/ domingo 29 de noviembre de 2020

Kant y el Universalismo Ético

"El problema del establecimiento del estado tiene solución, incluso si es un pueblo de demonios, con tal de que tengan entendimiento". Inmmanuel Kant

La ética o filosofía moral se ha ocupado generalmente de la ética de los bienes y de los fines de la praxis humana, situada en la misma naturaleza humana y mediatamente en Dios autor de la naturaleza y fundamento "último de todo cuanto exista". Bajo este supuesto, la ética resulta un cierto tipo de conocimiento “Lo moral supone el conocimiento de Dios y del hombre y en dependencia de ambos, el conocimiento de lo que es bueno y es malo”.

Kant se opuso tajantemente a la anterior concepción teórica de la ética, en su opinión la praxis ética es algo mucho más primario e inmediato que la ciencia que nos ofrece conocimiento de los objetos y que por lo tanto, pertenece en igual medida al sabio moralista que al simple jornalero, rechazando por lo tanto, hacer depender el conocimiento ético del privilegio de ser docto frente al que no sabe.

Por otra parte, Kant se niega a hacer de Dios el fundamento de la práctica ética, puesto que no sabe si Dios existe o no. Por lo tanto, la ética de Kant será una ética autónoma, una ética que no está sujeta a un conocimiento especializado o técnico y que tiene su fundamento únicamente en el hecho de lo que hace al hombre, hombre, es decir un ser racional con la facultad de determinar los principios éticos de su propia conducta.

Kant define los Principios (éticos) prácticos como aquellas proposiciones o mandamientos que encierran una determinación universal de la voluntad a la que se subordinan diversas reglas prácticas derivadas y por ende, de menor jerarquía. Estos pueden ser subjetivos u objetivos según dependa, cuando impliquen una condición valedera solo para ti serán subjetivos, y objetivos cuando impliquen una condición valedera para todos en cuanto seres racionales.

En función de lo anterior Kant desarrolla su famoso principio de acción moral "Obra de tal manera que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta, por tu voluntad en ley universal de la naturaleza"; principio de la razón práctica, que no será deducible de los casos concretos, sino de la abstracción de la universalidad. En Kant prima un minimalismo ético, un esquematismo formalista, no le interesa dictar una serie de actuaciones sobre cómo debería de comportarse el hombre ante cada situación, sino de enseñarle a usar el instrumento, en este caso la razón, al que puede recurrir para diferenciar lo correcto sobre lo que no lo es.

Kant también distingue entre los mandamientos o imperativos hipotéticos y categóricos, los primeros son cuando se realiza una acción con vista a otra cosa, no por amor a la acción misma, sino como medio, y los segundos serán las acciones morales por excelencia, los imperativos categóricos se realizan no solo porque la acción es buena, sino porque se quiere a la acción misma.

Ahora bien, la peculiaridad de los imperativos categóricos, únicos que cumplen cabalmente con la ley moral reside en su determinación universal, abstracta y vacía, es decir, el imperativo categórico consiste en su indeterminación (objetiva). Para que pueda legislarlo todo, el imperativo categórico no ha de mandar nada en lo particular.

Kant apoya su punto de vista en dos teoremas, del primero nos dice que todos los objetos queridos o deseados, como el bien o la bondad, están precedidos por el deseo y por lo tanto son subjetivos a cada persona. El segundo consiste en que la conducta motivada por el amor propio o la felicidad, aunque es un anhelo muy humano, descansa inevitablemente en la misma facultad de desear que el primero.

La consecuencia sería obvia según kant, o no hay facultad superior al deseo para fundar la acción moral o si la hay, tiene que ser la razón en su expresión práctica quien tiene el poder para guiar a la voluntad mediante la mera fórmula de la regla práctica, de donde concluye: ¨Si un ser racional debe pensar sus máximas como leyes prácticas universales, puede solo pensarlas como principios tales que contengan el fundamento de determinación de la voluntad no según la materia, sino según la forma¨. Metafísica de las Costumbres.

Por último y como escribiera Kant, "Los ejemplos son las andaderas del juicio", todos hemos visto desfilar un ejército de lisiados; aunque la bruma de los hechos nos bloquee la visibilidad, lo que queda, cuando nada queda en situaciones límite de derrumbe moral, es la facultad de juzgar, como concluyera Hanna Arendt al escuchar la sentencia que condenó a Eichmman a la horca en Jerusalem "La Ilegitimidad de los actos inmorales, salta a la vista, a condición de que el ojo no sea ciego, y el corazón pétreo y corrupto".

