/ jueves 6 de mayo de 2021

¡Imagínese! | Malos candidatos

A veces realmente dan ganas de ponerse a llorar. El panorama político actual no da para más, las campañas son un mar de lugares comunes en donde los candidatos de prácticamente todos los colores, olores y sabores (muy pocos se salvan) se van hundiendo en su mediocridad, buscando a toda costa, casi a gritos, exigiendo, diría yo, el voto al ciudadano de a pie, a quien solo le dicen lo que quieren escuchar, pero no hay propuestas, más allá de las simplicidades de siempre, o si las hay, no hablan de cómo las harían una realidad.

Luego están los candidatos que prometen sin ton ni son, sin la más mínima idea siquiera de las responsabilidades que podrían llegar a tomar si ejercen el cargo para el cual están compitiendo. No hay convicción de ideales, no hay arraigo de partido, no se sigue una doctrina política, mucho menos podríamos esperar que de perdido estén capacitados para el cargo público que piensan ejercer.

No soy abogado, pero uno bueno nos podría ilustrar más, pero antaño, recuerdo que, para ser diputado, se tenía que ser abogado si de lo que se trata es de ir a hacer o cambiar leyes, si se trataba de un cargo de obra pública ingenieros, arquitectos, o si de finanzas se trata pues contadores o administradores, incluso con cierto límite de edad para que, a la par de la profesión, fuera la madurez de la persona, quien podría aportar mucho más a su trabajo. En cambio, hoy en día tenemos futbolistas, clavadistas, actores, actrices, luchadores y, como, en el caso de Tampico, hasta conductoras de televisión, como candidatos. Sin ninguna experiencia de cargo público alguno ni mucho menos una idea clara de qué es lo que quieren para su distrito, para su ciudad o para su país, pues al final, si de legisladores se trata, se cargarán a las indicaciones “de arriba” y serán expertos en iniciativas que no hicieron, en levantar el dedo y respaldar a su fracción parlamentaria. No quiero ni pensar lo que ocurriría si alguno de ellos logra alcanzar una presidencia municipal. Estaríamos ante un desastre similar al que vive el estado de Morelos con su gobernador, o el caso de Ciudad Victoria con su alcalde con licencia, que, a pesar de ser médico, su gestión fue un desastre que está arrastrando al partido que lo postuló, con todo y que ya lo sacaron del cargo. Por eso es tan importante conocer el bagaje de cada candidato, su formación escolar, política y su experiencia en cargos públicos, sus resultados, pues, para poder votar de manera informada y no lamentarse después por haber votado por quien bailó mejor en la campaña, por quien hizo más chistes o simplemente porque sale en la tele. Están para llorar.

NEGLIGENCIA MÁS CORRUPCIÓN IGUAL A TRAGEDIA

La tragedia del transporte colectivo Metro en la Ciudad de México es, de nueva cuenta, la misma historia que todos conocemos, la fórmula de la corrupción de los gobiernos que sumada a la negligencia y la indolencia de quienes hacen las obras, ofrece siempre el mismo resultado: la tragedia. Sucedió en la capital del país y parece haberle costado ya su futuro político a Marcelo Ebrard. Poco consuelo para los centenares de deudos y heridos, en una historia que nos hace recordar a nivel local lo que ocurre con las inundaciones, cuando la pésima planeación y la corrupción que permite el establecimiento de fraccionamientos habitacionales en lugares en donde no deberían estar, o la terrible idea de rellenar nuestras lagunas y cuerpos de agua, nos llevan a la tragedia de que después, con las suficientes lluvias (hoy tan deseadas ante la sequía) dejan colonias enteras bajo el agua, entre muchos ejemplos más, solo que aquí jamás hay un responsable, un culpable o a quién fincarle una responsabilidad penal por los hechos; reina la impunidad.

SIN AGUA… SIN RESPONSABILIDADES

Si la austeridad de la Cuarta Transformación eliminó, por la vía de sus diputados federales, el presupuesto para la Comisión Nacional del Agua y con ello la eventual solución para el desabasto de agua potable en la zona conurbada del sur de Tamaulipas, la solución no parece venir de una federación que no escucha los reclamos de la gente, de las autoridades municipales como Tampico que sin tener obligación alguna pone cuatro millones de pesos o del Estado y las Comapas que trabajan duro en la instalación de costaleras, como un grito desesperado para evitar que se filtre el agua de mar, ni qué decir de los reclamos del empresariado y los diferentes sectores que exigen una pronta respuesta, pero en el Gobierno federal, simplemente no escuchan o no tienen la voluntad política para dar una pronta respuesta. Si la razón de no atender o siquiera escuchar son los tiempos electorales, eso se llama mezquindad.

