/ domingo 25 de julio de 2021

Juicio a expresidentes

La proximidad de la consulta popular que pone a consideración de la ciudadanía su acuerdo o desacuerdo sobre la posibilidad de someter a investigación o juicio por crímenes que en el ejercicio de su encargo hayan cometido los expresidentes de México, ha desatado un debate nuevo en nuestro país, no solo por lo inédito que resulta que políticos poderosos puedan ser sujetos a algún tipo de rendición de cuentas, sino también por lo que atañe a la memoria histórica.

Cierto es que jurídicamente la Suprema Corte de la Nación ha determinado que por actos en el ejercicio de sus funciones los expresidentes de nuestro país no podrán ser juzgados, ya que sus acciones gozaban del fuero constitucional, a excepción de los casos considerados como traición a la patria, pero al mismo tiempo el escrutinio, transparencia y publicidad en torno a todas las decisiones políticas que durante décadas se tomaron y que determinaron el destino de millones de personas es muy importante.

¿Cuáles fueron las motivaciones, los intereses, las fobias que moldearon el México contemporáneo? ¿Qué intenciones hubo detrás de tanta irracionalidad habida en la vida pública, política y económica?, es algo que los mexicanos necesitamos y debemos saber para qué el asombro que nos produzca lo descabellado que pueda haber debajo de esa realidad subyacente a la vida política de nuestro país, nos prevenga en el futuro para que nunca más vuelva a pasar otra vez.

¿Qué genios maquiavélicos en tareas de jardineros moldearon a la sociedad mexicana sembrando aquí y podando allá, al gusto y contentillo? ¿Con qué finalidad? Más importante que decretar culpabilidades es conocer la génesis de toda esa trama en torno a la toma de esas decisiones culpables, solo así podremos construir un entramado institucional que evite o limite los daños que le pueden ocasionar los malos políticos al conjunto de la sociedad.

Solo por este hecho el ejercicio de la consulta popular a este respecto no resulta ocioso, precisamente porque cuando una sociedad descubre que los hechos precedentes a su historia son de tal forma inusitados por lo general no se halla preparada para hacerles frente y procesarlos legalmente, porque son situaciones excepcionales, sin embargo, las sociedades civilizadas nunca han renunciado a juzgar este tipo de hechos a pesar de estas dificultades procesales, por ejemplo, al término de la Segunda Guerra Mundial y ante lo monstruoso de los hechos que los aliados presenciaron y de que apenas tuvieron conocimiento hacia el final de la guerra se vieron ante la penosa situación de que no contaban con las herramientas legales para juzgar a los criminales de guerra por lo insólito de los acontecimientos, aun con esto, decidieron llevar a efecto toda una serie de acciones legales que desembocaron en los Juicios de Núremberg y en el Juicio de Eichmann en Jerusalén, entre otras cosas, por el valor pedagógico que esto podría tener y por poner en práctica el ejercicio de juzgar a aquellos miembros de una sociedad que por su posición de privilegio y encumbramiento se sienten más allá de las leyes humanas.

No obstante, para que el efecto pedagógico de la consulta pueda ser fértil en la sociedad y cumpla los propósitos de prevención hacia el futuro es indispensable se realice de manera escrupulosa, al margen de cualquier manipulación ideológica que puedan poner en entredicho sus resultados, debe efectuarse de manera fría y desapegada, con la objetividad de un Juez Justo, sin involucramientos emocionales que turbe nuestro juicio por volvernos parte interesada que predisponga un resultado previamente decidido, la participación debe ser producto de la toma de conciencia ciudadana y de un legítimo interés por esclarecer tantas cosas que ha padecido nuestro país en el pasado reciente.

De lo contrario se traerá a la vida el paradójico efecto de que la búsqueda de la verdad no reconcilie al conjunto de la sociedad, sino de que la encone una vez más, ya que los afectados podrán evadir su responsabilidad histórica detrás del subterfugio de no haber tenido acceso a un escrutinio de su paso por el poder político de forma justa. Cierto es que la verdad no dejará a todos indemnes, pero también lo es, que colocará a cada uno, en su justa realidad.

