantes que, ellos sí, han estado siempre en Acción Nacional, en el caso de César Verástegui Ostos, “El Truco” que incluso fue dirigente estatal de los panistas; ni qué decir de Chucho Nader que lleva tatuada en la piel la camiseta azul y que no se la quitaría por nada, o incluso el senador Ismael García Cabeza de Vaca, que ha llegado a sus encargos públicos siempre por el PAN. Ahí el conflicto es justamente al interior de su partido, pues la alianza que buscan representar, incluyen al PRI, el otrora acérrimo rival y al PRD, ideológicamente opuesto al PAN. Hoy hay panistas que detestan aliarse con priistas y viceversa, pero la polarización que emana de Palacio Nacional no les ha dejado otra opción. “El enemigo de mi enemigo es mi amigo” aplican los panistas que ahora deberán tragar sapos y aliarse con los que tanto compitieron, al igual que los priistas a quienes no les hace mucha gracia el tema. De ganar la gubernatura, ya congraciados, panistas, priistas y perredistas deberán construir una administración plural, lo que también se ve complicado, por decir lo menos. Desde que el proceso electoral estaba en pañales, el Movimiento Ciudadano pintó su raya. Envalentonados por el reciente triunfo en Nuevo León, sus dirigentes “acordaron” la candidatura de Arturo Díez Gutiérrez, quien ya trae bajo el brazo su registro como precandidato a la gubernatura por el movimiento naranja, aun cuando él también viene del PRI, partido por el que llegó a la alcaldía de Ciudad Victoria de no muy buenos antecedentes, según cuentan los de la capital del estado. La estrategia del MC es clara, denostar a las dos grandes fuerzas políticas en conflicto y erigirse como una especie de opción “neutral”, pero las encuestas hablan de que no les alcanzaría ni siquiera para pintar con seriedad en el proceso…al menos en este momento.

No hay garantías. Para quienes piensan que si el próximo gobernador es panista continuará el “pleito” con la federación, esto dista mucho de la realidad, pues hay gobiernos de oposición que han logrado establecer una relación cordial con el presidente. Tampoco si el próximo gobierno estatal fuera de Morena hay garantías de que la federación lo respalde en todo. Tan sólo hay que ver la gran decepción que se han llevado las administraciones municipales que apostaron a la cuarta transformación y han sufrido los mismos recortes que el gobierno de AMLO les ha aplicado a todos. Ni qué decir de los gobiernos estatales de Morena, cuyas evaluaciones los ubican en el fondo de la aprobación ciudadana. Y qué tal los escándalos de Movimiento Ciudadano en Jalisco y la frivolidad al extremo en el caso de Nuevo León. Es claro que tampoco estamos preparados para una candidatura independiente porque evidentemente existe una clara ausencia de liderazgos. Por si todo esto fuera poco, la campaña que se viene no será una pelea limpia. Aún y sin un solo candidato, ya el “Caso Carmona” salpicó a varios políticos y dejó en evidencia la debilidad del proceso tamaulipeco ante acusaciones muy serias que pondrían punto final a la carrera política de algunos y en el peor de los casos ir a dar a la cárcel o cosas peores, si salen a la luz. Ojalá que este 2022 traiga bienestar, paz y tranquilidad. Los electores ya decidiremos de los males, el mejor.

E-mail: marioagamezh@hotmail.com

De males a bienes dicen que se pasa fácilmente; pero de males a males, digo yo que es más frecuentePedro Calderón de la Barca, dramaturgo y poeta español

Vaya disyuntiva que los ciudadanos deberemos enfrentar en el año que está por iniciar. El 2022 traerá una serie de retos muy importantes, aún más complicados que los que hasta ahora hemos enfrentado en los últimos dos años, solo que en poco más de cinco meses los tamaulipecos deberemos decidir el futuro político de la entidad por los próximos seis años y las opciones que nos presentan están de pensarse.