"El problema del establecimiento del estado tiene solución, incluso si es un pueblo de demonios, con tal de que tengan entendimiento". Inmmanuel Kant

La ética o filosofía moral se ha ocupado generalmente de la ética de los bienes y de los fines de la praxis humana, situada en la misma naturaleza humana y mediatamente en Dios autor de la naturaleza y fundamento "último de todo cuanto exista". Bajo este supuesto, la ética resulta un cierto tipo de conocimiento “Lo moral supone el conocimiento de Dios y del hombre y en dependencia de ambos, el conocimiento de lo que es bueno y es malo”.

Kant se opuso tajantemente a la anterior concepción teórica de la ética, en su opinión la praxis ética es algo mucho más primario e inmediato que la ciencia que nos ofrece conocimiento de los objetos y que por lo tanto, pertenece en igual medida al sabio moralista que al simple jornalero, rechazando por lo tanto, hacer depender el conocimiento ético del privilegio de ser docto frente al que no sabe.

Por otra parte, Kant se niega a hacer de Dios el fundamento de la práctica ética, puesto que no sabe si Dios existe o no. Por lo tanto, la ética de Kant será una ética autónoma, una ética que no está sujeta a un conocimiento especializado o técnico y que tiene su fundamento únicamente en el hecho de lo que hace al hombre, hombre, es decir un ser racional con la facultad de determinar los principios éticos de su propia conducta.

Kant define los Principios (éticos) prácticos como aquellas proposiciones o mandamientos que encierran una determinación universal de la voluntad a la que se subordinan diversas reglas prácticas derivadas y por ende, de menor jerarquía. Estos pueden ser subjetivos u objetivos según dependa, cuando impliquen una condición valedera solo para ti serán subjetivos, y objetivos cuando impliquen una condición valedera para todos en cuanto seres racionales.

En función de lo anterior Kant desarrolla su famoso principio de acción moral "Obra de tal manera que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta, por tu voluntad en ley universal de la naturaleza"; principio de la razón práctica, que no será deducible de los casos concretos, sino de la abstracción de la universalidad. En Kant prima un minimalismo ético, un esquematismo formalista, no le interesa dictar una serie de actuaciones sobre cómo debería de comportarse el hombre ante cada situación, sino de enseñarle a usar el instrumento, en este caso la razón, al que puede recurrir para diferenciar lo correcto sobre lo que no lo es.

Kant también distingue entre los mandamientos o imperativos hipotéticos y categóricos, los primeros son cuando se realiza una acción con vista a otra cosa, no por amor a la acción misma, sino como medio, y los segundos serán las acciones morales por excelencia, los imperativos categóricos se realizan no solo porque la acción es buena, sino porque se quiere a la acción misma.

Ahora bien, la peculiaridad de los imperativos categóricos, únicos que cumplen cabalmente con la ley moral reside en su determinación universal, abstracta y vacía, es decir, el imperativo categórico consiste en su indeterminación (objetiva). Para que pueda legislarlo todo, el imperativo categórico no ha de mandar nada en lo particular.

Kant apoya su punto de vista en dos teoremas, del primero nos dice que todos los objetos queridos o deseados, como el bien o la bondad, están precedidos por el deseo y por lo tanto son subjetivos a cada persona. El segundo consiste en que la conducta motivada por el amor propio o la felicidad, aunque es un anhelo muy humano, descansa inevitablemente en la misma facultad de desear que el primero.

La consecuencia sería obvia según kant, o no hay facultad superior al deseo para fundar la acción moral o si la hay, tiene que ser la razón en su expresión práctica quien tiene el poder para guiar a la voluntad mediante la mera fórmula de la regla práctica, de donde concluye: ¨Si un ser racional debe pensar sus máximas como leyes prácticas universales, puede solo pensarlas como principios tales que contengan el fundamento de determinación de la voluntad no según la materia, sino según la forma¨. Metafísica de las Costumbres.

Por último y como escribiera Kant, "Los ejemplos son las andaderas del juicio", todos hemos visto desfilar un ejército de lisiados; aunque la bruma de los hechos nos bloquee la visibilidad, lo que queda, cuando nada queda en situaciones límite de derrumbe moral, es la facultad de juzgar, como concluyera Hanna Arendt al escuchar la sentencia que condenó a Eichmman a la horca en Jerusalem "La Ilegitimidad de los actos inmorales, salta a la vista, a condición de que el ojo no sea ciego, y el corazón pétreo y corrupto".