/ miércoles 18 de abril de 2018

Jugar con fuego

Comienzan a advertirse los inconfundibles signos de un país profundamente dividido. Estamos, sin duda, ante una de las máximas pruebas del sistema político nacional. Los conflictos abundan y permanecen abiertos sin visos de que puedan cerrarse satisfactoriamente.

En estos cruciales momentos, tanto nuestros dirigentes políticos como la iniciativa privada, y las organizaciones sociales, deberían estar conscientes de que la clave para enfrentar problemas de gravísima y urgente resolución es dar respuesta a las demandas sociales y justos reclamos de la poblacion. Repito, dar respuesta a las demandas sociales y justos reclamos de la población. No es momento para saciar ambiciones personales o de grupo ni de hacer negocios a costa de las carencias y necesidades del pueblo. Tampoco es tiempo para llegar a la hoguera del poder a costa de lo que sea, ni hay sitio para las burlas y falsas promesas. Esto solamente conduce a la demagogia y el engaño, circunstancias de las que la gente, por fortuna, cada día parece estar más y más inmune.

Hoy, la función conciliatoria entendida como un medio para acercar a las partes que se enfrentan, debe aparecer de la mejor manera posible. Asimismo, debe prevalecer una visión clara de lo que son los conflictos sociales y la manera de solucionarlos con base a medidas fundamentadas en el cumplimiento jurisdiccional de las obligaciones y responsabilidades que marca la ley. Por ejemplo, la habilitación de Jaime Rodríguez ( de nombre artístico “El Bronco”), como candidato independiente, pese a comprobarse la falsificación de miles de firmas es un oprobio para el TRIFE. ¿Qué significa el premio a los tramposos y el castigo a los honestos? Marichuy no falsificó ninguna firma y eso la hizo merecedora de un reconocimiento por parte de los acomodaticios consejeros del INE, sin embargo, hasta el momento es la única eliminada. Esto solo agudiza el clima de desconfianza en las instituciones. La abundancia de conflictos sociales fortalece las posiciones irreductibles que generan el odio, el afán de destrucción del oponente, el amor propio desmedido y el falso orgullo. Por ejemplo, Carlos Slim, epítome del empresario demasiado poderoso y muy contradictorio, además de astuto como tiene que serlo para emplear el dinero ajeno, incluso crearlo para meterse en nuevas y lucrativas inversiones, defendió públicamente la construcción del nuevo aeropuerto de la CdMx. Dijo que si se detiene se detendrá el crecimiento. La cuestión es que a veces nos percatamos tarde de una cosa, que este tipo de magnates son susceptibles de invertir en operaciones desdichadas de las que luego son rescatados con recursos del erario, es decir, con dinero que procede del bolsillo de las mexicanas y los mexicanos. Recordemos Fobaproa, convertido en IPAB y blanqueado en la 57 legislatura de la Cámara de Diputados, que mantiene endeudada a varias generaciones. El señor Slim defiende, claro, sus intereses comerciales, está en su derecho, solo que pretende convencernos de lo adecuado de que los costos de construcción del nuevo aeropuerto de la CdMx se apoyen en las Afores. Oc sea, que el riesgo lo corra la población y otros se adjudiquen las ganancias. ¿Cómo la ve? Solo que se omiten los riesgos y peligros de que millones de mexicanos financien la tómbola en que está convertida nuestra economía, donde si todo sale bien conocemos quiénes son los ganones, pero si algo sale mal, sabemos quiénes la pagan.

NOTA DEL DÍA.- La coalición de Estados Unidos y sus inveterados aliados, Gran Bretaña y Francia, tiene por misión –erradicar los focos terroristas enclavados en territorio sirio, eso se dice, pero también es un aviso para advertir al globo del poderío bélico imperial.

Tanto republicanos como demócratas aposentados en la presidencia del gigante opulento utilizan la fuerza cuando la economía nacional y sus niveles de aceptación popular descienden de manera acelerada.

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, supuesto personaje antisistema, no ha dudado en utilizar las políticas del odio y el miedo para exacerbar conflictos como el de Siria, incorporado a la maquinaria del poder. Además, se maneja la imagen amenazadora de los inmigrantes latinos indocumentados para manipular a la aterrorizada opinión pública de su país y elevar sus índices de popularidad. Esto difícilmente será modificado, a excepción de que ocurra una guerra generalizada que finalmente -y espero se entienda-, no tendría un vencedor, de acuerdo al delicado equilibrio de fuerzas en que se ubica la geopolítica mundial actualmente. Sin embargo, se juega con fuego.

