/ jueves 27 de mayo de 2021

¡Imagínese! | Fuera máscaras

Las campañas con gran fiereza llegan a la recta final a pocos días de una elección histórica en nuestro país y premonitoria para nuestro estado de lo que ocurrirá dentro de un año, en la sucesión estatal, disputa que en los hechos vemos en esta contienda, con actores que nada tienen que ver en la elección del 6 de junio.

Ni Andrés Manuel López Obrador ni Francisco Javier García Cabeza de Vaca estarán en las boletas ni en esta ni en la próxima elección, sin embargo, son los nombres que más hemos escuchado, visto y leído durante esta campaña, por la evidente confrontación que han tenido y la lucha de poderes en Tamaulipas y que ya ha escalado a nivel nacional e internacional. Nunca antes en las tres décadas que tengo de ejercer el periodismo me había tocado ver una lucha tan intensa entre los diferentes órdenes de gobierno, con tan claros intereses políticos que evidentemente, buscan influir en el proceso electoral en puerta y en el próximo.

Escribir sobre la realidad, comentarla en los medios electrónicos, editorializar sobre nuestro entorno me ha acarreado a lo largo de estos años una enorme cantidad de críticas de la gente que me ha colgado calificativos de todo tipo, me han pintado de todos los colores y me han criticado por lo que aquí escribo o comento, es el precio que se debe pagar por el oficio. Hoy en las redes sociales predominan los calificativos, todos tienen una opinión y la vuelcan sin empacho a través de estos canales de comunicación que con poco o mucho impacto, finalmente pueden expresar lo que sienten y me parece correcto, pues entre más opiniones existan, mayor será el debate y más justo el resultado de una consulta popular, como lo son las propias elecciones.

Para quienes ejercerán su derecho al voto en esta elección, vale la pena valorar a los candidatos, más que a los partidos que representan, sus ideas, sus proyectos, sus plataformas políticas y lo que quieren hacer con el cargo que buscan, más allá de lo que en estos espacios opinemos, pues todo elector tiene criterio propio y tiene el derecho a manifestarlo con su sufragio. Hay todo un universo de más de diez opciones en cada candidatura y los intereses poco a poco se van develando, muchos candidatos se quitan las máscaras y se alían con otros, mientras que algunos más apuestan al llamado “voto útil” y se decantan por tal o cual opción, declinando en favor de candidatos u opciones diferentes a las suyas, con tal de verse favorecidos con quien puede ganar la contienda. Hasta ahí es normal y se vale. Lo que ya rebasa los límites de la prudencia, es la lucha que desde la federación se ha montado en contra del gobernador de Tamaulipas, a quien se acusa y quiere juzgar a toda prisa, antes de que terminen las campañas, pues pareciera que les urge verlo procesado y con ello generalizar entre todos quienes han gobernado Tamaulipas en las últimas décadas y de paso acarrear votos para el partido del presidente. El debate no está en si el gobernador ha cometido o no algún delito, sino en el momento que se ha escogido para llevar el proceso a toda prisa, desaforarlo, liberarle orden de aprehensión y desestabilizar a una entidad de la república, cuyo gobierno legítimo en las urnas ha ofrecido los mejores resultados a la gente en varias décadas, de nueva cuenta, no lo digo yo, ahí están los números y las estadísticas en materia de seguridad, inversión, empleo, crecimiento, etcétera, por cierto números medidos por la propia federación. No le cuadra al gobierno federal que un gobernador panista ofrezca tan buenos resultados y hasta la compra de un departamento o las propiedades de sus familiares son buen pretexto para investigarlo y procesarlo en pleno proceso electoral. No sabemos si Francisco Javier García Cabeza de Vaca sea o no culpable de los delitos de los que se le acusan, pero es una realidad que buscar bajarlo a la mala de la gubernatura en medio de un proceso electoral, es claro síntoma de intolerancia y de una manipulación que no busca otra cosa sino favorecer a Morena. Y aunque para el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, esto traerá un “efecto boomerang” y la gente votará en contra de Morena por este proceso en contra del gobernador, las implicaciones legales, electorales, judiciales y de gobernabilidad serán mucho más profundas que solo la elección en puerta. En otras palabras, lo que nos ha tocado ver en esta contienda, es apenas el inicio de una encarnizada batalla por la gubernatura el año entrante, cuyo proceso electoral, aunque tendrá otros actores, ya estará marcado por el desafuero del gobernador impulsado por la 4T y la férrea defensa que desde el estado se ha dado a su investidura constitucional. Ojalá que veamos todo el mosaico de opiniones, pero no en los medios o en las redes sociales, sino en las boletas electorales.