Regeneración.

La proximidad de la consulta popular que pone a consideración de la ciudadanía su acuerdo o desacuerdo sobre la posibilidad de someter a investigación o juicio por crímenes que en el ejercicio de su encargo hayan cometido los expresidentes de México, ha desatado un debate nuevo en nuestro país, no solo por lo inédito que resulta que políticos poderosos puedan ser sujetos a algún tipo de rendición de cuentas, sino también por lo que atañe a la memoria histórica.

Cierto es que jurídicamente la Suprema Corte de la Nación ha determinado que por actos en el ejercicio de sus funciones los expresidentes de nuestro país no podrán ser juzgados, ya que sus acciones gozaban del fuero constitucional, a excepción de los casos considerados como traición a la patria, pero al mismo tiempo el escrutinio, transparencia y publicidad en torno a todas las decisiones políticas que durante décadas se tomaron y que determinaron el destino de millones de personas es muy importante.

¿Cuáles fueron las motivaciones, los intereses, las fobias que moldearon el México contemporáneo? ¿Qué intenciones hubo detrás de tanta irracionalidad habida en la vida pública, política y económica?, es algo que los mexicanos necesitamos y debemos saber para qué el asombro que nos produzca lo descabellado que pueda haber debajo de esa realidad subyacente a la vida política de nuestro país, nos prevenga en el futuro para que nunca más vuelva a pasar otra vez.

¿Qué genios maquiavélicos en tareas de jardineros moldearon a la sociedad mexicana sembrando aquí y podando allá, al gusto y contentillo? ¿Con qué finalidad? Más importante que decretar culpabilidades es conocer la génesis de toda esa trama en torno a la toma de esas decisiones culpables, solo así podremos construir un entramado institucional que evite o limite los daños que le pueden ocasionar los malos políticos al conjunto de la sociedad.

Solo por este hecho el ejercicio de la consulta popular a este respecto no resulta ocioso, precisamente porque cuando una sociedad descubre que los hechos precedentes a su historia son de tal forma inusitados por lo general no se halla preparada para hacerles frente y procesarlos legalmente, porque son situaciones excepcionales, sin embargo, las sociedades civilizadas nunca han renunciado a juzgar este tipo de hechos a pesar de estas dificultades procesales, por ejemplo, al término de la Segunda Guerra Mundial y ante lo monstruoso de los hechos que los aliados presenciaron y de que apenas tuvieron conocimiento hacia el final de la guerra se vieron ante la penosa situación de que no contaban con las herramientas legales para juzgar a los criminales de guerra por lo insólito de los acontecimientos, aun con esto, decidieron llevar a efecto toda una serie de acciones legales que desembocaron en los Juicios de Núremberg y en el Juicio de Eichmann en Jerusalén, entre otras cosas, por el valor pedagógico que esto podría tener y por poner en práctica el ejercicio de juzgar a aquellos miembros de una sociedad que por su posición de privilegio y encumbramiento se sienten más allá de las leyes humanas.

No obstante, para que el efecto pedagógico de la consulta pueda ser fértil en la sociedad y cumpla los propósitos de prevención hacia el futuro es indispensable se realice de manera escrupulosa, al margen de cualquier manipulación ideológica que puedan poner en entredicho sus resultados, debe efectuarse de manera fría y desapegada, con la objetividad de un Juez Justo, sin involucramientos emocionales que turbe nuestro juicio por volvernos parte interesada que predisponga un resultado previamente decidido, la participación debe ser producto de la toma de conciencia ciudadana y de un legítimo interés por esclarecer tantas cosas que ha padecido nuestro país en el pasado reciente.

De lo contrario se traerá a la vida el paradójico efecto de que la búsqueda de la verdad no reconcilie al conjunto de la sociedad, sino de que la encone una vez más, ya que los afectados podrán evadir su responsabilidad histórica detrás del subterfugio de no haber tenido acceso a un escrutinio de su paso por el poder político de forma justa. Cierto es que la verdad no dejará a todos indemnes, pero también lo es, que colocará a cada uno, en su justa realidad.

Regeneración.