La existencia está constituida por innumerables avatares que tienen la fuerza de hacernos añicos como si un bate de beisbol se hubiera estrellado fuertemente contra nuestro semblante. Problemas económicos, rupturas matrimoniales y, quizás, situaciones difíciles como la muerte de un ser querido, que abre con su desaparición el camino al sufrimiento emocional, haciéndonos pensar que toda nuestra vida se fragmenta para siempre, como escribiera Alphonse Lamartine (1790-1869): “Un solo ser nos falta, y todo está despoblado”.
La vida no es perfecta, nunca se ha comportado de esa forma, quizás si lo fuera dejaría de existir la esperanza y las heroicas empresas que han fortalecido nuestro espíritu por medio de los siglos y que hacen que al conocer estas anécdotas la dejemos lejos de las palabras que Williams Shakespeare (1564-1616) pone en su personaje Macbeth, al enterarse que su esposa ha fallecido: “¡Extínguete, fugaz antorcha! ¡La vida no es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea y agita una hora por la escena, y después no se le oye más; un cuento narrado por un idiota con gran aparato, y que nada significa!”
Sólo que cuando no se tienen los recursos de contar con una paz interior vasta como un océano, miramos la vida como un objeto que creemos controlar al antojo, sin saber que igual que las mariposas multicolores que emprenden su majestuoso vuelo afanándose de transportar el polen entre las flores, sin importa que sólo cuentan con días, semanas para su tarea. Esa sería la forma de aprovechar la existencia, sin aferrarse a las cosas materiales, ni decaer cuando el cielo se torna oscuro, sino haciendo frente a la adversidad.
El Rey persa Pirro encontró a Fidias el filósofo debajo de un árbol y le dijo: “Vengo a despedirme porque me voy con el ejército a conquistar Grecia.” Fidias le contestó: Qué bien, y después de eso qué vas a hacer. -Después de conquistar Grecia pasaré por Sicilia y subiré por el Lacio. -y después qué harás, le volvió a cuestionar el sofista. -Marcharé hasta el mar y al final de la tierra conocida, habré conquistado todo y entonces descansaré. Entonces Fidias le dijo: - ¡Hombre! Si se trata de descansar, por qué no te sientas aquí conmigo debajo del árbol y comienzas a descansar, sin tanta cansada que te vas a dar recorriendo el mundo.
La misión de nuestro mundo es encontrar belleza donde pareciera no existir. Por más que hayamos pasado por un problema caótico, concéntrate en los instantes maravillosos que existen, aun conociendo que la muerte es un camino inevitable.
Presta importancia a la alegría por vivir que hace que abramos nuestra mente y corazón al caminar en perfecta libertad, gozando todo alrededor y descubriendo que a medida que gocemos de paz, nuestros pasos se vuelven más ligeros.