/ domingo 28 de junio de 2020

Iridiscencias | Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti (1829 -1862), conocida también como Lizzie Siddal, fue una modelo británica cuya belleza le convirtió en la preferida de los pintores integrantes de la Hermandad Prerrafaelita —grupo de artistas jóvenes que se dedicaba a pintar temas bíblicos y leyenda medievales, y que se adentraban a la corriente del Romanticismo—, muy especialmente, del afamado pintor Dante Gabriel Rossetti con quien posteriormente se casó y llegó a ser el amor de su vida y.… de su muerte.

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti conocida como Lizzie Siddal, también fue una excelente poeta, demostrando además un gran talento en el arte de la pintura; arte que fue desarrollando por lo influencia que su esposo Rossetti, ejercía en ella. Algunos de sus cuadros y de sus poemas, fueron motivo de una crítica muy favorable, aunque el machismo de la época —victoriana—, no supo darles el verdadero lugar a sus inquietudes artísticas —tanto pictóricas como poéticas—, como también se las negaron a otras brillantes mujeres de la época.

Sus poemas eran tristes, y reflejaban su melancolía ante las frecuentes infidelidades de su marido con mujeres más jóvenes que ella, e incluso, le fue infiel con la esposa de uno de sus socios. En febrero de 1863, con una sobredosis de láudano se suicidó en su casa de Chatham Place cuando apenas contaba con 34 años de edad.

Poemas inéditos, —publicados después de su muerte—, fueron enterrados con ella por el mismo esposo Rossetti, quien los escondió en su ataúd, y que, siete años después, a punto de perder la vista y, arrepentido, obtuvo el permiso para la exhumación del cuerpo y publicar posteriormente los poemas.

Sus poemas de estilo gótico —propios de la corriente artística de la Hermandad Prerrafaelita—, eran tristes, y reflejaban una gran melancolía; baladas tristes que trataban de amores truncados, o no correspondidos. En su poema “Agotada” se puede adivinar el porqué de su tristeza.

Tus fuertes brazos me rodean, Mi cabello se enamora de tus hombros; Lentas palabras de consuelo caen sobre mí, Sin embargo, mi corazón no tiene descanso.

Porque solo una cosa trémula queda de mí, Que jamás podrá ser algo, Salvo un pájaro de alas rotas Huyendo en vano de ti.

No puedo darte el amor Que ya no es mío, El amor que me golpeó y derribó Sobre la nieve cegadora.

Solo puedo darte un corazón herido Y unos ojos agotados por el dolor, Una boca perdida no puede sonreír, Y tal vez ya nunca vuelva a reír.

Pero rodéame con tus brazos, amor, Hasta que el sueño me arrebate; Entonces déjame, no digas adiós, Salvo si despierto, envuelta en llanto.

La muerte de una hija prematura aumentó su melancolía: se pasaba horas meciendo la cuna que le tenía destinada. Cuenta la leyenda urbana que, en ocasiones, se veía a su fantasma meciendo una cuna.

En cuanto a su actividad como modelo, de todos los cuadros en la que ella posó, el más conocido lo es sin duda, el de John Everett Millais, en donde representa a la protagonista de la obra de Shakespeare, “Ofelia”, la enamorada de Hamlet. “Ofelia” —mentalmente afectada por las tragedias que le acontecieron— muere ahogada al caer accidentalmente a un río por tratar de tomar unas flores de un árbol. Poco a poco se fue sumergiendo con los brazos abiertos y rodeada de flores en las profundidades del río. Millais muestra con gran minuciosidad la colorida flora —descrita en la obra— que rodea a la serena figura de la protagonista. La elaboración del cuadro por poco le cuesta la vida a Siddal. El pintor, para dar ambientación a la obra, hizo que la modelo se introdujera durante varias horas en una bañera y que, —por ser invierno—, mandó colocar velas para que entibiara el agua. Fue tal la concentración del pintor y el posicionamiento de la modelo, que no se dieron cuenta —ninguno de los dos—, que la velas se habían apagado, situación que le provocó a la modelo una fuerte neumonía y casi le cuesta la vida. La familia de Siddal demandó al pintor para que pagara los gastos de la curación.

Como la brisa que la sangre orea

sobre el oscuro campo de batalla,

cargada de perfumes y armonías

en el silencio de la noche vaga,

símbolo de dolor y la ternura,

del bardo inglés en el terrible drama, la dulce Ofelia, la razón perdida,

cogiendo flores y cantando pasa.

Gustavo Adolfo Bécquer

El cuadro en sí, evoca la realidad de Siddal; la belleza, la locura del desamor y el desenlace de una tragedia. A la exhumación de sus restos se le llamó “La exhumación de Ofelia”.

Recordar a Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti nos hace recordar la “Ofelia” de Shakespeare.

Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Highgate y actualmente reposa junto con los de su esposo y su familia, quienes, en vida, Siddal, no les era plenamente aceptada… pero ahora… tendrán que resignarse.

arturomeza44@hotmail.com

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti (1829 -1862), conocida también como Lizzie Siddal, fue una modelo británica cuya belleza le convirtió en la preferida de los pintores integrantes de la Hermandad Prerrafaelita —grupo de artistas jóvenes que se dedicaba a pintar temas bíblicos y leyenda medievales, y que se adentraban a la corriente del Romanticismo—, muy especialmente, del afamado pintor Dante Gabriel Rossetti con quien posteriormente se casó y llegó a ser el amor de su vida y.… de su muerte.

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti conocida como Lizzie Siddal, también fue una excelente poeta, demostrando además un gran talento en el arte de la pintura; arte que fue desarrollando por lo influencia que su esposo Rossetti, ejercía en ella. Algunos de sus cuadros y de sus poemas, fueron motivo de una crítica muy favorable, aunque el machismo de la época —victoriana—, no supo darles el verdadero lugar a sus inquietudes artísticas —tanto pictóricas como poéticas—, como también se las negaron a otras brillantes mujeres de la época.

Sus poemas eran tristes, y reflejaban su melancolía ante las frecuentes infidelidades de su marido con mujeres más jóvenes que ella, e incluso, le fue infiel con la esposa de uno de sus socios. En febrero de 1863, con una sobredosis de láudano se suicidó en su casa de Chatham Place cuando apenas contaba con 34 años de edad.

Poemas inéditos, —publicados después de su muerte—, fueron enterrados con ella por el mismo esposo Rossetti, quien los escondió en su ataúd, y que, siete años después, a punto de perder la vista y, arrepentido, obtuvo el permiso para la exhumación del cuerpo y publicar posteriormente los poemas.

Sus poemas de estilo gótico —propios de la corriente artística de la Hermandad Prerrafaelita—, eran tristes, y reflejaban una gran melancolía; baladas tristes que trataban de amores truncados, o no correspondidos. En su poema “Agotada” se puede adivinar el porqué de su tristeza.

Tus fuertes brazos me rodean, Mi cabello se enamora de tus hombros; Lentas palabras de consuelo caen sobre mí, Sin embargo, mi corazón no tiene descanso.

Porque solo una cosa trémula queda de mí, Que jamás podrá ser algo, Salvo un pájaro de alas rotas Huyendo en vano de ti.

No puedo darte el amor Que ya no es mío, El amor que me golpeó y derribó Sobre la nieve cegadora.

Solo puedo darte un corazón herido Y unos ojos agotados por el dolor, Una boca perdida no puede sonreír, Y tal vez ya nunca vuelva a reír.

Pero rodéame con tus brazos, amor, Hasta que el sueño me arrebate; Entonces déjame, no digas adiós, Salvo si despierto, envuelta en llanto.

La muerte de una hija prematura aumentó su melancolía: se pasaba horas meciendo la cuna que le tenía destinada. Cuenta la leyenda urbana que, en ocasiones, se veía a su fantasma meciendo una cuna.

En cuanto a su actividad como modelo, de todos los cuadros en la que ella posó, el más conocido lo es sin duda, el de John Everett Millais, en donde representa a la protagonista de la obra de Shakespeare, “Ofelia”, la enamorada de Hamlet. “Ofelia” —mentalmente afectada por las tragedias que le acontecieron— muere ahogada al caer accidentalmente a un río por tratar de tomar unas flores de un árbol. Poco a poco se fue sumergiendo con los brazos abiertos y rodeada de flores en las profundidades del río. Millais muestra con gran minuciosidad la colorida flora —descrita en la obra— que rodea a la serena figura de la protagonista. La elaboración del cuadro por poco le cuesta la vida a Siddal. El pintor, para dar ambientación a la obra, hizo que la modelo se introdujera durante varias horas en una bañera y que, —por ser invierno—, mandó colocar velas para que entibiara el agua. Fue tal la concentración del pintor y el posicionamiento de la modelo, que no se dieron cuenta —ninguno de los dos—, que la velas se habían apagado, situación que le provocó a la modelo una fuerte neumonía y casi le cuesta la vida. La familia de Siddal demandó al pintor para que pagara los gastos de la curación.

Como la brisa que la sangre orea

sobre el oscuro campo de batalla,

cargada de perfumes y armonías

en el silencio de la noche vaga,

símbolo de dolor y la ternura,

del bardo inglés en el terrible drama, la dulce Ofelia, la razón perdida,

cogiendo flores y cantando pasa.

Gustavo Adolfo Bécquer

El cuadro en sí, evoca la realidad de Siddal; la belleza, la locura del desamor y el desenlace de una tragedia. A la exhumación de sus restos se le llamó “La exhumación de Ofelia”.

Recordar a Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti nos hace recordar la “Ofelia” de Shakespeare.

Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Highgate y actualmente reposa junto con los de su esposo y su familia, quienes, en vida, Siddal, no les era plenamente aceptada… pero ahora… tendrán que resignarse.

arturomeza44@hotmail.com