/ domingo 23 de febrero de 2020

Iridiscencias | Esas pequeñas cosas...inútiles

Cuántos apegos a esas pequeñas cosas; cosas que encuentran refugio —como dice Serrat— en algún papel… en algún rincón… o en algún cajón.

Esos nuestros libros… esas nuestras fotos… esa pequeña figura de madera o porcelana que alguien nos regaló; ese oportuno aliento de quien nos lo escribió. No por ser numerosas y de incompresible utilidad —para otros—, el tiempo les hará perder su valor.

Esas pequeñas cosas que cobijan un tiempo, que guardan un sonido, que esconden algún secreto… quizás, con suerte, encontrarán nuevos refugios; aunque mucho me temo que su futura morada… será el abrigo del desdén…, el asilo del olvido… el desamparo.

Pequeñas cosas que atrapan momentos; pequeñas cosas que en su silencio yacen historias de mis protagonismos; pequeñas cosas que avivan recuerdos; pequeñas cosas que, cuando algo te entristece, te hacen olvidar. Inservibles… tal vez, pero… ¿para quién? Acaso… ¿recordar no es vivir?

Cómo recuerdo a mi viejo que hacía de esas pequeñas cosas su más preciado tesoro; su vieja tarjeta que en su arrugado papel revelaba las fechas y hora del nacimiento de cada uno de sus once hijos; las añejas fotografías de sus padres; viejas cartas de mi madre; cartas de sus hijos; antiguos y ya inservibles —pero no para él— regalos… y… muchas, muchas cosas más.

Ahora, al igual que mi padre, doy refugio a similares recuerdos… la mayoría de mi exclusiva utilidad… sí, solo para mí; mucho temo de su futuro, de su utilidad, de su destino. Pero mientras aún esté “aquí”, estarán conmigo, bajo el cuidado de mi necesidad de vivir o revivir gratos momentos que merecen ser recordados… aunque sean sólo para mí… después… Dios dirá.

arturomeza44@hotmail.com

A mis libros, a mis recortes,

a mis fotos,

a las cartas de mi padre,

a esas pequeñas cosas.

Uno se cree

Que las mató

El tiempo y la ausencia

Pero su tren

Vendió boleto

De ida y vuelta

Son aquellas pequeñas cosas

Que nos dejó un tiempo de rosas

En un rincón

En un papel

O en un cajón

Como un ladrón

Te acechan detrás

De la puerta

Te tienen tan

A su merced

Como hojas muertas

Que el viento arrastra allá o aquí

Que te sonríen tristes y

Nos hacen que Lloremos cuando

Nadie nos ve

Compositor: Juan Manuel Serrat

Cuántos apegos a esas pequeñas cosas; cosas que encuentran refugio —como dice Serrat— en algún papel… en algún rincón… o en algún cajón.

Esos nuestros libros… esas nuestras fotos… esa pequeña figura de madera o porcelana que alguien nos regaló; ese oportuno aliento de quien nos lo escribió. No por ser numerosas y de incompresible utilidad —para otros—, el tiempo les hará perder su valor.

Esas pequeñas cosas que cobijan un tiempo, que guardan un sonido, que esconden algún secreto… quizás, con suerte, encontrarán nuevos refugios; aunque mucho me temo que su futura morada… será el abrigo del desdén…, el asilo del olvido… el desamparo.

Pequeñas cosas que atrapan momentos; pequeñas cosas que en su silencio yacen historias de mis protagonismos; pequeñas cosas que avivan recuerdos; pequeñas cosas que, cuando algo te entristece, te hacen olvidar. Inservibles… tal vez, pero… ¿para quién? Acaso… ¿recordar no es vivir?

Cómo recuerdo a mi viejo que hacía de esas pequeñas cosas su más preciado tesoro; su vieja tarjeta que en su arrugado papel revelaba las fechas y hora del nacimiento de cada uno de sus once hijos; las añejas fotografías de sus padres; viejas cartas de mi madre; cartas de sus hijos; antiguos y ya inservibles —pero no para él— regalos… y… muchas, muchas cosas más.

Ahora, al igual que mi padre, doy refugio a similares recuerdos… la mayoría de mi exclusiva utilidad… sí, solo para mí; mucho temo de su futuro, de su utilidad, de su destino. Pero mientras aún esté “aquí”, estarán conmigo, bajo el cuidado de mi necesidad de vivir o revivir gratos momentos que merecen ser recordados… aunque sean sólo para mí… después… Dios dirá.

arturomeza44@hotmail.com

A mis libros, a mis recortes,

a mis fotos,

a las cartas de mi padre,

a esas pequeñas cosas.

Uno se cree

Que las mató

El tiempo y la ausencia

Pero su tren

Vendió boleto

De ida y vuelta

Son aquellas pequeñas cosas

Que nos dejó un tiempo de rosas

En un rincón

En un papel

O en un cajón

Como un ladrón

Te acechan detrás

De la puerta

Te tienen tan

A su merced

Como hojas muertas

Que el viento arrastra allá o aquí

Que te sonríen tristes y

Nos hacen que Lloremos cuando

Nadie nos ve

Compositor: Juan Manuel Serrat