/ domingo 1 de agosto de 2021

Jóvenes hegelianos

Se conoce como Jóvenes Hegelianos a un grupo de filósofos que siguiendo al gran maestro, usaron su método y el cuerpo de su teoría para interpretar el mundo acorde a su peculiar manera.

Sin embargo, como siempre sucede cuando caemos en el dominio de las interpretaciones no podemos esperar visiones uniformes, así, lo único que podemos encontrar en común en este grupo de jóvenes hegelianos es poco más que su adhesión a la filosofía de Hegel.

Pero si resulta comprensible que en el ámbito ordinario de las interpretaciones existan una pluralidad de opiniones encontradas, en el caso de la filosofía hegeliana, esto resulta una legítima necesidad puesto que Hegel reclamaba para su sistema filosófico la cúspide de todos los sistemas que le precedieron.

Así, en La Fenomenología del Espíritu, también llamada ciencia de la experiencia de la conciencia, Hegel creyó resolver todos los problemas del saber, incluido el de la manera en que el saber científico es posible. Con ello Hegel creyó alcanzar la forma en la que se da el saber absoluto, en donde las simples contradicciones al seno del mismo, son solo momentos anteriores al de su pleno desenvolvimiento, por eso, si alguien llegara a manifestarle a Hegel su opinión acerca del significado de su filosofía, Hegel respondería que es correcta, y si inmediatamente después se le ofreciera otra opinión de la misma, pero en sentido contrario, volvería a decir que es correcto, porque todo lo que se diga de la filosofía hegeliana es cierto, como momentos que componen al proceso mismo de un saber absoluto, y de donde lo único verdadero es todo el movimiento de este proceso.

Pues bien, como diría el propio Hegel “dicho lo anterior de manera breve y preliminar”, el punto de quiebre entre los jóvenes hegelianos, se da entorno a la interpretación de la famosa frase de la Filosofía del Derecho de Hegel “Todo lo real es racional y todo lo racional es real” (Was vernünftig ist, das ist Wirklich; und was wirklich ist, das ist vernünftig).

En una época como la nuestra, en donde se tiene poco o ningún aprecio por las ideas, resulta difícil comprender la tremenda controversia que tal concepto hegeliano provocó en el mundo intelectual de Alemania, mas sin embargo, sucedió.

Todos los jóvenes hegelianos, convenían en que la controvertida frase debía interpretarse en el sentido de la que “la verdadera explicación de todo fenómeno era equivalente a la demostración de su necesidad lógica” Isahia Berlín dixit.

Sin embargo, su camino se bifurcaba en el énfasis que debería de dársele a los términos racional y real, para los hegelianos conservadores o de derecha, la medida de lo racional era lo real, es decir el statuo quo, de donde resultaba moralmente inaceptable desear modificar o subvertir este estado, porque ello iría en contra de la razón.

Por otro lado, para los hegelianos de izquierda, el acento debería de ponerse en lo racional, ya que para estos la realidad muchas veces deja encubiertas causas y motivos, está plagada de incoherencias y solo lo racional podría desentrañar lo sustancial bajo este mar superficial lleno de caos.

Finalmente, dentro del grupo de los jóvenes hegelianos encontramos a David Strauss, Bruno Bauer, Max Stirner, Ludwig Feuerbach, Karl Marx y Friedrich Engels, de los que el más conocido resulta ser Marx, por la influencia que ejerció en los movimientos a los que después se le asoció.

De la filosofía hegeliana de la que el marxismo es deudor, Marx dirá, que la paró de cabeza, al considerar que el error del hegelianismo, era su idealismo, lo que Marx corrigió con una visión empírica del mundo.

Marx, fue discípulo de otro de los jóvenes hegelianos, Bruno Bauer, a quien después atacara en su obra la Sagrada Familia, critica al mundo intelectual de Alemania, así mismo, será deudor de la obra de Ludwig Feuerbach, en particular, por cuanto hace en su énfasis antropológico en la explicación del fenómeno religioso, contra este, Marx lanzará su famosa onceava tesis, en la que señala, que los filósofos se han limitada a interpretar la realidad, y de lo que se trata es de transformarla, muy Ad hoc, con el énfasis puesto en la racionalidad por encima de lo fáctico puesto por los hegelianos de izquierda.

La influencia del pensamiento de Hegel llega hasta nuestros días, ya sea a través de los hegelianos de izquierda o incluso por la vía negativa de los pensadores posmodernos y posestructuralistas que fijan las coordenadas de su quehacer intelectual en la refutación de la obra Hegeliana, y es que, quiérase o no, después de Hegel, ya nada volvió a ser lo mismo.