E-mail: marioagamezh@hotmail.com

A veces realmente dan ganas de ponerse a llorar. El panorama político actual no da para más, las campañas son un mar de lugares comunes en donde los candidatos de prácticamente todos los colores, olores y sabores (muy pocos se salvan) se van hundiendo en su mediocridad, buscando a toda costa, casi a gritos, exigiendo, diría yo, el voto al ciudadano de a pie, a quien solo le dicen lo que quieren escuchar, pero no hay propuestas, más allá de las simplicidades de siempre, o si las hay, no hablan de cómo las harían una realidad.

Luego están los candidatos que prometen sin ton ni son, sin la más mínima idea siquiera de las responsabilidades que podrían llegar a tomar si ejercen el cargo para el cual están compitiendo. No hay convicción de ideales, no hay arraigo de partido, no se sigue una doctrina política, mucho menos podríamos esperar que de perdido estén capacitados para el cargo público que piensan ejercer.

No soy abogado, pero uno bueno nos podría ilustrar más, pero antaño, recuerdo que, para ser diputado, se tenía que ser abogado si de lo que se trata es de ir a hacer o cambiar leyes, si se trataba de un cargo de obra pública ingenieros, arquitectos, o si de finanzas se trata pues contadores o administradores, incluso con cierto límite de edad para que, a la par de la profesión, fuera la madurez de la persona, quien podría aportar mucho más a su trabajo. En cambio, hoy en día tenemos futbolistas, clavadistas, actores, actrices, luchadores y, como, en el caso de Tampico, hasta conductoras de televisión, como candidatos. Sin ninguna experiencia de cargo público alguno ni mucho menos una idea clara de qué es lo que quieren para su distrito, para su ciudad o para su país, pues al final, si de legisladores se trata, se cargarán a las indicaciones “de arriba” y serán expertos en iniciativas que no hicieron, en levantar el dedo y respaldar a su fracción parlamentaria. No quiero ni pensar lo que ocurriría si alguno de ellos logra alcanzar una presidencia municipal. Estaríamos ante un desastre similar al que vive el estado de Morelos con su gobernador, o el caso de Ciudad Victoria con su alcalde con licencia, que, a pesar de ser médico, su gestión fue un desastre que está arrastrando al partido que lo postuló, con todo y que ya lo sacaron del cargo. Por eso es tan importante conocer el bagaje de cada candidato, su formación escolar, política y su experiencia en cargos públicos, sus resultados, pues, para poder votar de manera informada y no lamentarse después por haber votado por quien bailó mejor en la campaña, por quien hizo más chistes o simplemente porque sale en la tele. Están para llorar.

NEGLIGENCIA MÁS CORRUPCIÓN IGUAL A TRAGEDIA

La tragedia del transporte colectivo Metro en la Ciudad de México es, de nueva cuenta, la misma historia que todos conocemos, la fórmula de la corrupción de los gobiernos que sumada a la negligencia y la indolencia de quienes hacen las obras, ofrece siempre el mismo resultado: la tragedia. Sucedió en la capital del país y parece haberle costado ya su futuro político a Marcelo Ebrard. Poco consuelo para los centenares de deudos y heridos, en una historia que nos hace recordar a nivel local lo que ocurre con las inundaciones, cuando la pésima planeación y la corrupción que permite el establecimiento de fraccionamientos habitacionales en lugares en donde no deberían estar, o la terrible idea de rellenar nuestras lagunas y cuerpos de agua, nos llevan a la tragedia de que después, con las suficientes lluvias (hoy tan deseadas ante la sequía) dejan colonias enteras bajo el agua, entre muchos ejemplos más, solo que aquí jamás hay un responsable, un culpable o a quién fincarle una responsabilidad penal por los hechos; reina la impunidad.

SIN AGUA… SIN RESPONSABILIDADES

Si la austeridad de la Cuarta Transformación eliminó, por la vía de sus diputados federales, el presupuesto para la Comisión Nacional del Agua y con ello la eventual solución para el desabasto de agua potable en la zona conurbada del sur de Tamaulipas, la solución no parece venir de una federación que no escucha los reclamos de la gente, de las autoridades municipales como Tampico que sin tener obligación alguna pone cuatro millones de pesos o del Estado y las Comapas que trabajan duro en la instalación de costaleras, como un grito desesperado para evitar que se filtre el agua de mar, ni qué decir de los reclamos del empresariado y los diferentes sectores que exigen una pronta respuesta, pero en el Gobierno federal, simplemente no escuchan o no tienen la voluntad política para dar una pronta respuesta. Si la razón de no atender o siquiera escuchar son los tiempos electorales, eso se llama mezquindad.

E-mail: marioagamezh@hotmail.com