E-mail: marioagamezh@hotmail.com

Las campañas con gran fiereza llegan a la recta final a pocos días de una elección histórica en nuestro país y premonitoria para nuestro estado de lo que ocurrirá dentro de un año, en la sucesión estatal, disputa que en los hechos vemos en esta contienda, con actores que nada tienen que ver en la elección del 6 de junio.

Ni Andrés Manuel López Obrador ni Francisco Javier García Cabeza de Vaca estarán en las boletas ni en esta ni en la próxima elección, sin embargo, son los nombres que más hemos escuchado, visto y leído durante esta campaña, por la evidente confrontación que han tenido y la lucha de poderes en Tamaulipas y que ya ha escalado a nivel nacional e internacional. Nunca antes en las tres décadas que tengo de ejercer el periodismo me había tocado ver una lucha tan intensa entre los diferentes órdenes de gobierno, con tan claros intereses políticos que evidentemente, buscan influir en el proceso electoral en puerta y en el próximo.

Escribir sobre la realidad, comentarla en los medios electrónicos, editorializar sobre nuestro entorno me ha acarreado a lo largo de estos años una enorme cantidad de críticas de la gente que me ha colgado calificativos de todo tipo, me han pintado de todos los colores y me han criticado por lo que aquí escribo o comento, es el precio que se debe pagar por el oficio. Hoy en las redes sociales predominan los calificativos, todos tienen una opinión y la vuelcan sin empacho a través de estos canales de comunicación que con poco o mucho impacto, finalmente pueden expresar lo que sienten y me parece correcto, pues entre más opiniones existan, mayor será el debate y más justo el resultado de una consulta popular, como lo son las propias elecciones.

Para quienes ejercerán su derecho al voto en esta elección, vale la pena valorar a los candidatos, más que a los partidos que representan, sus ideas, sus proyectos, sus plataformas políticas y lo que quieren hacer con el cargo que buscan, más allá de lo que en estos espacios opinemos, pues todo elector tiene criterio propio y tiene el derecho a manifestarlo con su sufragio. Hay todo un universo de más de diez opciones en cada candidatura y los intereses poco a poco se van develando, muchos candidatos se quitan las máscaras y se alían con otros, mientras que algunos más apuestan al llamado “voto útil” y se decantan por tal o cual opción, declinando en favor de candidatos u opciones diferentes a las suyas, con tal de verse favorecidos con quien puede ganar la contienda. Hasta ahí es normal y se vale. Lo que ya rebasa los límites de la prudencia, es la lucha que desde la federación se ha montado en contra del gobernador de Tamaulipas, a quien se acusa y quiere juzgar a toda prisa, antes de que terminen las campañas, pues pareciera que les urge verlo procesado y con ello generalizar entre todos quienes han gobernado Tamaulipas en las últimas décadas y de paso acarrear votos para el partido del presidente. El debate no está en si el gobernador ha cometido o no algún delito, sino en el momento que se ha escogido para llevar el proceso a toda prisa, desaforarlo, liberarle orden de aprehensión y desestabilizar a una entidad de la república, cuyo gobierno legítimo en las urnas ha ofrecido los mejores resultados a la gente en varias décadas, de nueva cuenta, no lo digo yo, ahí están los números y las estadísticas en materia de seguridad, inversión, empleo, crecimiento, etcétera, por cierto números medidos por la propia federación. No le cuadra al gobierno federal que un gobernador panista ofrezca tan buenos resultados y hasta la compra de un departamento o las propiedades de sus familiares son buen pretexto para investigarlo y procesarlo en pleno proceso electoral. No sabemos si Francisco Javier García Cabeza de Vaca sea o no culpable de los delitos de los que se le acusan, pero es una realidad que buscar bajarlo a la mala de la gubernatura en medio de un proceso electoral, es claro síntoma de intolerancia y de una manipulación que no busca otra cosa sino favorecer a Morena. Y aunque para el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, esto traerá un “efecto boomerang” y la gente votará en contra de Morena por este proceso en contra del gobernador, las implicaciones legales, electorales, judiciales y de gobernabilidad serán mucho más profundas que solo la elección en puerta. En otras palabras, lo que nos ha tocado ver en esta contienda, es apenas el inicio de una encarnizada batalla por la gubernatura el año entrante, cuyo proceso electoral, aunque tendrá otros actores, ya estará marcado por el desafuero del gobernador impulsado por la 4T y la férrea defensa que desde el estado se ha dado a su investidura constitucional. Ojalá que veamos todo el mosaico de opiniones, pero no en los medios o en las redes sociales, sino en las boletas electorales.

E-mail: marioagamezh@hotmail.com