Regeneración.

Se conoce como Jóvenes Hegelianos a un grupo de filósofos que siguiendo al gran maestro, usaron su método y el cuerpo de su teoría para interpretar el mundo acorde a su peculiar manera.

Sin embargo, como siempre sucede cuando caemos en el dominio de las interpretaciones no podemos esperar visiones uniformes, así, lo único que podemos encontrar en común en este grupo de jóvenes hegelianos es poco más que su adhesión a la filosofía de Hegel.

Pero si resulta comprensible que en el ámbito ordinario de las interpretaciones existan una pluralidad de opiniones encontradas, en el caso de la filosofía hegeliana, esto resulta una legítima necesidad puesto que Hegel reclamaba para su sistema filosófico la cúspide de todos los sistemas que le precedieron.

Así, en La Fenomenología del Espíritu, también llamada ciencia de la experiencia de la conciencia, Hegel creyó resolver todos los problemas del saber, incluido el de la manera en que el saber científico es posible. Con ello Hegel creyó alcanzar la forma en la que se da el saber absoluto, en donde las simples contradicciones al seno del mismo, son solo momentos anteriores al de su pleno desenvolvimiento, por eso, si alguien llegara a manifestarle a Hegel su opinión acerca del significado de su filosofía, Hegel respondería que es correcta, y si inmediatamente después se le ofreciera otra opinión de la misma, pero en sentido contrario, volvería a decir que es correcto, porque todo lo que se diga de la filosofía hegeliana es cierto, como momentos que componen al proceso mismo de un saber absoluto, y de donde lo único verdadero es todo el movimiento de este proceso.

Pues bien, como diría el propio Hegel “dicho lo anterior de manera breve y preliminar”, el punto de quiebre entre los jóvenes hegelianos, se da entorno a la interpretación de la famosa frase de la Filosofía del Derecho de Hegel “Todo lo real es racional y todo lo racional es real” (Was vernünftig ist, das ist Wirklich; und was wirklich ist, das ist vernünftig).

En una época como la nuestra, en donde se tiene poco o ningún aprecio por las ideas, resulta difícil comprender la tremenda controversia que tal concepto hegeliano provocó en el mundo intelectual de Alemania, mas sin embargo, sucedió.

Todos los jóvenes hegelianos, convenían en que la controvertida frase debía interpretarse en el sentido de la que “la verdadera explicación de todo fenómeno era equivalente a la demostración de su necesidad lógica” Isahia Berlín dixit.

Sin embargo, su camino se bifurcaba en el énfasis que debería de dársele a los términos racional y real, para los hegelianos conservadores o de derecha, la medida de lo racional era lo real, es decir el statuo quo, de donde resultaba moralmente inaceptable desear modificar o subvertir este estado, porque ello iría en contra de la razón.

Por otro lado, para los hegelianos de izquierda, el acento debería de ponerse en lo racional, ya que para estos la realidad muchas veces deja encubiertas causas y motivos, está plagada de incoherencias y solo lo racional podría desentrañar lo sustancial bajo este mar superficial lleno de caos.

Finalmente, dentro del grupo de los jóvenes hegelianos encontramos a David Strauss, Bruno Bauer, Max Stirner, Ludwig Feuerbach, Karl Marx y Friedrich Engels, de los que el más conocido resulta ser Marx, por la influencia que ejerció en los movimientos a los que después se le asoció.

De la filosofía hegeliana de la que el marxismo es deudor, Marx dirá, que la paró de cabeza, al considerar que el error del hegelianismo, era su idealismo, lo que Marx corrigió con una visión empírica del mundo.

Marx, fue discípulo de otro de los jóvenes hegelianos, Bruno Bauer, a quien después atacara en su obra la Sagrada Familia, critica al mundo intelectual de Alemania, así mismo, será deudor de la obra de Ludwig Feuerbach, en particular, por cuanto hace en su énfasis antropológico en la explicación del fenómeno religioso, contra este, Marx lanzará su famosa onceava tesis, en la que señala, que los filósofos se han limitada a interpretar la realidad, y de lo que se trata es de transformarla, muy Ad hoc, con el énfasis puesto en la racionalidad por encima de lo fáctico puesto por los hegelianos de izquierda.

La influencia del pensamiento de Hegel llega hasta nuestros días, ya sea a través de los hegelianos de izquierda o incluso por la vía negativa de los pensadores posmodernos y posestructuralistas que fijan las coordenadas de su quehacer intelectual en la refutación de la obra Hegeliana, y es que, quiérase o no, después de Hegel, ya nada volvió a ser lo mismo.

Regeneración.