Comienzan a advertirse los inconfundibles signos de un país profundamente dividido. Estamos, sin duda, ante una de las máximas pruebas del sistema político nacional. Los conflictos abundan y permanecen abiertos sin visos de que puedan cerrarse satisfactoriamente.

En estos cruciales momentos, tanto nuestros dirigentes políticos como la iniciativa privada, y las organizaciones sociales, deberían estar conscientes de que la clave para enfrentar problemas de gravísima y urgente resolución es dar respuesta a las demandas sociales y justos reclamos de la poblacion. Repito, dar respuesta a las demandas sociales y justos reclamos de la población. No es momento para saciar ambiciones personales o de grupo ni de hacer negocios a costa de las carencias y necesidades del pueblo. Tampoco es tiempo para llegar a la hoguera del poder a costa de lo que sea, ni hay sitio para las burlas y falsas promesas. Esto solamente conduce a la demagogia y el engaño, circunstancias de las que la gente, por fortuna, cada día parece estar más y más inmune.

Hoy, la función conciliatoria entendida como un medio para acercar a las partes que se enfrentan, debe aparecer de la mejor manera posible. Asimismo, debe prevalecer una visión clara de lo que son los conflictos sociales y la manera de solucionarlos con base a medidas fundamentadas en el cumplimiento jurisdiccional de las obligaciones y responsabilidades que marca la ley. Por ejemplo, la habilitación de Jaime Rodríguez ( de nombre artístico “El Bronco”), como candidato independiente, pese a comprobarse la falsificación de miles de firmas es un oprobio para el TRIFE. ¿Qué significa el premio a los tramposos y el castigo a los honestos? Marichuy no falsificó ninguna firma y eso la hizo merecedora de un reconocimiento por parte de los acomodaticios consejeros del INE, sin embargo, hasta el momento es la única eliminada. Esto solo agudiza el clima de desconfianza en las instituciones. La abundancia de conflictos sociales fortalece las posiciones irreductibles que generan el odio, el afán de destrucción del oponente, el amor propio desmedido y el falso orgullo. Por ejemplo, Carlos Slim, epítome del empresario demasiado poderoso y muy contradictorio, además de astuto como tiene que serlo para emplear el dinero ajeno, incluso crearlo para meterse en nuevas y lucrativas inversiones, defendió públicamente la construcción del nuevo aeropuerto de la CdMx. Dijo que si se detiene se detendrá el crecimiento. La cuestión es que a veces nos percatamos tarde de una cosa, que este tipo de magnates son susceptibles de invertir en operaciones desdichadas de las que luego son rescatados con recursos del erario, es decir, con dinero que procede del bolsillo de las mexicanas y los mexicanos. Recordemos Fobaproa, convertido en IPAB y blanqueado en la 57 legislatura de la Cámara de Diputados, que mantiene endeudada a varias generaciones. El señor Slim defiende, claro, sus intereses comerciales, está en su derecho, solo que pretende convencernos de lo adecuado de que los costos de construcción del nuevo aeropuerto de la CdMx se apoyen en las Afores. Oc sea, que el riesgo lo corra la población y otros se adjudiquen las ganancias. ¿Cómo la ve? Solo que se omiten los riesgos y peligros de que millones de mexicanos financien la tómbola en que está convertida nuestra economía, donde si todo sale bien conocemos quiénes son los ganones, pero si algo sale mal, sabemos quiénes la pagan.

NOTA DEL DÍA.- La coalición de Estados Unidos y sus inveterados aliados, Gran Bretaña y Francia, tiene por misión –erradicar los focos terroristas enclavados en territorio sirio, eso se dice, pero también es un aviso para advertir al globo del poderío bélico imperial.

Tanto republicanos como demócratas aposentados en la presidencia del gigante opulento utilizan la fuerza cuando la economía nacional y sus niveles de aceptación popular descienden de manera acelerada.

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, supuesto personaje antisistema, no ha dudado en utilizar las políticas del odio y el miedo para exacerbar conflictos como el de Siria, incorporado a la maquinaria del poder. Además, se maneja la imagen amenazadora de los inmigrantes latinos indocumentados para manipular a la aterrorizada opinión pública de su país y elevar sus índices de popularidad. Esto difícilmente será modificado, a excepción de que ocurra una guerra generalizada que finalmente -y espero se entienda-, no tendría un vencedor, de acuerdo al delicado equilibrio de fuerzas en que se ubica la geopolítica mundial actualmente. Sin embargo, se juega con fuego.