Estamos ante una lista de aspirantes que libran una encarnizada batalla al interior de sus partidos por alcanzar las candidaturas, lo que suele ser normal en esta etapa de los procesos, lo que no es normal, es que hoy, más que nunca podemos ver de manera traslúcida cómo este juego se llama alcanzar el poder, por el poder, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. En Morena-PT-PVEM-Panal ya decidieron a Américo Villarreal Anaya como su candidato, ahí “patalean” Maki Ortiz Domínguez que impugnó la decisión por razón de género y por considerar al proceso de Morena y aliados “una simulación”, al saberse con antelación quien sería el elegido y Héctor Garza González “El Guasón” que sigue enojado por no ser electo. Maki hizo carrera política en el PAN y “El Guasón” en el PRD antes de tirarse a los brazos de Morena. Pero tampoco se podría considerar al senador Américo Villarreal, como un político de “izquierda”, luego de transitar por 34 años en el PRI. Si volteamos hacia el PAN las cosas no son mejores. Ciertamente ahí van repuntando los aspirantes que, ellos sí, han estado siempre en Acción Nacional, en el caso de César Verástegui Ostos, “El Truco” que incluso fue dirigente estatal de los panistas; ni qué decir de Chucho Nader que lleva tatuada en la piel la camiseta azul y que no se la quitaría por nada, o incluso el senador Ismael García Cabeza de Vaca, que ha llegado a sus encargos públicos siempre por el PAN. Ahí el conflicto es justamente al interior de su partido, pues la alianza que buscan representar, incluyen al PRI, el otrora acérrimo rival y al PRD, ideológicamente opuesto al PAN. Hoy hay panistas que detestan aliarse con priistas y viceversa, pero la polarización que emana de Palacio Nacional no les ha dejado otra opción. “El enemigo de mi enemigo es mi amigo” aplican los panistas que ahora deberán tragar sapos y aliarse con los que tanto compitieron, al igual que los priistas a quienes no les hace mucha gracia el tema. De ganar la gubernatura, ya congraciados, panistas, priistas y perredistas deberán construir una administración plural, lo que también se ve complicado, por decir lo menos. Desde que el proceso electoral estaba en pañales, el Movimiento Ciudadano pintó su raya. Envalentonados por el reciente triunfo en Nuevo León, sus dirigentes “acordaron” la candidatura de Arturo Díez Gutiérrez, quien ya trae bajo el brazo su registro como precandidato a la gubernatura por el movimiento naranja, aun cuando él también viene del PRI, partido por el que llegó a la alcaldía de Ciudad Victoria de no muy buenos antecedentes, según cuentan los de la capital del estado. La estrategia del MC es clara, denostar a las dos grandes fuerzas políticas en conflicto y erigirse como una especie de opción “neutral”, pero las encuestas hablan de que no les alcanzaría ni siquiera para pintar con seriedad en el proceso…al menos en este momento.

No hay garantías. Para quienes piensan que si el próximo gobernador es panista continuará el “pleito” con la federación, esto dista mucho de la realidad, pues hay gobiernos de oposición que han logrado establecer una relación cordial con el presidente. Tampoco si el próximo gobierno estatal fuera de Morena hay garantías de que la federación lo respalde en todo. Tan sólo hay que ver la gran decepción que se han llevado las administraciones municipales que apostaron a la cuarta transformación y han sufrido los mismos recortes que el gobierno de AMLO les ha aplicado a todos. Ni qué decir de los gobiernos estatales de Morena, cuyas evaluaciones los ubican en el fondo de la aprobación ciudadana. Y qué tal los escándalos de Movimiento Ciudadano en Jalisco y la frivolidad al extremo en el caso de Nuevo León. Es claro que tampoco estamos preparados para una candidatura independiente porque evidentemente existe una clara ausencia de liderazgos. Por si todo esto fuera poco, la campaña que se viene no será una pelea limpia. Aún y sin un solo candidato, ya el “Caso Carmona” salpicó a varios políticos y dejó en evidencia la debilidad del proceso tamaulipeco ante acusaciones muy serias que pondrían punto final a la carrera política de algunos y en el peor de los casos ir a dar a la cárcel o cosas peores, si salen a la luz. Ojalá que este 2022 traiga bienestar, paz y tranquilidad. Los electores ya decidiremos de los males, el mejor.

E-mail: marioagamezh@hotmail.com

De males a bienes dicen que se pasa fácilmente; pero de males a males, digo yo que es más frecuentePedro Calderón de la Barca, dramaturgo y poeta español